No todo en La Cartuja tiene que ver con la Expo. Es verdad que faltaba mucho por hacer entonces en esa ribera, y que aquel fue el impulso que necesitaba el Guadalquivir. Pero también pasaron cosas buenas cuando ya habían guardado el disfraz de Curro. Uno de esos momentos del 'antes y el después' fue la inauguración del parque del Alamillo. 90 hectáreas de parque donde acaba (o empieza) Sevilla, casi a las afueras, rodeado de agua, y embelleciendo el entorno de un puente del mismo nombre obra de Santiago Calatrava. Hoy, alrededor de 90 especies de aves son visibles entre sus muchos árboles, y hasta algunas propias de aves que han empezado a parar en el Alamillo. Porque las aves, que algo saben, ya consideran esto un bosque.
El parque es dependiente de la Junta de Andalucía, el único junto a Los Toruños, en la Bahía. Manuel Campuzano es director de ambos parques desde hace 8 años. "El Alamillo, desde su origen, es una gran idea, un gran proyecto. 30 años después, el parque ha evolucionado mejor incluso de lo que se esperaba. Seguimos una idea original que se ha mantenido, con una gestión ecológica, se ha mantenido mucho. Los fabricantes finlandeses de juegos en el parque han venido porque se han mantenido 25 años, no se creían que durasen tanto, y ha sido por ese mantenimiento".

Campuzano explica que no había intención de inaugurarse durante la Expo, que fue un proyecto independiente, y por eso echó a andar en 1993. Campuzano recuerda que el entonces alcalde, el andalucista Alejandro Rojas-Marcos, no llegó a la hora prevista del acto de inauguración, y "fue la gente quien rompió la cinta". Ese ejemplo parece permanecer presente. El Alamillo es un parque vivo, con mucha presencia de deportistas, de familias, que acuden casi cada día cuando la temperatura lo permite.
Y ejemplo de eso ha sido la gran presencia de familias este 12 de octubre en el cumpleaños del parque. 30 años con tarta y multitud de actividades, muchas colas y hasta un globo aerostático que estaba preparado, pero que finalmente ha tenido que desinflarse por rachas de viento. A esas familias visitantes de este festivo se sumaba la presencia de otros habituales de este parque lleno de gente, y todo a pesar de la presencia cerca de los preparativos para el partido de la Selección. Un partido que ha impedido aparcar en muchas zonas, pero que igualmente ha llenado el Alamillo. "Este parque tiene carácter. El público es el protagonista", subraya Campuzano. "Hay un colega nuestro que dice que este parque es el centro cívico del área metropolitana, porque multitud de ONG, entidades, fundaciones, asociaciones o casas regionales cuentan con el parque para realizar sus actividades".

"Cuando se construyó este parque, había menos zonas verdes en Sevilla. Ahora hay muchas más en la ciudad, pero el uso de este parque sigue siendo intensivo. Y seguimos intentando innovar. Hemos logrado el sello de parque ecológico, y estamos en un programa europeo para llegar a residuos cero tanto en la gestión del parque como en los usuarios", añade el director. La idea original era realizar un parque paisajístico, e incluía la recuperación y mantenimiento de especies desde la encina, algarrobo, fresno o alcornoque, especies aclimatadas y con mucha presencia en la Sierra Norte de Sevilla. Una especie de muestrario natural. "Para cualquier aficionado a la botánica, o para los colegios, hay un espacio en Sevilla puede contemplar esa representación. Y tenemos la suerte de no contar con plagas". A eso se suma la citada fauna, cada vez más numerosa. "La cantidad de aves es excepcional. Y de enorme variedad. Hace poco ha aparecido un arrendajo, que es una especie propia del bosque". De vez en cuando, explica Campuzano, puede verse incluso algún zorro, conejos... "Se ha naturalizado mucho el Alamillo y estamos recuperando anfibios en seis charcas cerradas al público".

Elena de Marcos es presidenta de la Asociación de Amigos del Alamillo y Ribera del Guadalquivir, un colectivo de importante labor en estas fechas de recogidas de juguetes para familias desfavorecidas, una tradición de hace muchos años que va en paralelo a otras iniciativas directamente relacionadas con el parque. Fue una de las fundadoras. "El parque es un referente para la ciudadanía. Nada es perfecto, pero está muy bien cuidado. Parte de nuestra labor es pedir mejoras, pero hay voluntad buena por parte del director".
La presidenta defiende que el parque de María Luisa es "muy bonito para pasear", pero que, por ejemplo, "no te puedes ir a una pradera a comer. El Alamillo sí es un pulmón de Sevilla". La aceptación, asegura, es muy buena, porque además "la gente lo respeta mucho" y participa en su cuidado. "Se ha ido ampliando, tiene mucha actividad. Y siempre necesita alguna mejora de juegos, kioskos... Pero está muy bien".

El delegado territorial de Fomento en Sevilla -consejería de la que depende el parque a través del AVRA-, Francisco Juárez, subrayaba también la importancia de este punto en Sevillano. "Hay unas 500 actividades que se desarrollan durante el año". El futuro del parque, dice la Junta, "es estar continuamente en movimiento", y reconoce que debido a la sequía ha habido restricciones en el riego. "Acaba de inaugurarse un club de remo, por ejemplo, y cada año siguen creciendo las iniciativas".
Mientras sigan llegando en masa sevillanos, el parque seguirá vivo. El de las 90 especies de aves y otras nuevas que van llegando. El pequeño museo de árboles de la provincia. El parque de los sevillanos. Que sin ser el más grande de la ciudad, porque el de Miraflores prácticamente le dobla en extensión, es uno de los más señeros y vividos por la ciudad. Que cumpla muchos más.