Un nutrido grupo de cineastas esperaban sobre las 10:30 horas de la mañana en el Salón Colón a la llegada de Minerva Salas, la delegada de Cultura y portavoz primera de José Luis Sanz. Era el último acto de una obra de meses para sacar adelante el Festival de Cine Europeo en su edición 2023. Todo después de que primero se anunciara su suspensión con la excusa de que coincidía con los premios Grammy Latino. Una edición que además era especial, porque suman ya 20 festivales. Al final, el propio alcalde intervino para anunciar una versión reducida que sí celebraría en noviembre. Aseguró el Ayuntamiento entonces, además, que nunca hubo pensamientos de cancelar, sino de aplazar.
Las aguas se fueron calmando, aunque no mucho. Porque muchos de esos cineastas tenían dudas sobre qué preparaba el Ayuntamiento. Y tocaba contentar a un sector, el cultural, que es de los más intensos de Andalucía. No en vano, solo hay que recordar que en el anterior mandato, Juan Espadas quiso que su sucesor fuera Antonio Muñoz, delegado de Cultura, sencillamente porque le había dado esa cartera a uno de sus hombres de confianza. Porque Cultura en Sevilla no es testimonial, es elemento fundamental de la acción municipal. Y quita o pone alcaldes, a diferencia de lo que ocurre en otras muchas ciudades.
Salas ha anunciado este martes un festival donde se defendía la gran presencia andaluza en cada una de las secciones. También, la presencia de películas precandidatas al Oscar para academias europeos. E incluso algún estreno. Sin embargo, el Ayuntamiento de Sevilla hoy solo ha podido anunciar la presencia de dos directores en una de las acciones más importantes de los festivales, las charlas-presentación de sus películas en sala, esos coloquios donde los creadores se exponen a preguntas del público.
Tampoco tendrá el Festival de Cine Europeo unos premios al uso. Si alguna vez soñó Sevilla con parecerse a lo que hacía San Sebastián o Berlín -Cannes es otro mundo, claro-, esta edición no contará con un titular de prensa a nivel nacional e internacional como es el reconocimiento a alguna cinta destacable.
Entre tanto, la mayor parte de las secciones se mantiene. Habrá películas de Wim Wenders o Matteo Garrone. En total, algo menos de 90 cintas entre largometrajes (66) y cortos (21), del 23 al 29 de noviembre, entre los cines de Nervión y el Cine Cervantes, recientemente recuperado. Además, se proyectarán tres películas de Víctor Erice, sobre el que se hará una retrospectiva. No será un festival de abrumadores estrenos en pantalla.
La delegada del Ayuntamiento de Sevilla, pocos segundos después de iniciar su intervención, ya ha tenido palabras para la edición de 2024. En cierto modo, es la tirita para un festival en el que nadie creía en el mes de agosto y que ha subsistido a pesar de todo. Esa edición, ha prometido el Ayuntamiento, será del 8 al 16 de noviembre. Así, el gobierno local parece fiar su gestión cultural a lo que hará el año que viene.
"En cuanto termine este festival, empezaremos a trabajar en el siguiente", ha dicho Salas en la rueda de prensa, preguntada por lavozdelsur.es. "Será la primera vez que se organice de la mano del sector".
Donde parece claro que hay una enorme fricción es en la figura de Tito Rodríguez, director del festival y ausente en las últimas semanas por una baja laboral. Salas ha asegurado que la propuesta de posponer, "nunca de suspender", no fue "de esta delegada, ni del alcalde, fue una recomendación del director, Tito Rodríguez".
El color que tenga el próximo festival dictará sentencia. A partir del 23 de noviembre en una programación de actos más corta, con dudas sobre cómo será el paralelo a las proyecciones, con una promesa de eventos en los barrios que aún no se ha trasladado, y con menos estrellas. Tendrá un año el gobierno local para redimir esta XX edición. Con la mirada puesta en la XXI.
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