El Zoo de Castellar es, en cierta forma, una rareza en la provincia de Cádiz. Ubicado en una zona no excesivamente turística, en el interior de la comarca del Campo de Gibraltar, ha conseguido en el último lustro atraer a visitantes hasta convertirse en un plan muy de familias en fines de semana. Con 1.500 ejemplares, con enorme variedad, y con la idea de mantener un contacto mayor con los animales, ha conseguido reunir a alrededor de un millar de personas en los días de mayor afluencia. Hasta que llegó el covid, claro.
Javier Morales es el encargado de este espacio y explica que "íbamos bastante bien en los últimos cinco años tras ir poco a poco. Llevamos 20 años". Antes de la pandemia, "teníamos 15 compañeros entre cuidadores, biólogos, veterinarios...". Ahora, la plantilla se ha reducido. "La única forma de mantenerlo es el voluntariado y una brigada de estudiantes de prácticas de cursos homologados". Lo justo para "que estén limpios y dar de comer" a los animales.
La falta de visitas de un zoo que depende casi en exclusiva de ellas para salir adelante ha provocado una situación muy complicada. "Tenemos un fondo económico pero se está gastando. No sabemos hasta cuándo podremos tirar de él porque no tenemos ayudas". Desde que comenzó la pandemia, han sido ya "siete meses que hemos estado cerrados".
Muchos animales del zoo provienen de "lo que se rescata de las aduanas, trabajamos con autoridades como el Seprona, Policía Nacional, la Aduana de Tarifa, la de Algeciras". Estas últimas dan una pequeña "minuta anual, pero no ayuda mucho, para dar de comer a dos o tres instalaciones por dos semanas".
"Esto no es del Estado, ni está detrás una empresa grande de accionistas". Sí los tienen otros zoos que pertenecen a grandes compañías multinacionales y que tienen presencia en España. pero el de Castellar, no. Por eso, están pidiendo ayuda a la sociedad, para seguir adelante. "Lo que más necesitamos es comida. Queremos hacer ruido para que la gente sepa nuestra situación. Hasta que no abramos no podremos volver a funcionar".
"Si hipotéticamente llegara el momento de cerrar, tendríamos que pedir ayudas a otros zoos de Europa. Pero no estamos en esa situación"
En los próximos días se reunirán con la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. "El ERTE fue inevitable, pero los animales no tienen culpa ninguna de esta situación. Vivimos del público, de colegios, de grupitos de asociaciones que vienen, nada más. Si no hay público, no hay dinero".
Por ahora van tirando. "No hablamos de un caso alarmante. Si hipotéticamente llegara ese momento para cerrar, tendríamos que pedir ayuda a los zoológicos de Europa y de España" para que se hicieran cargo, pero no están en esas. Aunque las perspectivas son negras. "Gastamos miles de euros al mes. 5.000, 6.000, 7.000, eso en comida, para el mantenimiento de los animales. El problema es que esto es imprevisible, no sabemos lo que va a pasar. Preferimos incluso la comida a la donación del dinero, porque una montaña de comida nos da la solución".
Y lamenta el responsable del Zoo que "el pueblo de Castellar ha quedado arriba gracias al Zoo. Antes tenía solo el castillo, con dos o tres bares. Ahora hay 10 o 15, que van a comer después de visitar". Una vida para un pueblo conocido ya también por este atractivo. "Es lo que más visitantes trae a esta zona", sentencia Morales.
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