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La emoción de la Macarena, desde un día antes preparando la 'petalá' de calle Parras: "Ella nos da todo"

El grupo de la petalada lanza 5.000 claveles y 8.000 rosas, tras un proceso de horas de unas ochenta personas despetalando flores. Lo hace con donaciones procedentes de anónimos de Sevilla, pero también de países latinoamericanos como Puerto Rico, Venezuela o Uruguay

Miles de claveles y rosas para la petalá de la calle Parras a la Macarena.
Miles de claveles y rosas para la petalá de la calle Parras a la Macarena. MAURI BUHIGAS
17 de abril de 2025 a las 16:57h

La devoción se vive de muchas formas. Y una es la de las petalás. Una tradición antigua pero que se ha organizado en los últimos años más que nunca. Grupos de jóvenes que se reúnen con quienes las realizaban en generaciones anteriores en busca del homenaje más vistoso a los titulares de las hermandades. 

Una de las más vistosas es la de la calle Parras, en el corazón de San Gil, a la Virgen de la Macarena. Cuando la Esperanza esté de vuelta por esta estrechita calle hacia su templo, se dará uno de los ritos que se imponen y que más impresionan, ante quien lo vive in situ como a quien lo hace por televisión.

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José Luis González, organizador. MAURI BUHIGAS

José Luis González y Manuel Mellado pertenecen a este grupo de la Petalada de la Esperanza Macarena de la calle Parras -ese es el nombre oficioso- en el que se reúnen actualmente 84 personas. "Comenzamos hace 10 años", señala González.

Esta petalada cuenta con donaciones de todas partes. Muchas, de Sevilla, pero también, "de Puerto Rico, Venezuela, Uruguay", porque "la devoción es universal". Desde primera hora de este Jueves Santo, están en una convivencia en la propia calle a las puertas de las casas desde donde lanzarán los pétalos.

En total, preparan 5.000 claveles y unas 8.000 rosas, despetalando una a una, para subir a las azoteas y los balcones 24 horas después, entre las 10 y las 11 de la mañana del Viernes Santo.

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Los pétalos, en sus cajas.  MAURI BUHIGAS

No son sus viviendas, sino que los propietarios les cen el espacio. "Unos vecinos maravillosos", señala González. Es un grupo ajeno a la Hermandad pero coordinado con ella, explica. Muchos son hermanos y salían de nazarenos hasta que se sintieron llamados a engrandecer de otra forma la procesión, regalando esta bonita imagen.

El punto de la petalada es el azulejo de Marta Serrano, saetera de esta calle donde se creó una tradición de cantarle también por parte de su hija. "Gertru, nieta de Marta Serrano, ha recibido esa herencia y le recita, y forma parte de nuestro grupo".

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El alcalde con su equipo, en calle Parras, en la mañana de este Jueves Santo.  MAURI BUHIGAS

El valor de estas flores es enorme. Miles de euros que significan un amplio despliegue durante todo el año, organizando, recogiendo donativos, buscando al proveedor. "Estamos absolutamente todo el año pendientes de esto".

Una petalá dedicada a los que no están

No solo se lanzan estos pétalos. Igualmente, hay una ofrenda floral, un dinero que se guarda por si no saliera a hacerse estación de penitencia, como ocurrió el año pasado, tanto para el Señor de la Sentencia como para la Esperanza Macarena. 

 Una petalá intergeneracional.
Una petalá intergeneracional. MAURI BUHIGAS

Lo más emocionante, dice, es despetalar, ese rito creado, donde "te acuerdas de las personas que no pueden estar, como mi abuela, que se fue hace unos años. Son muchas emociones".

Las horas previas a la petalá de la calle Parras.  MAURI BUHIGAS

Además, esta petalada está dedicada a una vecina, Carmen Ledesma, que ha muerto y era "una macarena de verdad". Será "una emoción terrible" cuando los titulares llegue a la calle Parras. 

Mellado salía de nazareno y es hermano, pero "decidimos dar un sello de amor y devoción" lanzando estas flores. "Una tradición muy bonita que", aunque ha explotado en los últimos años, "se pasa de bisabuelos a abuelos, de sus hijos a los nietos. Aquí se reúnen personas de 80 años con bebés de meses de vida". Una convivencia donde ya se ven mantillas, mucho trajín de gente pasar y que se impresiona. El camino, a menudo, con la misma fe y alegría que el destino.

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Pablo Fdez. Quintanilla

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