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Un mareo, lágrimas del emérito y Mozart: 30 años de la boda de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar en Sevilla

La Catedral de la capital andaluza acogió el 18 de marzo de 1995 este enlace matrimonial mediático que contó con cerca de 1.300 invitados

Elena de Borbón y Jaime de Marichalar durante su boda en la Catedral de Sevilla. RTVE
Elena de Borbón y Jaime de Marichalar durante su boda en la Catedral de Sevilla. RTVE
20 de marzo de 2025 a las 14:03h

Sonaron las campanas de boda en Sevilla hace 30 años para la Infanta Elena de Borbón y Jaime de Marichalar. Un acontecimiento histórico que se celebró el 18 de marzo de 1995 en Sevilla. La capital hispalense se convirtió en un acontecimiento mediático que reunió a miles de personas en torno a la Catedral. 

La ciudad, que había acogido el primer enlace real en España desde la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1906, vivió una jornada de resaca tras una celebración que atrajo la atención mundial. Los sevillanos, así como los miles de visitantes que llegaron para la ocasión, fueron testigos de un evento histórico que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva.

El 18 de marzo, bajo un sol primaveral, la Infanta Elena y Jaime de Marichalar pronunciaron su "sí, quiero" ante el altar mayor de la catedral, un espacio reservado tradicionalmente para la realeza. La ceremonia, oficiada por el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, contó con la presencia de los Reyes de España, miembros de la Familia Real, 38 casas reales internacionales y alrededor de 1.300 invitados. Además, cerca de mil millones de telespectadores en todo el mundo siguieron la retransmisión en directo, gracias a un despliegue técnico de cien cámaras que captaron cada detalle del emotivo evento.

Curiosidades

En las bodas siempre hay anécdotas que pasarán a la historia. En esta boda, una de ellas fue la que protagonizó Rosario Nadal, que se mareó en el templo y tuvo que secostarse en el hombro de su marido Kyril de Bulgaria. Por entonces, estaba embarazada de su segunda hija.

En la ceremonia, sonaba de fondo la Misa de la Coronación de Mozart, pieza elegida por la reina Sofía que interpretaron la Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Coro Nacional de España.

Otro de los momentazos fue cuando el rey Juan Carlos derramó alguna que otra lágrima cuando se el arzobispo leyó la bendición apostólica del Papa Juan Pablo II.

Gran impacto económico

El impacto económico de la boda fue notable, según destacó el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien subrayó que el esfuerzo organizativo resultó muy rentable para los empresarios locales. La ciudad, engalanada para la ocasión, vivió un ambiente festivo que se extendió por sus calles y plazas, mientras que el río Guadalquivir acogió una concentración de barcos que añadió un toque especial a la celebración. Aunque los 4.000 miembros de las fuerzas de seguridad que garantizaron el orden durante el evento comenzaron a abandonar Sevilla, la Familia Real permaneció en la ciudad para participar en los actos programados.

Entre los eventos posteriores, destacó la condecoración de María de las Mercedes de Borbón, madre del Rey Juan Carlos I, con la insignia de oro y brillantes del Real Betis Balompié. La princesa, conocida por su afición al club sevillano, recibió este reconocimiento en un acto celebrado por la tarde, que sumó un toque deportivo a los festejos reales. Mientras tanto, los recién casados y el príncipe Felipe partieron de la ciudad, dejando atrás una Sevilla que, durante unos días, se convirtió en el centro de atención mundial.

La boda de la Infanta Elena no solo marcó un hito en la historia reciente de la monarquía española, sino que también reforzó el vínculo entre la corona y la ciudad de Sevilla. El evento, que combinó tradición, solemnidad y espectáculo, quedó grabado en la memoria de quienes lo vivieron, tanto en persona como a través de las pantallas, consolidándose como uno de los momentos más icónicos de la década.

Sobre el autor

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Patricia Merello

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