Con el inicio del curso político en septiembre, tras un periodo de adaptación, con unas elecciones generales en verano, al alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, le ha llegado el momento de ponerse de frente o de perfil ante la que puede ser la gran piedra en el zapato de su investidura. Y esa piedra tiene un nombre: Vox.
En una situación que recuerda a la que vivió la coalición de Gobierno en Andalucía durante la primera legislatura de Juanma Moreno en la Junta, Vox está buscando que el PP doble el brazo. Según ha señalado la líder de la formación ultraderechista en el pleno sevillano, Cristina Peláez, llegó a un acuerdo con Sanz tras las municipales de mayo para entrar en el gobierno local a partir de septiembre.
En una entrevista en 7TV, Peláez habla de un pacto que no era conocido por los sevillanos: hablar en septiembre porque se avecinaban elecciones generales, y no 'vendía' ante la opinión pública entrar en el gobierno local durante el verano. Todo se aplazó, entonces, a septiembre. Y la fecha ha llegado. Vox asegura que les trasladaron desde el PP que no había "ningún inconveniente" en que se repartieran tareas de gobierno. "Desde entonces, no sabemos nada", añadía Peláez.
El equipo de Sanz está conformado al completo y cualquier remodelación sería traumática de puertas para dentro. Pero el calendario es tozudo. Si no llega el día en que se entiendan de forma clara y estable con Vox, peligran los presupuestos municipales... Y hasta el propio gobierno de Sanz.
El alcalde no ha asumido una posición puramente combativa con el anterior ejecutivo. Los rifirrafes se enmarcan dentro de la normalidad y la distancia de los proyectos del PP y del PSOE. Sin grandes revoluciones, en busca de decisiones técnicas, de rematar proyectos en ejecución... La pregunta es si Sanz podría jugar con los números y buscar el apoyo tácito del PSOE en algunas políticas.
Porque Vox tiene que jugar sus cartas, y el PP sabe también cómo tratar de doblar el brazo a los de Abascal. Como se sabe, en los ayuntamientos no hay posibilidad de convocar elecciones anticipadas, como sí ocurre en autonomías y Estado. Por tanto, Vox tiene que ser quien permita a Sanz gobernar en minoría, o permitir que gobierne la izquierda. Y sacar a Sanz del gobierno en favor de una hipotética moción de censura del PSOE resulta, a día de hoy, impensable.
Todo apunta a que este órdago que parece mandar Vox quedaría en nada, salvo que se atreva en una de las mayores capitales de España a darle el gobierno al PSOE, algo que trascendería a nivel nacional, dañando las expectativas electorales de Abascal en favor de Núñez Feijóo.
El teniente de alcalde de Hacienda, Juan Bueno, un superdelegado para todo, ha asegurado que "desde que el PP gobierna", no se ha producido "en ningún caso y con ningún partido, includo Vox" ninguna conversación para hablar de "gobierno de coalición".
Torciendo las palabras, eso significa que no ha habido conversaciones... desde junio, cuando el gobierno tomó posesión en el pleno de investidura. Pero entre ese día y la noche electoral pasaron tres semanas de conversaciones. Por lo tanto, tomando estas palabras al pie de la letra, puede significar que Vox no miente, porque concuerda la versión de Bueno con la de Peláez. Las conversaciones serían, entonces, previas a la toma del bastón de mando. "Las palabras de Vox no sé en qué sentido van, pero les aseguro que no ha habido ninguna reunión en ese sentido".
Hubiera o no conversaciones, mienta una parte, mientan las dos partes, o no mienta ninguna, lo cierto es que el botón para bloquear el gobierno local lo tiene Vox. El borrador de las cuentas ya está disponible, dice el gobierno local, para que las vote "cualquier grupo político". Se inicia la ronda del acuerdo y el desacuerdo. El curso político 2024 ya ha empezado en Sevilla. Y apunta a que todo pivotará sobre Vox. Si Vox quiere.
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