La Secretaría de Estado de Memoria Democrática ha declarado como lugar de memoria democrática la iglesia del antiguo Convento de San Hermenegildo de Sevilla, levantada en el siglo XVII, protegida como bien de interés cultural (BIC) y propiedad del Ayuntamiento de Sevilla.
El dato figura desde este sábado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El edificio, sito en la plaza de la Concordia, es la iglesia que ha sobrevivido al paso del tiempo, el conjunto jesuita de San Hermenegildo, constriuido en el siglo XVII por Juan Bautista de Villalpando. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 fue usado como institución de acogida, cárcel religiosa, sede de la hermandad de la Escuela de Cristo y hasta reñidero de gallos y acuartelamiento de tropas de artillería. Todo ello le vale para ser elegida como lugar de memoria democrática.
Su origen primero estuvo ligado a la orden de los jesuitas, para los que el Ayuntamiento de la época mandó comprar a finales del siglo XVI un local en la calle de las Palmas (actual Jesús del Gran Poder) en el que construirían un colegio, que quedaría bajo la advocación de San Hermenegildo. Unos años después el consistorio asumió también la construcción de unas escuelas de Gramática junto al anterior colegio, que igualmente se consagró a la misma advocación y finalmente, la propia orden construiría a su lado –en torno a 1614- el edificio de la iglesia, que es el único que ha llegado hasta nuestros días.
Inspirado en la sala capitular de la catedral de Sevilla, el edificio, de una sola planta y de forma elíptica, ostenta una cúpula con una cartela de la que surgen doce nervios radiales que se abren cuando apoyan en los muros, incluyéndose en estos espacios figuras de santos, temas vegetales y cabezas de ángeles, intercalándose también entre los nervios lunetos con ventanas.
En su construcción quedó la impronta de los grandes maestros de la época que tuvieron que ver en la misma; en primer lugar Juan Bautista Villalpando, autor de los planos del edificio; también el jesuita Pedro Sánchez, que rediseñaría parcialmente su planta, en tercer lugar el pintor Francisco Herrera el Viejo, a quien se atribuyen las yeserías y, finalmente, el arquitecto ubetense Alonso de Vandelvira, que hizo su portada.
De iglesia jesuita a sede del Parlamento Andaluz, pasando por templo del liberalismo durante el Trienio Liberal
Como iglesia de aquel colegio primero jesuita permanecería el edificio hasta la expulsión de la orden en 1767. Décadas más tarde, perdido ya absolutamente el carácter religioso del inmueble, éste se convierte en cuartel del tercer regimiento de artillería. Corrían los primeros años del siglo XIX. Bajo este uso, sufriría saqueos durante la invasión napoleónica, en los que gran parte del patrimonio de la iglesia fue expropiado.
Pero no sería éste el único destino que aguardaba a la antigua iglesia de San Hermenegildo en aquel siglo. Como preludiando la función que le aguardaba 162 años más tarde, en 1823 acogió temporalmente las Cortes constitucionales, celebrándose en esta antigua iglesia una sesión histórica de las Cortes que declaró demente al rey Fernando VII. Este hecho lo ensalzaría en esos años del Trienio Liberal a la categoría de espacio sagrado del liberalismo. A esa misma función parlamentaria fue llamado de nuevo este edificio en 1985, cuando acogió los plenos del Parlamento Andaluz hasta 1992.
Mucho antes, en 1959, había sido declarado Bien de Interés Cultural. Y como Bien Cultural también hubo sitio para la cultura. Y como tal albergó usos culturales, primero en los años 1968 y finalmente a partir de 1995, año en el que el Ayuntamiento de Sevilla instaló en la antigua iglesia una sala de congresos y exposiciones que permaneció hasta mayo de 2006.
Fue entonces que cerró sus puertas, estando ahora mismo en obras para su restauración. Aquejado de fisuras en la bóveda que presagiaban la necesidad de sustituir la cubierta original, el Ayuntamiento decidió por seguridad clausurar la actividad hasta que fuera posible la restauración del edificio. Posteriores estudios e informes patológicos realizados sobre la edificación, han revelado que existen daños de distinto grado en la mayor parte de los elementos constructivos, aunque son los detectados en las cubiertas los más urgentes de resolver y como tales, van a ser los primeros que van a atenderse.
Tras una primera actuación de urgencia sobre las fachadas y cornisas del edificio para evitar desprendimientos acometida en 2020, la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente ha elaborado un proyecto de restauración que permitirá detener el deterioro del conjunto. Éste está conformado, constructivamente, por dos cuerpos: el de la antigua iglesia del siglo XVI, de mayor altura, con cubierta inclinada de teja y estructura de madera, sobre gruesos muros de carga; y otro cuerpo adosado, del siglo XX y planta rectangular, de forjados planos de hormigón y acero, y cubierta plana.
Las obras que se están desarrollado
Así pues, cumplidos ya los trámites para contratar el proyecto, y adjudicado, San Fernando volverá a abrirse en breve, pero esta vez para las obras. La finalidad de la intervención es la de recuperar la estabilidad estructural y la estanqueidad de las dos cubiertas, origen de las principales patologías detectadas, especialmente en la bóveda encamonada bajo la cubierta del cuerpo de la antigua iglesia, que alberga las pinturas y relieves de gran valor antes comentados.
De este modo, se llevará a cabo el desmontaje por completo de toda la cubierta de madera y de las cubriciones y muretes laterales, para colocar nuevos refuerzos metálicos y proceder a su restauración integral. En cuanto al lucernario, Urbanismo ha optado por sustituirlo por completo al encontrarse muy deteriorado y generar la entrada de aguas a su interior.
Por otro lado, la cornisa que remata la antigua iglesia, que se encuentra protegida actualmente debido a algunos desprendimientos producidos a la vía pública, también será intervenida de manera integral.
Urbanismo actúa también en las fachadas, cuya rehabilitación integral no pudo abordarse con las anteriores obras de emergencia realizada en 2020, y que precisa de una intervención de mayor envergadura por las numerosas fisuras que presentan, al objeto de garantizar su absoluta conservación y reintegración.
Como complemento a todo ello y teniendo en cuenta el mal estado de la red de saneamiento, Urbanismo ejecutará una nueva, imprescindible para poner coto a otras patologías que también sufre el edificio.
Dado los valores históricos, artísticos, arquitectónicos y sociológicos del bien, todas las actuaciones se harán en base a estudios previos realizados sobre historia, materiales, y técnicas constructivas que se emplearon según los principios de la época, para lo que se ha contratado a un equipo interdisciplinar formado por especialistas en distintas materias. En cualquier caso, los trabajos de restauración se ajustarán a los criterios de intervención mínima y reversibilidad, sin modificaciones importantes y permanentes. Ha sido finalmente la empresa “Joaquín Pérez Díez” la que ha resultado adjudicataria de las obras con una oferta económica de 774.585 euros.
El tiempo estimado de duración de los trabajos, ya comenzados, es de doce meses. Un año para devolver el buen estado a este edificio y posibilitar que pueda abrir sus puertas como un nuevo equipamiento para la ciudad. Con esa intención trabaja el Ayuntamiento de Sevilla, para la que la antigua iglesia jesuita, cuartel de artillería, sede parlamentaria y hasta sala de exposiciones siga escribiendo páginas en el libro inacabado de la historia de Sevilla.