La familia de Ana María Franco Salguero se resiste a dejar de buscar. Han pasado 23 años desde que la pista de esta sevillana desapareció por completo y desde entonces no hay rastro alguno de la joven que fue vista por última vez por su novio. Sus seres queridos no han dejado de intentar encontrar el paradero desde que aquel seis de diciembre de 1.997, la mujer, con 36 años, dejó de jugar con su hija pequeña en el salón para salir un momento de su casa.
Le dijo a su madre que no cerrara la puerta porque subía enseguida pero nunca más regresó. Fue su novio el último que estuco con ella antes de su desaparición y, desde ese instante, la familia sospecha de que el joven está implicado en el hecho. Según han asegurado en varias ocasiones, tanto él como su novio anterior, que le doblaba la edad, eran posesivos y maltratadores.
En el momento de su desaparición, Ana Franco medía 1.60 de estatura y pesaba 57 kilos. Su complexión era delgada, tenía el pelo largo liso moreno y vestía pantalón vaquero y rebeca de color crudo. A día de hoy, la familia sigue buscándola y pidiendo ayuda después de tantos años de dolor con una herida sin cerrar. Actualmente, la sevillana tendría 59 años.
La Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QuiénSabeDónde global, fundada por Paco Lobatón recuerda este caso en las redes sociales.