Nunca son fáciles las despedidas. Nunca. Ninguna lo es. Y menos si es para siempre. Y más cuando quien se nos marcha es un referente, que todo aficionado al flamenco le tiene un especial cariño, no solo por haber sido un grande del cante para el baile, sino por ser el patriarca de una dinastía por la que el flamenco corre por la masa de su sangre. Ayer, a los 82 años, fallecía en Sevilla el cantaor trianero Curro Fernández.
Considerado como un eslabón fundamental en la cadena de la transmisión oral de los valores más clásicos y ortodoxos del flamenco, Francisco Fernández Ríos Curro Fernández (Sevilla, 1942-2024) fue un artista que dedicó su vida a hacer grande lo que se considera en el mundo de lo jondo como un arte menor: el cante para el baile y que algunos mal denominan como cante de atrás.
Y es que, sin intención alguna de intentar ser una estrella mediática, la grandeza de este artista radicaba en su capacidad para sumar de forma exponencial en cualquier elenco del que formara parte. Su sabiduría cantaora — que es el mejor legado que ha podido heredar su hija Esperanza Fernández—, su manera de achuchar al bailaor para sacarle el máximo jugo o los jaleos con los que arengaba a grandes como Farruco, Matilde Coral, Manuela Vargas o tantos otros, era el sostén necesario con el que se han cimentado muchas noches de gloria que no llevaban su nombre escrito en mayúsculas en grande en los carteles.
Cantaor de raza, clásico, ortodoxo y cabal hasta la médula, Curro Fernández era considerado como uno de los guardianes acérrimos de los estilos del territorio flamenco que le vio nacer, crecer, casarse, fundar una familia, una dinastía flamenca, cantaora, tocaora y bailaora y, desde ayer, honrar su memoria.
Triana — la de siempre y la chica—, sus cavas, las tabernas y los bujíos más secretos donde se respiraba el flamenco son parte de la historia de un cantaor que recibió el cariño de los suyos desde que viniera al mundo en la calle Fabie hace más de ocho décadas, se marchara a la Pañoleta a corta edad — solo seis años—, intentara hacerse un hueco en el futbol como el ben bareck del Coca de la Piñera.
No obstante, las obligaciones de tener que echar una mano en la casa hace que vaya dejando al lado las ilusiones de niño — así como la de jugar en el Sevilla F.C.— y los 17 años inicia una trayectoria profesional que poco a poco le fue llevando cerca de los artistas más grandes del género en la disciplina del baile o que, por otro lado, le dio alegrías importantes como alzarse en 1967 con el Concurso Nacional de Cante Jondo de Mairena y este premio le abriera las puertas a participar en la Misa Flamenca que promovió Antonio Cruz García Antonio Mairena (Mairena, 1909 – Sevilla, 1983).
Gracias por tantos años de arte, maestro
Desde que se conocía la noticia del fallecimiento de Curro Fernández en la mañana de ayer, las redes sociales han sido el constante servidor de mensajes de condolencias, aliento y ánimos a la familia del cantaor trianero. A través de su hija Esperanza, son muchos los artistas, amigos y familiares los que hacían llegar sus palabras de pesar, sin olvidarse de hacer referencia a su dimensión artística.
Su propia hija quería agradecer personalmente las muestras de cariño que estaban recibiendo, así como "por todas las palabras bellas que me estáis enviando" mientras recordaba a su padre como "mi referencia, la persona que ha guiado mi vida, me ha dado mis valores y mi amor al flamenco". "Te has ido como tú sentías, haciendo compás, rodeándote de los tuyos, en paz, y haciendo feliz y dando amor al mundo", señalaba.
Uno de los primeros fue Miguel Poveda, quien señalaba que "nos dejan un grandísimo cantaor" a quien agradecía "tantos años de arte". El guitarrista Dani de Morón también enviaba su pésame a la familia y recordaba "sus enseñanzas" allá por finales de los 90 del siglo pasado cuando "comencé a tocar con la gran Matilde Coral y su hermano, el genial Mimbre".
Incluso desde el Ayuntamiento de Camas, población a la que pertenece el barrio de La Pañoleta y la Coca de la Piñera, enviaba su más sentido pésame de su "vecino honorario". Desde su perfil personal, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, quería manifestaba también sus condolencias, señalando que Curro Fernández fue "un cantaor emblema de Triana y de la ciudad a la que amó".