El pasado 26 de marzo, la Parroquia del Omniun Sanctorum de Sevilla vivió un momento histórico. Un total de 294 hermanos de Los Javieres votaron en el cabildo que tenía que decidir si la Hermandad cambiaba de sede y regresaba a la Iglesia del Sagrado Corazón, el lugar de los jesuitas, donde precisamente se fundó la Hermandad del Martes Santo. Un total de 279 personas votaron sí al cambio. Y uno de esos votos era de Lisa Burns, una irlandesa afincada en Sevilla que no esconde su pasión por la Semana Santa hispalense.
Es de padres irlandeses y ella misma se considera irlandesa, pero por azares de la vida nació en Escocia. No obstante, la mayor parte de su vida ha transcurrido en Manchester, ciudad en la que se crio desde los cinco años. En ningún momento esconde su fe y, de hecho, habla decepcionada del Reino Unido por, precisamente, la pérdida de fe de la sociedad británica.
Una fe que ha terminado con Lisa siendo hermana de tres hermandades de penitencia en Sevilla (La Macarena, San Gonzalo y Los Javieres), además de pertenecer a la Madre de Dios del Rosario. Ella explica su infancia sin ningún tipo de fundamentalismo, simplemente dentro de una familia donde su madre y su abuela rezaban e iban a misa, pero donde sus primos eran ateos.

La conversación con Lisa acaba con ella diciendo que es "la sevillana más rancia que te vas a encontrar". Sin embargo, para llegar aquí ha pasado por mucho, incluida una relación de desencanto con España que se remonta a 2017, año en el que mientras trabajaba en Manchester con los jesuitas, decidió hacer el Camino de Santiago. Aquello le sirvió para enamorarse del idioma y probar suerte en el país. Encontró un trabajo en Pamplona, pero comenzaron las decepciones.
"No era mi sitio, no estaba feliz. Para una persona que quiere aprender español y quiere hablar con todo el mundo no es la mejor ciudad porque son muy reservados", confiesa esta irlandesa. Entra en juego una palabra bastante más de aquí que de Navarra. "Estaba de bajona", dice. Estuvo a punto de rendirse uno de de esos días, pero decidió entrar en una capilla, donde un grupo de jóvenes estaba cantando. La noche acabó con Lisa escuchando la salve rociera por primera vez.
"No sabía lo que era, pero me impactó. Me tocó el corazón. Yo quería sentir esa alegría", recuerda. Llegó a su casa y decidió buscar la letra. Descubrió a la Virgen del Rocío. Al mismo tiempo, algunos conocidos le recomendaron viajar a Andalucía si lo que buscaba era gente más abierta. "Decidí darle una oportunidad a España. Si las cosas no funcionaban en Sevilla me rendía y volvía a Manchester".

Sin haber pisado Sevilla, ya tuvo el primer flechazo. Fue con la Giralda. "Tuve la sensación de que yo de aquí no salía". Llegó a su hostal y dio un paseo. La sensación volvió a repetirse pese a que su idea inicial era de no pasar más tiempo en España. Encontró trabajo y amigos en poco tiempo. "Habláis mucho", bromea, "tenéis esa curiosidad por saber de dónde eres y qué haces". Aunque comenzó como profesora de inglés, ahora trabaja en su sector, el marketing, para una empresa de Córdoba gracias al teletrabajo. Pese a ello muestra cierto enfado. "La única cosa que me molesta de aquí es que el mercado laboral es muy difícil".
El acercamiento a las hermandades
Lisa asegura que en Manchester ha tenido que esconder su religiosidad porque si decía que iba a misa la miraban mal. "Soy una persona normal, pero hay una persecución blanda en Reino Unido", afirma. Esta sensación desapareció al llegar a Sevilla. "Era como respirar oxígeno por primera vez. La gente no tiene pelos en la lengua para decir que pertenecen a una hermandad. Veo a chavales de 18 años que llevan pulseras del Gran Poder ¿qué? ¿cómo? Me encantó porque no sabía que existía un lugar así en el mundo occidental", añade.
Su primera Semana Santa fue pura emoción, "era reafirmar que no soy una loca". Sin embargo se queda con un momento por encima de todos: la Macarena abandonando Feria para adentrarse en Correduría con la marcha 'Rocío', habitual en este instante del recorrido. "No sabía que la marcha se llamaba así, me enteré luego y me pregunté si era casualidad o causalidad". Lisa tampoco puede evitar recordar el paso del Soberano Poder de San Gonzalo por el Puente de Triana.

Pero su acercamiento a las hermandades en sí fue un proceso lento. Poco a poco conoció la cultura de las corporaciones porque no terminaba de entender cómo eran. Estuvo cuatro años sin acercarse a ellas a pesar de que iba a misa en la Macarena o en San Gonzalo en muchas ocasiones. El proceso de acercarse a los hermanos era más lento y, de nuevo, la pandemia lo cambió todo.
Vecina de la Macarena por aquel entonces terminó haciéndose hermana. "La Esperanza Macarena es distinta a todas las demás. No lo puedo explicar. Es como un imán o una esponja que durante los siglos ha ido absorbiendo la oración de los fieles. También me pasa con la Virgen del Rocío", explica.
Las propias relaciones dentro de la corporación macarena la llevaron a San Gonzalo, Hermandad que siempre le había gustado. "Me acogieron de una forma que no me he encontrado antes", comenta sobre los trianeros del Barrio León. La tercera sería Los Javieres, actualmente en la calle Feria. La Hermandad está vinculada a los jesuitas y Lisa confiesa que con ellos no había tenido su mejor experiencia en el Reino Unido, pero acercarse al Cristo de las Almas le ha permitido experimentar una cierta reconciliación.

La lluvia impidió que el pasado año se estrenara como penitente en Los Javieres, algo que sí ha hecho en San Gonzalo y en la Macarena. Si el tiempo lo permite, Lisa realizará en pocos días tres estaciones de penitencia. "Es una experiencia inolvidable".
Si algo caracteriza a Sevilla y a toda la Semana Santa andaluza es que es posible encontrarse en las hermandades a muchas personas que no sean creyentes. "No me impactó. Para mí lo bonito es que siguen existiendo hermandades. No todo el mundo es creyente, pero respetan y tienen una herencia de hermandad", esgrime esta irlandesa. "Más me vale eso que tener una sociedad que menosprecia la religión". Lisa espera que su familia pueda conocer la Semana Santa. De momento, ella la cuenta pese a que muchos conocidos no se enteran de nada. Quizás porque Sevilla es desconocida en el Reino Unido.
Y eso que últimamente con el turismo la capital hispalense se ha llenado de británicos. Un hecho que no es que agrade demasiado a Lisa, ahora vecina de Triana. "Estoy harta de escuchar inglés y de que las cartas de los restaurantes estén en inglés. Ya no se puede coger una mesa sin reserva". Aunque es irlandesa, esta parte de la entrevista ha sonado muy sevillana. De hecho, Lisa sigue continúa con sus críticas. "Estamos perdiendo la esencia por culpa de un turismo fuera de control. ¿Por qué tenemos que depender del turismo?". Ahí va esa reivindicación de una irlandesa que se define como una vecina más de Sevilla. "Yo vivo aquí".