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Fallece Rosi Sanguino, decana del protocolo en la Junta de Andalucía

Durante la etapa pre-autonómica, Rosi se incorpora al mundo laboral, dentro de un incipiente equipo de protocolo de la que, años más tarde, sería la Junta de Andalucía

09 de abril de 2025 a las 06:10h
Retrato de juventud de Rosi Sanguino.
Retrato de juventud de Rosi Sanguino.

Rosi Sanguino de Pascual (1938-2025) ha fallecido este pasado martes 9 de abril a la edad de 87 años. Hija del matrimonio conformado por Aquilino Sanguino Benítez y Rosa de Pascual Alomar, Rosi nació en Barcelona, ciudad desde la que se trasladaría con su familia, a los pocos años de estallar la guerra civil española, hasta Montecarlo, en el sur de Francia.

Pasado el trágico y fraternal conflicto bélico, retornaría a España. Concretamente, a la gipuzcuana localidad de Hernani, desde donde, años más tarde se trasladaría a vivir a Madrid. Siempre por motivos laborales de un padre que, era abogado y trabajaba como registrador de la propiedad. Pasado el tiempo, la familia Sanguino de Pascual, volvería a emigrar hasta el sur de España para recalar en Pozoblanco, Córdoba, desde dónde se marcharían a Cádiz, para finalmente asentarse en la capital de Andalucía.

Quizás por ello, debido a su idilio con Sevilla, a pesar de haber vivido en tantos lugares distintos, Rosi siempre se consideró una sevillana de pura cepa. Al ser esta, la ciudad que la acogió y en la que se enamoró de su cultura, sus costumbres y sus gentes.

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Retrato de Rosi Sanguino.

Y aunque fue en Cádiz donde conoció a su marido, Diego Rojas-Marcos, sería Sevilla donde, el 31 de enero de 1957, se casó, engendró y alumbró a sus seis hijos: Rosi, Lourdes, Diego, Francis, Mercedes y Dani. En la ciudad del Betis crió y educó, a una prole que echaría raíces y se ampliaría con el paso de los años. 

Puesto clave en la Expo 92

Durante la etapa pre-autonómica, Rosi se incorpora al mundo laboral, dentro de un incipiente equipo de protocolo de la que, años más tarde, sería la Junta de Andalucía. Primero, desde el Palacio de Monsalves, y posteriormente, desde el de San Telmo, Rosi Sanguino desarrolló su trayectoria profesional como responsable de un equipo que vivió el nacimiento de nuestra actual comunidad autónoma. Una etapa cuyo punto más álgido vino a coincidir con la celebración de la Expo 92. 

Durante la exposición sevillana tuvo la suerte de coordinar un equipo, cuya principal responsabilidad consistió en atender y coordinar la recepción de todas y cada una de las embajadas, nacionales e internacionales que pasaron por la capital andaluza, desde su puesto en la Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Una labor que desarrolló hasta su jubilación, convirtiéndose con el paso de los años, en decana en el arte del protocolo, además de en ejemplo y referente de las generaciones que, recogiendo su testigo han continuado desarrollando una escuela que, ella junto a sus tres inseparables compañeras, fundaría en unos años que, a la postre resultarían fundamentales para el desarrollo de Andalucía.

En el plano personal, a Rosi Sanguino, se la recordará siempre como a una señora de trato y educación exquisitos. Cariñosa, cercana y servicial. Pero ante todo y sobre todo, como una mujer buena, en el más amplio y machadiano sentido de la palabra. Sus hijos, sobrinos, nietos y amigos, agradecen profundamente, las muestras de apoyo y cariño recibidas en estos momentos tan tristes para la familia Rojas-Marcos Sanguino. 

Que descanse en paz y que su labor profesional y su huella humana perduren, eternamente, en la memoria de una Sevilla y una Andalucía de la que vivió y murió enamorada hasta su último suspiro.

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