Tras el sorprendente hallazgo en la capilla del cadáver de una niña de cinco años datado en la Edad Media, las investigaciones realizadas en el Real Alcázar de Sevilla ya han arrojado sus primeros resultados. Los expertos trabajan en la reconstrucción facial para determinar, junto con el ADN, la procedencia y datación de la pequeña cuyo cuerpo apareció en la tumba de una capilla.
El análisis del georadar ha detectado restos de la muralla y una de las torres pertenecientes al Alcázar islámico, previo a la construcción del Palacio Gótico. Después de estos trabajos arqueológicos, se están haciendo análisis destinados tanto a completar la información relativa a los restos humanos allí localizados como a verificar su posible contexto funerario. Por el momento, lo único que se ha podido constatar es que se trata de una niña con pelo rubio rojizo de aproximadamente 5 años de edad y se descarta la existencia de una cripta.
Los restos óseos de esta menor, de unos cinco años de edad, fueron trasladados el verano pasado al Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada -el mismo que está estudiando los restos de Cristóbal Colón- para analizarlos y, como primera hipótesis de la causa de la muerte, se vincula a una posible infección que contrajo.
Sin embargo, el resultado de la autopsia aún no es oficial, ya que quedaba por conocer el examen del carbono 14, esencial para datar los huesos y el resto de elementos.
Según ha podido conocer ABC, un especialista va a realizar un retrato robot de la niña, a fin de aportar posibles vinculaciones con posibles parientes con quienes también se estaría cotejando el ADN. Los historiadores han apuntado desde un principio a la posibilidad de que se trate de una hija natural e ilegítima del propio Alfonso X, el Rey que levantó el Palacio Gótico. El hecho de que la niña tenga el pelo rubio rojizo acerca esta hipótesis ya que la madre del monarca y esposa de Fernando III, Beatriz de Suabia, era pelirroja.
Luego están otros indicios, como el sarcófago, similar a los que se usaban entre los siglos XIII y XV, o los ropajes de cuero y zapatos, de tan buena calidad que serían de una persona con una clase social "muy alta", según explica a ABC la historiadora Enriqueta Vila, que tuvo la oportunidad de ver de primera mano el cadáver. Por otro lado, el propio lugar de enterramiento, en el espacio más noble de la capilla, también les hace pensar en que debía ser alguien de la realeza.
"No obstante, existen una serie de contradicciones y matices que hacen decantarse ahora a los científicos por otras líneas de investigación, como el hecho de que el ataúd de madera dentro del sarcófago de plomo no es de aquella época, sino posterior", explican fuentes de ABC.