La presa de Cantillana está en estos días a tope. Porque está manteniendo el cauce el Guadalquivir en un momento en el que se vive la tensión en las provincias de Córdoba y Sevilla.
El embalse ubicado como parte del cauce recoge aguas procedentes de puntos calientes en estos días como Lora del Río, el embalse José Torán, o puntos de Córdoba como el Guadalmellato, el embalse de San Rafael de Navallana o Bembézar, que han tenido muy altos volúmenes llegando a desembalsar.
La presa de Cantillana es explotada por Endesa, generando un fuerte punto de energía hidroeléctrica. Pero además tiene capacidad para evitar las avenidas, siendo un regulador artificial del caudal.
En Cantillana, el río entra a 17,22 metros sobre el nivel del mar. Gracias al trabajo de contención, seguido rigurosamente por las administraciones, al pasar la presa está a 15,33 metros sobre el nivel del mar: es decir, está evitando que se amplíe el caudal aguas abajo, reduciendo la presión sobre puntos que han sufrido.
Cantillana: clave para evitar crecidas
Uno de esos puntos está en Las Cabezas de San Juan, donde los arroyos del Guadalquivir desbordaron el lunes, alcanzando la autopista hacia Cádiz.
Asimismo, en Sevilla capital, de hecho, en estos días han cerrado las compuertas del muro de defensa en el parque Vega de Triana, obligado por el riesgo alcanzado tras bordear el nivel rojo de alerta.
Y es que el caudal en Cantillana en estos momentos es de 2,2 millones de litros por segundo. Es uno de los puntos de mayor velocidad que alcanza el Guadalquivir.
Una cantidad de agua impresionante a gran velocidad, pero que además está a la baja. Porque hace solo unas horas, en la tarde del día 19 de marzo, San José, rondó los 3.000 metros cúbicos por segundo. O lo que es lo mismo, tres millones de litros.
Es la medida que ofrece el sistema oficial de seguimiento de la Confederación Hidrográfica. Y que muestra no solo lo mucho que ha llovido, sino la importancia que tienen las infraestructuras.