El presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández, lanzó días atrás el guante al alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, sobre el inicio de trabajos en la fosa Monumento en el cementerio de San Fernando, que albergaría los cuerpos de alrededor de 2.600 represaliados durante la Guerra Civil, bajo el mandato entonces del general Queipo de Llano.
Tras la puesta en marcha de los trabajos en la fosa de Pico Reja, queda aún pendiente iniciar las labores en otra de las más grandes de Europa. "Donde haya alguna asignatura pendiente, que las hay y son muchísimas, porque hay mucho camino por recorrer para el desarrollo de la Ley de Memoria Democrática, estaremos al lado de las asociaciones memorialistas y de todas las instituciones que, de alguna manera, quieran colaborar para trabajar en esta dirección", señalaba Fernández días atrás.
Las labores en Pico Reja ya fueron financiadas por las cuatro principales administraciones: 520.000 de las arcas del Ayuntamiento que entonces dirigía Juan Espadas, 265.000 euros de Diputación y de la Junta, y 160.000 euros del Gobierno central, por un importe total de 1.210.000 euros para hacer memoria y dignificar a los asesinados.
Por el momento, Sanz no ha dado orden para que se inicie el expediente en Monumento, si bien tampoco ha condenado las políticas de memoria democrática del Ayuntamiento. Tiene en la práctica hasta la conformación de un nuevo presupuesto para mostrar si, efectivamente, piensa en recortar en este asunto, o si bien mantendrá partidas para iniciar los trabajos en la fosa de Monumento. En las asociaciones memorialistas, no gustó que en el último gran acto institucional en Pico Reja no estuviera Sanz como candidato, frente a la presencia de la Junta.
En el medio o largo plazo, quedan otras dos fosas pendientes de catalogación, la Antigua y la de Rotonda de los Fusilados, sobre las que aún no se han iniciado trabajos ante la premura que se necesita para la de Monumento.
Pico Reja, un antes y un después
La búsqueda de restos en Pico Reja, una exhumación masiva, y que aún tiene pendiente muchos cotejos de ADN, ha supuesto un antes y un después para la memoria en Sevilla, y con resonancia a nivel nacional.
"La realidad era mucho peor de lo que se estimó en las previsiones iniciales", señalaba el pasado mes de febrero el entonces alcalde de Sevilla, el socialista Antonio Muñoz. Los restos están siendo enviados a la Universidad de Granada para su estudio, y ya ha sido inaugurado un osario.