La Universidad de Sevilla ha recordado cómo este 23 de noviembre se cumplen 253 años la finalización de obras de las garitas alrededor del foso y el puente levadizo de la Real Fábrica de Tabacos, hoy Rectorado de la Hispalense, entre la avenida del Cid y la calle San Fernando, una ubicación que siglos después sigue siendo privilegiada.
Los terrenos entre San Telmo y el Convento San Diego (actual Casino de la Exposición) fueron elegidos para construir el edifico de las Nuevas Fábricas de Tabacos, recuerda la US. Edificio denominado por Richard Ford 'el Escorial tabaquero' debido a sus enormes dimensiones. Su implantación supone el inicio de la expansión de la ciudad hacia el Sur, en un proyecto que contaba con una alta carga simbólica para la monarquía borbónica, que deseaba ofrecer una imagen de modernidad para una de sus más importantes industrias, como era el monopolio de la fabricación de tabaco.
En su construcción intervinieron ingenieros militares de los Países Bajos y del Norte de España, también arquitectos locales y aparejadores y alarifes. Más de 50 años de construcción le dieron al edificio un carácter híbrido, con rasgos medievales y militares (foso o puente levadizo), renacentistas (que recuerdan a la Lonja de Herrera en planta, remates, patio principal), barrocos (fachada central y bóvedas en la zona actual del Rectorado) o incluso neoclásico en algunos patios.
La construcción del edificio estuvo unida a la realización de una intervención infraestructural de calado, como fue el encauzamiento del río Tagarete, cuyo curso bordeaba la mencionada muralla del Alcázar. Por el deseo de ofrecer un máximo control frente a posibles hurtos o fraudes, el edificio original contó con una sola puerta, abierta hacia el Norte, a la nueva calle que se construyó para dar acceso a la fábrica. Este control se reforzó con la construcción de un foso, protegido por garitas de vigilancia, que rodeaba completamente el edificio y sus jardines.
Tal y como recuerdan desde el departamento de Patrimonio de la universidad, se trata de un edificio de grandes dimensiones, desarrollado en dos alturas, de planta rectangular sensiblemente alargada en dirección Este-Oeste, que presenta salientes angulares en sus cuatro esquinas, reforzando su condición intermedia entre la fábrica, el palacio y la fortaleza. Su organización original, completamente pragmática, determinaba la creación de una zona residencial en su parte Norte, donde se localizaban las casas de los jefes y superintendentes de la fábrica, y una zona fabril en el Sur, apoyada en un sistema estructural abovedado que permitiese tanto la instalación cómoda de la maquinaria, como flexibilidad compositiva ante posibles modificaciones.
La fachada Norte se ofrecía como fachada principal del conjunto, con una singular portada barroca esculpida por el artista portugués Cayetano da Costa, que se corona con la estatua de la Fama, convertida hoy día en emblema de la Universidad. A ambos lados de la portada, en una posición exenta, y enfrentadas entre sí, se encuentran los edificios de la capilla y la cárcel de la fábrica. La fachada se organiza en módulos separados por pilastras. Su nivel superior cuenta con huecos adintelados de grandes dimensiones, coronados con frontón triangular. Los huecos de la planta baja se cubren con guardapolvos de piedra. Entre ambos huecos, se abren pequeños huecos horizontales para las entreplantas, sin decoración alguna.

Los salientes angulares de esta fachada coinciden con la posición de las cuatro casas; dos en cada esquina, que cuentan con un acceso compartido a mitad del paño de fachada, marcado por la presencia de una pequeña portada en planta baja, y el cambio a frontón curvo en el hueco superior. Los patios interiores de las casas cuentan con galerías abiertas con pilastras entre las que se despliegan arcos rebajados. Estas pilastras suben en el patio hasta la cornisa del piso de la planta primera, incorporando los balcones de la entreplanta. Los huecos de la planta superior, adintelados y con balcones, quedan enmarcados por un orden superior de pilastras de menor dimensión.
Tras la portada principal, se abre un amplio vestíbulo, abierto sobre arcos rebajados. El zaguán que lo continúa sirve de acceso a las dos escaleras simétricas de tres tramos que conducen al nivel del paraninfo. Tras el zaguán, se encuentra el patio del reloj, en el que se abre una galería con pilastras con zócalo, que soportan arcos de medio punto. Sobre la cornisa intermedia de este patio, los huecos de los balcones se rematan con frontones curvos. Sobre la cornisa superior de remate, y en posición centrada respecto al eje Norte-Sur, se coloca el cuerpo del reloj. Ocupando uno de los vanos de la galería, en el patio se sitúa una estatua en bronce de Maese Rodrigo Fernández de Santaella, fundador de la Universidad de Sevilla, sobre un elevado pedestal.

Continuando este eje principal, se accede al patio de la fuente, esculpida por Cayetano da Costa. El patio cuenta con una galería de arcos rebajados, que quedan enmarcados por pilastras con semicolumnas de orden toscano. Éstas sostienen un entablamento en el que se marcan los triglifos, y que se remata con una cornisa. La galería superior del patio es abierta, y hacia ella se asoma la otra cara del cuerpo del reloj, con la espadaña del campanario. El siguiente episodio de esta secuencia es el patio que sirve de vestíbulo Sur al edificio, también con galería abierta, que cuenta con la particularidad de estar cubierto por una montera de vidrio. En el espacio intermedio entre este patio y el del reloj, se disponen las dos escaleras simétricas de la Facultad de Filología.

El patio de la fuente es centro de un eje transversal en dirección Este-Oeste, en el que se produjo la apertura de dos patios simétricos de grandes dimensiones en la reforma de 1950. El diseño de ambos se inspira en el patio de la Casa Lonja de Sevilla, obra del arquitecto renacentista Juan de Herrera. Igualmente simétrica es la disposición y diseño de las monumentales escaleras, que se asocian a los nuevos vestíbulos a Este y Oeste. Junto a estos elementos de referencia, el edificio se ve provisto de patios menores, que sirven al mismo cometido de incorporar luz natural a despachos y aulas.
La reforma de 1950 supuso una alteración sustancial del carácter de las fachadas Sur, Este y Oeste del edificio, cada una de las cuales incorporó portadas cuyos diseños se basaron en las trazas de la portada original del edificio. Igualmente, el diseño de la fachada Norte sirvió de base para modificar la composición completa de estas fachadas. Los huecos de la planta baja, pequeños óculos destinados originalmente a modular la entrada de luz al interior de la fábrica para preservar las cualidades del tabaco, fueron sustituidos por huecos protegidos igualmente por guardapolvos. Elementos rectangulares de piedra sobresalen entre los huecos de planta baja y alta, recreando la apertura de las entreplantas de la fachada principal. La fachada del edificio se remata por una balaustrada, de la que emergen pináculos de diseño idéntico al de la Casa Lonja. Esta balaustrada oculta la percepción de la cubierta del edificio, resuelta en azotea, en la que se abren ocasionalmente linternas para la introducción de luz a espacios significativos, tal es el caso del paraninfo y las escaleras monumentales de las facultades.