La salida de los pasos de Semana Santa este Domingo de Ramos venía marcada por las posibilidades de lluvia. De hecho, alguna se lo ha pensado mucho, la Borriquita sale de noche en vista de los partes del tiempo.
Pero si bien cuando hay nubes el tiempo ha estado fresco, hasta con cierta sensación de humedad, cuando el sol salía, aunque fueran diez minutos, se ha notado mucho.
Por eso, Emasesa, un año más, ha puesto en marcha sus puntos de avituallamiento de agua. Grifos que se colocan en plena vía conectados a la toma de agua que va a las casas, y que se colocan para dar miles de vasitos en muchos puntos del recorrido.

En concreto, la Paz, que ha sido la primera en pisar la calle este Domingo de Ramos, había pactado dos puntos: a la entrada del Parque de María Luisa y en la calle Puerta de Palos.
En total, en un día con mucho trasiego, puede llegar a servirse en una mesa hasta 7.000 vasitos. No muy grandes, suficientes para calmar la sed más imperiosa.


El despliegue, que lleva años realizándose, ayuda a pasar las horas de más calor entre las personas que acuden a las procesiones, pero también para los propios nazarenos y los miembros de las bandas y agrupaciones.
Un alivio porque está claro que bajo una túnica la situación puede complicarse. Y no es una cuestión de penitencia, sino de evitar cualquier riesgo para la salud.
Hasta ventiladores
Sin que haya sido el día más caluroso que se recuerde en una Semana Santa, sí es cierto que este año es más tardía al haber caído en un 13 de abril la primera de la primavera. Eso significa que ya el sol aprieta más. En 1943, el Domingo de Ramos fue un 18 de abril, récord del último siglo. Este año toca, de todas formas, tocan más que nunca las precauciones y estar bien hidratados.

Una componente de la agrupación musical Santa María de la Esperanza -antigua Banda Fraternitas, del Polígono Sur- aliviaba un poco el calor con un ventilador que va conectado al USB del móvil.