En la fosa de Pico Reja, una de las mayores de Europa, fueron enterradas las 1.786 personas asesinadas por el franquismo tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. El general Queipo de Llano lideró el terror golpista en Sevilla y fue el máximo responsable de la barbarie contra unos represaliados que este lunes han recibido un homenaje en Sevilla.
Ángel Rodríguez, que siendo un bebé perdió hace 87 años a su padre, fusilado en la tapia del cementerio donde se ha recordado a las víctimas, es uno de los familiares que ha depositado, en el osario-memorial del sevillano cementerio de San Fernando, unos restos que están a la espera del cotejo de ADN con las muestras biológicas de los descendientes que siguen vivos.
Hace tres años comenzaron los trabajos de exhumación y, desde entonces, Ángel no ha dejado de acercarse al cementerio para ver cómo iban unas labores que se están prolongando demasiado en el tiempo, teniendo en cuenta la avanzada edad de los familiares directos de las víctimas.
La confluencia formada por Podemos e Izquierda Unida ha pedido al Ayuntamiento de Sevilla que "aguilice los trabajos" de exhumación de las fosas comunes que todavía quedan sin abrir en el referido cementerio. "Es de justicia que conozcan en vida la reparación de los crímenes que cometieron contra sus seres queridos. No se puede cerrar una herida si no se hace un acto de justicia y reparación como es la exhumación de los cuerpos", han apuntado desde el bloque político que concurrirá a las próximas elecciones municipales.
Por su parte, el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, ha manifestado que "hoy se ha saldado una gran deuda de memoria y de Derechos Humanos con las víctimas del franquismo que estaban en Pico Reja y sus familias".