Sevilla y sus autoridades viven días intensos en las vísperas de los días más sobresalientes del Congreso de Hermandades. El gran dispositivo, que no tiene parangón en la ciudad, se desplegará el día 7, con los traslados, y especialmente el día 8 con la procesión.
En declaraciones a Canal Sur Radio, el concejal delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, ofreció una estimación que cifra en más de un millón las personas que se concentrarán en el perímetro por donde transcurre la procesión, es decir, unos pocos kilómetros cuadrados. A diferencia de los días de Semana Santa, esta cita tiene lugar exclusivamente en el centro sin que la periferia influya en disminuir la densidad de gente en un perímetro muy determinado.
Esta cantidad de público da una idea de la preocupación que tienen las autoridades en materia de seguridad y que es la referencia fundamental para la elaboración del plan, que incluye, además, medidas en materia de movilidad, dispositivos sanitarios y transportes públicos, entre otros frentes.
Una de las medidas será evitar los 'cangrejeros'. Personas que se colocan justo al frente, interrumpiendo la vista y colapsando las calles cuando pasa la hermandad, contra la gente que llevaba tiempo esperando. La Policía Nacional y la Policía Local evitarán esta práctica, ya que rodearán las imágenes. El Ayuntamiento, además, acotará calles con un sistema de colores del que irán informando: marcará en rojo aquellas vías de acceso prohibido por aglomeración; en amarillas, aquellas donde hay mucha gente y es mejor no acceder con carritos o sillas de ruedas; y en verde, tránsito fluido y recomendado. Un semáforo, en la práctica.
No obstante, todo lo relacionado con la seguridad implica un despliegue humano y tecnológico sin precedentes, con más de 2.000 agentes de las policías Local y Nacional apoyados por la Guardia Civil, así como drones, cámaras de vigilancia con avanzados sistemas, aforamiento de calles y otras medidas como la retirada de las calles de cualquier equipamiento que no sea imprescindible, incluidas las sillas portátiles y las terrazas de los bares, decisión que ha provocado el malestar de los hosteleros del centro y casco antiguo.
Sobre este asunto, Alés fue claro en sus declaraciones, apelando a lo excepcional del acontecimiento como argumento para adoptar esta decisión. El delegado lo dijo bien claro: "No hay precedentes en Sevilla de un evento cuya previsión se aproxime a lo que sucederá el sábado y el domingo próximos, lo importante es la seguridad de la gente y del evento”.
Sin embargo, en contraposición a la gran fluencia prevista, las reservas hoteleras, según fuentes del sector, han caído en comparación con el puente de la Inmaculada del pasado año, una circunstancia que en cierto modo se preveía, ya que la zona centro y casco histórico, principal reclamo del visitante nacional y extranjero, estará absolutamente blindado y masificado.
El congreso en sí ha arrancado este miércoles con la presencia en Sevilla de unos 1.800 participantes de casi todo el planeta, especialmente de Suramérica. Hay que recordar que son 14 las exposiciones abiertas con motivo de este evento y se ofrecerán más de una veintena de intervenciones a lo largo de las jornadas de un congreso.
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