La presión contra el Ayuntamiento de Sevilla por parte de los hosteleros es cada vez mayor. Todo, por las restricciones de Urbanismo de cara al día de la Magna, el 8 de diciembre. El riesgo, a día de hoy, es que un millar de bares, restaurantes o cafeterías no abran en un domingo en que el centro espera recibir a un millón de personas. Una jornada histórica, con ocho pasos en la calle, la mitad de fuera de la capital, pero que al ser un día tan especial, multiplicará por tres o por cuatro la presencia habitual de un día de Semana Santa.
La Asociación de Hosteleros ya avisó días atrás de que se planteaban un cierre masivo. La razón, que desde el mediodía del domingo hasta la madrugada, les impiden tener veladores en la calle. Ante la gran aglomeración de personas, el temor es que la presencia de mesas y sillas en la calle dificulten aún más la movilidad por el centro.
El último en avisar de que no abrirá es uno de los lugares más concurridos en fechas así: la Cafetería Donald, en calle Canalejas. Mariano García ha anunciado en Twitter que "por primera vez, en 51 años", "nos vemos obligados a cerrar el día 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción". "La imposibilidad de atender este año a nuestros clientes como se merecen" obliga a tomar esta decisión.
Una jornada que se presume de una caja abundante, pero que será difícil de llevar a cabo. Así, la ciudad pierde miles de baños públicos, de lugares de parada tras caminatas por el centro, algo que piden sobre todo personas mayores o con dificultad para moverse. Sin esos baños públicos de más, la situación puede descontrolarse un poco.
No está claro si todos los establecimientos que dice la Asociación acabarán cumpliendo la amenaza, pero con que una parte de ellos así lo haga, la ya habitual dificultad de tomar un café o picar algo de comer en fechas de Semana Santa será mucho mayor en esta jornada del domingo.
El ayer de Sanz con los bares, la 'ley seca' y tal y la realidad de hoy.
— PSOEAytoSevilla (@PSOEAytoSevilla) December 4, 2024
Cuando sea alcalde... pic.twitter.com/qaV5cM3drY
El enfado de los hosteleros tiene también mucho de puramente político. Porque los hosteleros lamentan también que el alcalde, José Luis Sanz, haya dado marcha atrás en algo que anunció en campaña electoral: eliminar la ley seca. Lo hizo en referencia a la Madrugá, que este año apenas tuvo relevancia en tanto llovió y no salieron pasos a la calle. Y ahora lo vuelve a hacer no cerrando, pero sí limitando la actividad de los bares.
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