Sevilla vive la que puede ser la última Feria de sábado a sábado. Este mismo mes se celebrará una consulta telemática sobre los dos modelos: o bien este nuevo sistema con dos fines de semana (o ninguno, porque ni el primero ni el segundo es completo, como señalaba Manuel Alés en una entrevista para lavozdelsur.es) o bien volver al tradicional lunes de Pescaíto.
"A raíz de los últimos años todo el mundo se ha dado cuenta de que este es un modelo de Feria un poco largo, que no hay ni bolsillo ni cuerpo de aguante", señalaba el alcalde, José Luis Sanz, en la SER este mismo sábado, un rato antes del Alumbrado.
Por tanto, si por el alcalde fuera, lo cambiaría. Pero el gobierno local, seguramente de forma prudente y acertada, ha decidido que sean los propios sevillanos quienes tengan la última palabra.
Parece que es lo que los hosteleros quieren. Y parece que también la gente. Aunque la experiencia del sábado, arrancar la fiesta sin un día siguiente laborable, puede hacer repensar ese supuesto sentir general.
Los caseteros están advirtiendo desde hace tiempo que prefieren menos días. Esto supone menos jornadas de contrataciones, aunque también, teóricamente, menos ventas.
Lo ideal para el repostero es que se consumiera lo mismo en menos días, lo cual no es tampoco ningún imposible. Porque si bien dice el alcalde que "no hay bolsillo" que aguante el ritmo feriante actual, cabría esperar que en menos días estos sean de más alegría. O, explicado de otro modo, al ser una Feria tan larga, ¿no se están privando los sevillanos de alguna jornada, por ejemplo del segundo fin de semana, para evitar maltratar sus cuentas?
Por lo pronto, la primera jornada del Pescaíto se ha desarrollado sin que se conozcan incidentes graves, sin importantes quejas más allá de las habituales del transporte público. Eso es el primer logro de un gobierno local que se estrena este año.
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