Los barrios hartos de Sevilla vivieron el corte de luz con otra cara. La de la normalidad. Porque el histórico apagón que sufrió España este lunes se parece mucho a los que viven continuamente. Uno de esos barrios es Torreblanca, ubicado al este de la capital andaluza.
Y, con cierto tono desenfadado, pueden describirse como vecinos 'expertos' en estas situaciones. Que tiene poco de broma, claro, porque no es nada agradable perder la luz sin saber cuándo volverá.
María Ángeles es una de esas vecinas que conoce esos cortes de luz. Le pilló trabajando en un centro de personas mayores en otro barrio sevillano, donde es animadora sociocultural. Hubo que hacer un ejercicio de contención, de evitar que estos mayores se pusieran más nerviosos de la cuenta.

"Primero pensamos que se trataría de un corte normal de los que duran unos minutos, pero empezaron a llegarnos noticias de que los mismos cortes eran en toda España", explica. Ahí, decidieron que comprarían linternas para cada uno de los mayores para que, si continuaba hasta la noche, pudieran tener luz en las habitaciones. También compraron garrafas y se dio una de esas cosas que hacen creer en el ser humano: "Al acabar el turno muchos nos quedamos".
El objetivo era mantener la calma, que estas personas vulnerables sobrellevaran la situación lo mejor posible. "Era difícil manejar la situación cuando se iban enterando y decían lo primero que pensaban".
En su caso, ella misma recuerda cortes en Torreblanca en los que se ha puesto nerviosa, porque es diabética. Y la alimentación es clave para mantener el cuerpo en equilibrio. Así que un día que se cansó de los cortes cambió por una cocina de gas, algo de lo que se alegra enormemente.
Hay ocasiones en que los cortes en Torreblanca llegan en épocas de mucho calor. De hecho, es cuando la red más se satura, así que es la época más temida. Sobre la comida, incide en que lo importante es no abrir y cerrar el frigorífico, que puede mantenerse conservado incluso a 40 grados. Ojo con los perecederos más sensibles, lógicamente, como es el caso de la leche. El congelador, en cambio, suele durar más.
"Lo que más me preocupan son quienes necesitan una máquina para vivir", dice. Los electrodependientes. Su padre, Ángel, que explicó su historia hace unas semanas en lavozdelsur.es, lo es. Pero "por ellos me quedé tranquila, sabía que estaban preparados". No fue tan consciente de ese corte en su barrio hasta que no reparó este martes en que los semáforos a eso de las dos de la tarde seguían sin funcionar mientras sí lo hacían en el resto de Sevilla. Pero "es que estamos acostumbrados a ser el culo del mundo".
Andrés: baterías en casa
Otro de esos vecinos es Andrés. Explica que desde el 3 de febrero no sufre cortes importantes, más allá de cosas puntuales de un minuto. El 30 de enero se fue desde las 16:37 hasta las 22:05 de la noche. Lo sabe porque tiene una aplicación en el móvil, la de la alarma, que se lo chiva. Es optimista y parece que podrían haber encontrado una solución para lo que sucede en Torreblanca, por lo que habló durante unos arreglos con unos técnicos.
En su caso, señala que tiene cosas preparadas para salir adelante ante un corte de luz. Por ejemplo, una batería asociada a la alarma de casa que se pone en marcha en caso de emergencia.
Asimismo, también carga el móvil con una powerbank siempre al completo, un aparatito que se vende y permite cargar tres o cuatro veces el móvil, lo que quizás ofrece autonomía para un par de días. Asimismo, también tiene gas en casa, lo cual facilita todo.
Sobre el frigorífico, incide en que el congelador sufre muchísimo menos, que incluso en verano mantiene el frío por un par de días, así que por ahí sin problema, si bien la parte que tiene temperatura en positivo se viene abajo muy pronto y ahí sí se notan problemas.
Eso sí, la situación vivida en el gran apagón del lunes le llegó a preocupar más que un corte normal de los del barrio, donde no se pierde nunca la cobertura. Eso de ver a vecinos bajar al coche para poner la radio es una imagen que no se olvida. Encontró "no sé por qué" un discman arrumbado en casa, que funciona a pilas y que contaba con radio. "Lo tomé de otra manera", reflexiona, cuando llegaban informaciones tan confusas.
Tanto María Ángeles como Andrés coinciden: menos mal que no fue un día de verano, de esos tórridos, en los que se va la luz en Torreblanca. O de frío de enero. "Para eso no hay baterías ni solución".