Andalucía, parte de la Península Ibérica, de España, de Europa, tiene cosas que cuando se cuentan más allá bien parece que se las cuentas a un ser intergaláctico que se ha bajado de un platillo volante. Algo de eso pueden llegar a sentir algunos cuando hablan de su Semana Santa. Porque las contradicciones aparentes, los acordes disonantes, son parte natural de la vida y de las sociedades.
En un mundo en conflicto cultural, donde los extremos se separan, hay cosas que en Andalucía son diferentes. Una hoz y un martillo hecha con las gotas de cera de un cirio. Un santo en la Guerra Civil con el carné de la UGT. Sindicalistas que se dejan las cervicales. Ateos portando cruces. Un alcalde comunista que grita vivas al frente de una procesión.
Pilar Távora es una de esas cineastas que más se ha acercado a estas preguntas y presuntas contradicciones. Criada en el Cerro del Águila, se recuerda a sí misma vinculada a la hermandad y a la Virgen cuando procesionaba en la Velá, antes de que llegara a la Catedral por Semana Santa. "Me acuerdo de las Madrugás, que eran ir a ver Los Gitanos". Sus recuerdos son los del regalo de la pelotita o alguna chuchería, desayunar en la calle, o en una silla en el centro con toda la familia. A eso sí que no iba su padre, Salvador Távora. "Mi tío era Hipólito, de la cuadrilla de Los Ratones", muy conocido de cuando había costaleros profesionales en Sevilla.

Para ella, no se puede disociar tener una conciencia de izquierdas con la espiritualidad, "que no es pertenecer a ninguna religión", y donde "está todo tan mezclado". Es lo que se llama religiosidad popular. Cuenta cómo cuando tenía 18 años vio a un nazareno de la candelaria hacer una hoz y un martillo sobre el banco de un parque en plena estación de penitencia. Eran los años de la Transición.
Una religiosidad popular que, intuye, a menudo la Iglesia no ve con buenos ojos pero "no tiene más remedio que aceptar". Primero, porque "ni el 25%, y eso siendo generosa" de los nazarenos o las personas en general vinculada a las hermandades apenas van a misa. Por eso, cuando fue candidata andalucista la Alcaldía, propuso un monumento al costalero, pensando en los hermanos costaleros pero también en aquellos profesionales, que "más allá del plus económico" que suponía sacar pasos, cuando dejaron de hacerlo sintieron un profundo dolor porque esas cuadrillas sentían devoción.
"¿Cuántos comunistas o anarquistas tenía la Macarena?"
Távora entiende que se ha empleado un mito de una izquierda antirreligiosa, que viene a decir que todo republicano de izquierdas quemaba iglesias. "Lo ha aprovechado la derecha mucho tiempo". Hay historias documentadas de miembros de la CNT que salían en la Macarena con sus signos bajo las vestiduras.
Pero también hay una izquierda que no ha terminado de entender esa Semana Santa popular. "Una parte siente ese pudor" y es más evidente más allá de Despeñaperros. "Hay prejuicios, pero hermandades digamos más serias, aunque serias son todas, tienen hermanos comunistas, como el Silencio o el Gran Poder. Hay que empezar a no tener miedo a decirlo. Se puede ser de izquierdas y amar las tradiciones, a las hermandades, a los barrios, que son obreros, y no pasa nada".
Távora realizó un documental en los años 80 llamado Antonio Divino, que cuenta la fe en la localidad onubense de Trigueros hacia su patrón. Un pueblo comunista en aquellos años. En aquel gobierno municipal estaba Antonio Rescalvo, que vivió a caballo entre las localidades y por eso sería más tarde concejal de IU en el Ayuntamiento de la capital sevillana, siendo luego candidato por el extinto PSA y hoy en Iniciativa del Pueblo Andaluz, dentro de la coalición Sumar.
"Soy católico no practicante, no reniego, no se me caen los anillos cuando voy a misa para un funeral o una celebración". Amante de la Semana Santa, su hijo es tan cofrade que es director musical de la banda de Las Cigarreras. Hermano de San Esteban, no sale como nazareno porque eso le impediría ver al resto de hermandades. "Lo vivo desde un punto de vista cultural y antropológico", reconoce, porque es "una fiesta integral".
Una Semana Santa que es "del pueblo por más que algunos sectores quieren apropiársela", pero este profesor de francés y exdirector de un centro educativo en el Polígono Sur recuerda: "Las cofradías desde el principio estaban vinculadas a los gremios y en muchos casos eran como mutuas, porque ser hermano te cubría, por ejemplo, el entierro". Habla de Los Panaderos, pero también de escribanos y otros trabajos que se reunían siglos atrás y formaban estas comunidades en torno a las imágenes y salidas procesionales.
Rescalvo dejó en su momento Izquierda Unida por "desavenencias". Pero recuerda de su tiempo como concejal en Sevilla que tuvo dos desencuentros dentro de su partido relacionados con la Semana Santa. A los concejales de la Corporación les invitaba cada año el Santo Entierro, y fue como miembro de la Corporación. Rechazó la petición de la Hiniesta, que lo que pedía era una representación de cada grupo político representado. Y como Rescalvo entendió que su grupo no se sentiría representado, primero dijo que no, aunque luego sí acabó haciéndolo. "Yo pensaba que es la Fiesta Mayor de Sevilla y que debíamos representar a nuestros votantes, porque no hay festividad más popular e inclusiva económicamente. Para la Feria necesitas 200 euros en el bolsillo, en Semana Santa se puede salir con el bocadillo y moverte donde quieras".
Su pecado, internamente, fue trasladar la relación Ayuntamiento-cofradías como la había vivido en Trigueros. "No me reconozco ya en el documental de Pilar Távora porque salgo muy joven", bromea. Pero sí recuerda cómo su alcalde, comunista, era "ateo practicante, pero no como ahora que puede hasta estar más de moda, entonces decirlo era ser una rara avis". Y era "el que gritaba delante 'viva San Antonio Abad'". Porque este santo, de hecho, "tuvo en la Guerra Civil el carné de la UGT, le hicieron afiliado número 1".
"La Estrella reconoció la Constitución de la República"
Igual que Távora, rechaza reconocer a la izquierda como anticlerical en el siglo XX. "Otra cosa es que hubiera en las hermandades más participación de fascista, que fueran más derechosas, pero no olvidemos que la derecha gobernó en la República". Y que si a la Estrella se le conoce como la Valiente por salir en la República, fue porque "reconocía el orden constitucional, como comunicaron al Ayuntamiento en un escrito". Un documento que decía que "la cofradía pertenecía al pueblo, y si el pueblo vota esa Constitución, ellos la cumplían".
Además, Rescalvo ha conocido el germen de la Hermandad de Bendición y Esperanza del Polígono Sur. "Hubo curas que no querían saber nada de Semana Santa porque pensaban que era un despilfarro. Pero es importante el sentido de identidad de las hermandades con los barrios. El Polígono Sur y las llamadas Tres Mil o Las Vegas están bastante deslavazadas, y tener a su hermandad le da esa entidad, a la que poco a poco va más gente. Es interesante para la Iglesia".
Un camionero comunista con el pin de Lenin frente a la procesión
Paco Pepe González es conocido por ser responsable de Negociación Colectiva de CCOO en Sevilla. Cofrade, el confinamiento lo pasó en casa con incienso y viendo procesiones. No es religioso, advierte, pero no se pierde cada Martes Santo a La Candelaria, a la que llevaba su padre cada año de pequeño, y donde él mismo salía. "Cargué tres veces, porque ese había sido siempre mi sueño, pero por el camión tuve que dejarlo". Un año en que tenía un viaje a Francia en Martes Santo, "cuando no había internet" y por lo tanto la emisora local de radio no se podía captar en la distancia, "me pasé las horas imaginando cada momento por dónde iría, por qué calles".
En lo laboral, las empresas en general son permisivas para que los empleados cojan días de asuntos propios o se apunten vacaciones si quieren salir en la hermandad. Pero "empresas como Amazon no lo entienden". Multinacionales que no saben de pasiones, dirigidas desde Madrid o desde otros países. "Tampoco es fácil que te den el día en un bar del centro que además refuerza en Semana Santa con contrataciones". Pero en general, en las empresas es un derecho que se respeta y hasta recibe algunas consultas de trabajadores.
"No creo en otra vida, me cuestiono mucho el cristianismo, pero esta fiesta es folclore y el Martes Santo es el día de tomar una cervecita con mis primos y mis primas y recordar" en torno a la salida de La Candelaria "a los que ya faltan".
En su sindicato, en la sede de Bueno Monreal, tiene compañeros y compañeras que salen y en Sevilla no siente que nadie se avergüence. Quizás fuera se entiende menos, pero igual que él mismo no llega a entender por que en Valencia se emocionan cuando queman sus figuras, "algo tendrá para ellos", el mismo algo que hay aquí. "Este Martes Santo La Candelaria no ha salido. Pero si lo hubiera hecho, habría ido como todos los años. Con mi chaqueta vaquera y mi pin de Lenin. No me gusta disfrazarme con traje y corbata, prefiero vivirla como es el pueblo". No saldrá a la calle esta Madrugá, pero sí el Viernes Santo para ver a la Mortaja. "Me impresiona verla procesionar".