Antonio Castillo Lastrucci es historia de la Semana Santa de Andalucía. Un genio que abrió un nuevo tiempo de imagineros, adaptado a los estándares del siglo XX. Prolífico como pocos, espejo en el que tantos se han mirado. Pero su saga sigue vive en los apellidos. Porque Jesús Méndez Lastrucci se mantiene en un rincón de la calle Goles, en esa calle mágica de Sevilla donde se reúnen muchísimos talleres cofrades y profanos.

Esta primavera ha vuelto al tajo después de un importante susto, un problema coronario que le ha dejado fuera de juego durante dos meses. "He perdido 35 kilos, gracias a Dios". Ha bajado el ritmo pero en la calle Goles le seguía esperando su taller, "un relieve para Gran Canaria estoy haciendo ahora mismo", explica cuando atiende a lavozdelsur.es.
Es un relieve de María Inmaculada, para un particular. Hay que tener cuidado al fotografiar, porque a menudo no se puede mostrar públicamente el encargo, ya que quienes deben verlo primero son los que lo realizan. Uno de esos es para una familia de la Comunidad de Madrid que ha perdido a una hija absurdamente joven, "una escultura en homenaje a la persona".
Jesús Méndez Lastrucci empezó en el arte sacro por tradición familiar. "Eso va dentro, en los genes. Un día salió a flote. Yo iba a estudiar electrónica en Altair. Pero fui a ver la Virgen del Dulce Nombre a un besamanos y me cautivó". Obra de su bisabuelo, a esa otra vida que había pensado en la electrónica le llegó una bofetá. "Tenía entonces quince añitos y desde entonces no he parado". Hacerse un nombre es "una carrera de fondo, en las bellas artes hay mucho que machacar. Pero al menos haces lo que te gusta. Es apasionante".
Reconoce que "la sombra de mi antepasado es muy alargada. Lo que pasa es que aprender. Yo me quedo con lo mejor. En resumidas cuentas, para mí es un honor, tenerlo tan cerca, haber visto sus modelos, con los que me he criado desde pequeño, porque yo entré en el taller de su hijo, Adolfo Castillo, y de su alumno más aventajado, que fue José Pérez. Fíjate lo que eso significó. Sí es cierto que te exigen más, pero yo lo vivo bien".

En su taller, puede contemplarse el modelo para la escultura del Pali, que hoy preside la Casa de la Moneda, desde que se descubriera en marzo de 2023 y que empieza a ser icono de este céntrico rincón.
En lo sacro, entregó recientemente una Virgen para el Descendimiento de Alcalá de Henares y otra Dolorosa para un pueblo de Granada, a tamaño natural, en madera. Tiene también una Virgen del Dulce Nombre, para Badajoz, seguramente otra de esas conexiones con el siglo atrás y con aquel día en que su propio bisabuelo, con una de sus obras, le acabó empujando a este mundo.


El momento del arte sacro en Sevilla es "un nuevo siglo de oro. Hay mucha calidad y diversidad de estilos, que es lo más grande. La imaginería está viviendo un resurgir muy importante". Y "no solo en Sevilla, sino a nivel nacional y andaluz.