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300 años de la capilla salvada de la ruina que prefiguró la unión entre Villafranca y Los Palacios

La Hermandad del Gran Poder, que tiene su sede en este templo cuya primera edificación se terminó en 1725, conmemora la efeméride después de cambiar su histórica procesión del Viernes Santo por el Miércoles

Parte de la junta directiva posa con el carpintero religioso Gonzálvez en una capilla de la Aurora totalmente remozada.
Parte de la junta directiva posa con el carpintero religioso Gonzálvez en una capilla de la Aurora totalmente remozada. MANU GARCÍA
06 de febrero de 2025 a las 19:48h

Han cambiado muchas cosas en muy poco tiempo, y la Hermandad del Gran Poder y Nuestra Señora de la Soledad de Los Palacios y Villafranca, que había sido en muchos momentos la más populosa de este municipio del Bajo Guadalquivir, lo subraya ahora con la solemnidad que confieren los centenarios.

En este caso, el tercero de la primera edificación de la capilla que hace poco más de una década presentaba la peor de sus caras porque la desidia y la polilla se habían aliado para devastarle el artesonado, el retablo de su altar decimonónico y unos viejos muros descalichados que sembraron la mayor de las preocupaciones incluso en el cronista oficial de la villa, Antonio Cruzado, fallecido el pasado día de Navidad y que entonces se echó las manos a la cabeza por la precipitación de acontecimientos en una capilla hundida, entre otras razones porque él sí era consciente de la importancia cultural, social y patrimonial que el templo había encerrado en casi tres siglos de historia local. 

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Gonzálvez, el restaurador del artesonado, y varios miembros de la junta de gobierno posan en la puerta del templo, que luce engalanado para esta efeméride de tres siglos.  MANU GARCÍA

Incluso se conformó una plataforma cultural para la recuperación del retablo de la Aurora, pero probablemente fue tarde en el seno de una corporación cofrade que, desde entonces, no hizo sino perder, además, hermanos y sobre todo nazarenos porque no atinaba con el momento idóneo para una procesión de Semana Santa que desde siempre había tenido lugar durante la mañana del Viernes Santo, que había pasado muchos años después a la tarde y que optó, en la más evidente de sus crisis, con salir en plena madrugada.

Quizá se juntaron demasiadas circunstancias en contra, pero el caso es que incluso el picudo rojo se cebó con las históricas palmeras del porche hasta acabar con ellas en esta última época en la que también las figuras de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, la Virgen de la Soledad, San Juan y la propia Virgencita de la Aurora, titular del templo, entre otras imágenes, han tenido que refugiarse en la parroquia de Santa María la Blanca, esperanzadas en que por fin terminasen unas obras de restauración, saneamiento y rescate que han culminado este pasado año, en la víspera de este 300º aniversario de la primera edificación del templo primitivo y de cuyas circunstancias dio este jueves cumplida cuenta el historiador y archivero municipal Julio Mayo, a la sazón hermano de esta corporación que cumple aquí sus bodas de plata. Lo recordó en la presentación de su conferencia Manuel Fernández, el secretario de la flamante junta de gobierno que se ha propuesto esta notable resurrección de un templo que tuvo una trascendencia histórica para el municipio de la que los propios palaciegos no han sido nunca demasiado conscientes. 

Ahora el templo luce como una paloma nueva y “parece otro”, corrobora el propio hermano mayor desde hace poco más de dos años, José Antonio Gallardo, que calcula que la inversión destinada a esta puesta en limpio de la capilla “ha podido rondar los 100.000 euros”, entre las subvenciones municipales y “lo que se han volcado los hermanos y el pueblo en general” al participar en cuantos eventos benéficos se han organizado con el mismo fin. “Es que se ha tenido que modernizar, actualizar y limpiar absolutamente todo”, explica, por su parte, el secretario, “empezando por la necesaria digitalización de la base de datos y por la actualización de quiénes querían seguir siendo hermanos, pues había centenares de personas que llevaban décadas sin ni siquiera pagar su cuota”. 

“Ahora da gloria ver la capilla, tan limpia y saneada, tan bien iluminada”, insiste Belén Díaz, miembro de la junta de gobierno que en la pasada procesión histórica que trasladó de vuelta desde la parroquia Santa María la Blanca a los titulares de la Hermandad y a la Virgencita de la Aurora, recién restaurada por el prestigioso escultor Juan Manuel Miñarro, ejerció de fiscal primera. Existe un recuperado mimo hacia esa Virgen de comienzos del siglo XVIII, la fecha en que comenzó todo. Y desde luego una vocación restauradora de todo, “porque seguimos pensando en la recuperación del retablo, aunque hoy por hoy esa cuestión no parezca inmediata, y en la restauración de los cuadros de la capilla, que también tienen su valor, aunque tengamos que recuperarnos económicamente”, sostiene el secretario.

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Señor del Gran Poder en su retablo.  MANU GARCÍA

La Hermandad del Miércoles Santo

La junta de gobierno que lidera Gallardo entró después de la pandemia del Covid con el firme propósito de consultar a los hermanos sobre la posibilidad de buscar otra jornada de Semana Santa que no fuera el Viernes y que le diera un impulso a la procesión de un Señor, el Gran Poder, que fue históricamente la gran devoción local y que, a juicio de la nueva junta, “no era de recibo que fuera prácticamente solo en muchos momentos de su salida”, según se quejaba el nuevo secretario. Primero hubo un cabildo extraordinario para solicitarle al Arzobispado la dispensa de que pudiera experimentarse un año con la salida el Miércoles Santo a las 18.30 horas.

Eso ocurrió en la primavera de 2023. El éxito del cambio fue evidente. De modo que la votación posterior en otro cabildo que precisó del teatro municipal para su celebración porque la participación se antojaba masiva fue igualmente evidente a favor del Miércoles Santo. Sin embargo, en la pasada Semana Santa no pudo comprobarse el triunfo de la medida porque la lluvia impidió la procesión. El próximo 16 de abril, Miércoles Santo de 2025, será la segunda vez que el Gran Poder y la Soledad no salgan el Viernes. 

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El hermano mayor, José Antonio Gallardo, y el secretario, Manuel Fernández, han impulsado numerosas reformas en la corporación.  MANU GARCÍA

El cambio ha propiciado, además, que la Semana Santa palaciega cuente ya con procesiones casi todos los días, salvo el Lunes. Porque la novedad ha coincidido además con la procesión de una hermandad en ciernes que se ha configurado en la parroquia más joven del municipio, la de El Buen Pastor, que sale el Sábado de Pasión. Así, el Domingo de Ramos sigue saliendo desde la Almazara La Borriquita con su Virgen de los Ángeles, el Martes es el turno de El Cautivo, la gran devoción de la Hermandad del Furraque, que repite el Jueves con su Cristo de la Vera Cruz y su Virgen de los Remedios, y el Viernes es el día de los Servitas, cuyo Santo Entierro ha sido sustituido por un nuevo misterio en el que el Señor yacente es sostenido por su Madre, rodeada de una serie de personajes evangélicos como Nicodemo o José de Arimatea. 

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Vigas de estilo neomudejar realizados por Enrique Gonzálvez.   MANU GARCÍA

Un artesonado como Dios manda

Hace solo un par de meses, antes de colocar en la entrada de la capilla las banderolas conmemorativas del 300º aniversario de La Aurora, de cuyo logo se ha encargado el diseñador palaciego Paco Granado (Grado Creativo), se inauguró igualmente el flamante artesonado del templo, obra del ebanista y carpintero religioso local Enrique Gonzálvez, quien tanto predicamento se ha granjeado en los últimos años en el mundo cofrade andaluz que ha sido el encargado de realizar una nueva parihuela para el paso de misterio del Señor de la Sentencia, de la Hermandad de la Macarena, por ejemplo.

Gonzálvez se ha encargado además de las puertas de la sacristía y en los últimos meses del pasado año se afanó pulcramente en la confección de un techo de madera de estilo neomudéjar que respeta la estética de la capilla y “que logramos colocar en cuestión de tres o cuatro días porque yo ya traía cada pieza y su colocación en mi cabeza”, asegura él, orgulloso de contribuir a un trabajo que “va a quedar para la historia del templo”, insiste el hermano mayor, satisfecho, por otro lado, con el tratamiento contra las termitas que se ha llevado a cabo en toda la capilla, pues hasta la peana del Señor del Gran Poder “daba miedo verla”. 

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El carpintero religioso Enrique Gonzálvez ha sido el encargado de devolverle la dignidad al artesonado de la capilla.   MANU GARCÍA
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Detalles del artesonado, con angelotes que ha donado el propio Gonzálvez.  MANU GARCÍA

Una capilla entre dos pueblos

Será el próximo mes de marzo cuando se cumplan estrictamente los 300 años de la primera edificación de un templo que, en aquella primera fase, era mucho más pequeño que el actual, pues ocupaba prácticamente el espacio que hoy tiene el crucero y dejaba una explanada exterior mucho más amplia, según se encargó de explicar en su conferencia del pasado jueves el historiador Julio Mayo, quien documentó puntillosamente los acontecimientos de aquellas primeras décadas del siglo XVIII en Los Palacios y en Villafranca de la Marisma, dos villas –una señorial y la otra de realengo- que no se habrían de unir bajo un solo Ayuntamiento hasta 1836. Precisamente ambos pueblos habían protagonizado rifirrafes  no solo religiosos desde el siglo XVI por la pretensión histórica de Villafranca de la Marisma de convertir en parroquia propia su ermita –luego capilla- de San Sebastián, un extremo que nunca vieron con buenos ojos ni el duque de Arcos ni el clero de Santa María la Blanca de Los Palacios. 

Es en ese contexto tensional de dos pueblos distintos y una sola parroquia con capacidad de oficiar bautizos, bodas y entierros surge la oportunidad de erigir un nuevo templo justo en medio de las dos villas y a la que tanto los villafranqueses como los palaciegos no tuvieran demasiado empacho en acudir por cercanía y porque la práctica piadosa unida a la nueva capilla de la Aurora fuera la del rezo diario del rosario al alba o aurora, es decir, antes de que los campesinos -que no tenían demasiada necesidad de cuidar sus vestimentas al no verse obligados a entrar en el templo principal-, tuvieran que comenzar sus larguísimas jornadas laborales.

El historiador Mayo, que estuvo acompañado este jueves en la mesa por el párroco de Santa María la Blanca y director espiritual de la Hermandad, Diego Pérez Ojeda, contextualizó los años previos a la primera construcción del templo con el proselitismo de unos predicadores franciscanos que habían aterrizado poco antes, en 1710, en ambos pueblos, procedentes de Arcos de la Frontera. Mayo explicó que la ampliación de la capilla de la Aurora hasta conseguir la planta de cruz latina actual no se produjo hasta medio siglo después, en 1775, pero centró su atención en cuando el Arzobispado de Sevilla aprobó las primeras reglas de la hermandad de la Aurora el 21 de marzo de 1725, coincidiendo con la conclusión de aquellas primeras obras de una capillita en la que entronizar a su imagen titular. 

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Así luce ahora la cúpula de la capilla.   MANU GARCÍA

En la conferencia del jueves se desveló cómo un grupo de vecinos de ambos pueblos todavía separados se habían constituido en congregación para rezar el rosario todas las mañanas, con el apoyo institucional del párroco de Santa María la Blanca en aquel momento, Bartolomé Ruiz, y el respaldo financiero de uno de los labradores más desahogados entonces, Salvador Díaz Cano, que fue quien en 1722 había pedido permiso al prior de Ermitas del Arzobispado para levantar la nueva ermita en un “terreno expedito ubicado estratégicamente en el comedio de los dos pueblos”. 

Los auroros

Antes de pensar siquiera en la construcción de aquella capilla, desde comienzos del siglo XVIII, ya existía en Los Palacios y en Villafranca de la Marisma un colectivo de auroros que lideraban la práctica del rezo del rosario antes del amanecer. Mayo ha descubierto ahora en el Archivo General del Arzobispado hispalense un documento de petición para la construcción del pequeño templo, suscrito por Salvador Díaz y otras firmas como las de Juan Curado o Pedro Márquez, quienes argumentan en su escrito “la imperiosa necesidad de continuar con sus prácticas devocionales en un lugar autónomo que no revistiese molestias a otra entidad”. Se refieren a la parroquia mayor o a una antigua ermita llamada de Jesús Nazareno que hubo en la calle Hospital (hoy Andrés Bernáldez). “Su anhelo de establecerse en una capilla propia que facilitase infundir mayor fervor y una amplia participación de devotos”, explica Mayo, “lo concretaron literalmente en estos términos: «suplicamos a vuestra señoría sea servido concedernos su licencia para que podamos labrar una capilla con el título de la Aurora, en dicha calle Real de Los Palacios o en la parte que más conveniente sea en dicha villa al mayor servicio de nuestro Señor y de su Santísima Madre en que recibiremos merced”.

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La Virgen de la Aurora, titular del templo, ha sido restaurada por Miñarro.  MANU GARCÍA

Desde que los auroros presentaron su solicitud al Arzobispado, en 1722, hasta que la capilla primitiva se terminó de construir, en 1725, los cimientos obrados se llevaron mucho tiempo sin cerramiento ni cubiertas, y durante aquellos años no faltaron, por parte de vecinos de ambas villas, ni las rifas, ni las fiestas benéficas, ni la petición de limosnas, ni los donativos extraordinarios y ni siquiera una corrida de toros por la que, consta, se consiguieron 10.552 reales. La capillita de Aurora pareció haber unido a los habitantes de Villafranca de la Marisma y de Los Palacios mucho más y mucho antes de lo que lo había de hacer un decreto estatal 111 años después…

La planta de cruz latina de la capilla que se conoce hoy, en todo caso, no se terminó de obrar hasta una amplia reforma de 1775, pero la hermandad de la Aurora gozó de un importante auge desde que existió la capilla primitiva. Tanto, que hubo hasta testamentos en los que los fieles pedían enterrarse allí. Hoy en día, con el monumento a Paco Cabrera de la Aurora en su puerta, las nuevas palmeras y sin aquella Cruz de los Caídos que presidió la plazoleta durante el franquismo, la capilla que unió a los dos municipios que son hoy uno solo se prepara para seguir haciendo historia. 

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Álvaro Romero Bernal.

Álvaro Romero

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