En la calle José Gestoso, justo detrás de las Setas de la Encarnación, uno encuentra un rincón sevillano diferente al resto. Rodeado de bares y algún que otro comercio con regusto a solera se alza este oasis cultural que pretende ser un lugar en el que quedarse. Caótica se diferencia del resto de librerías de la ciudad por la manera de entender el espacio. "Este es un lugar para estar. En otros sitios, al ser más pequeños, esto es imposible”, especifica Joaquín Sovilla apostado sobre el mostrador de la segunda planta del local.
En la primera, la cafetería da la bienvenida a viandantes del centro, curiosos, culturetas o nómadas. Tartas y cafés que se toman con la literatura como hilo conductor y música jazz de fondo. En una gran estantería, situada a la derecha, uno puede leer todo lo que quiera, y más. Libros de segunda mano entre los que figuran nombres como La invención de Morel o el Hombre que fue jueves. Gente extravagante que lee en papel, como reza uno de los eslóganes de esta peculiar librería sevillana, que se sienta en las sillas a esperar a que se apague la tarde.
No es casual. La extravagancia vista como algo positivo es lo que ha traído hasta este proyecto a los cuatro socios trabajadores que hoy componen el equipo de Caótica. Joaquín Sovilla, Maite Aragón, Begoña Torres y la última incorporación, Rafa Castaño. Les precede su etapa anterior en el barrio de la Alameda de Hércules. La librería La Extravagante es el germen de esta idea que cambió de concepto en abril de 2017, año en el que dejaron la anterior ubicación por este edificio de tres plantas en pleno centro. “Inicialmente no decidimos cambiarnos, sino que más bien nos obligaron. Los intereses inmobiliarios pesaron más”, explica Maite con cierta tristeza.
Por suerte encontraron un nuevo edificio lo suficientemente grande como para llenarlo de libros y también de actividades culturales. “Cada verano nos reunimos para decidir las actividades de la temporada. Estamos integrando microteatro y conciertos”. En el caso de la primera, se trata de pequeñas actuaciones en las que se representa un libro. “Ya hemos tenido una de un poemario de Gloria Fuertes y en febrero será el turno de Middle Sex”, explica Joaquín. Con la segunda, la intención es que cada viernes se disfrute de conciertos en la cafetería. “Una apuesta que es muy compleja, ya que a día de hoy somos la agenda cultural más activa de la ciudad”, indica Maite. A la que hay que sumar presentaciones literarias o cursos formativos de distinta temática.
Esta librería, que parte de un viejo concepto revolucionario a nivel empresarial, el cooperativismo, capta el interés de todos. Dividida en socios trabajadores, socios consumidores y socios de servicios permite la posibilidad de que cualquiera pueda unirse al proyecto a través de una cuota. “La base estructural es lo que nos hace diferentes, por la permanencia del proyecto, que no supervivencia. Somos socios y libreros, dos cualidades que a la hora de tomar decisiones nos distingue de los demás”, resume Maite.
El caos como defensa del pensamiento crítico, como una forma de abordar el día a día a través de la cultura. “Cuando terminó La Extravagante recuperamos la idea del caos, el desorden, el origen, la necesidad de empezar”, comenta Joaquín. Y en femenino, porque también en ello está el origen de todo, "también de lo creativo". De hecho, esta ha sido una de las señas de identidad que quieren impulsar: “Recuperar a autoras y referencias a lo femenino es parte de nuestros proyectos de futuro”.
Por eso una de sus características es la apuesta firme por editoriales independientes. Aún con ello, disponen de un gran fondo literario creando un equilibrio perfecto entre lo comercial y lo menos conocido. “Hay muchos libros que no vas a encontrar en Caótica y otros que están solo aquí”, explica Rafa Castaño, encargado de la tercera planta donde se encuentran los ensayos y, de nuevo, otra pequeña sección de libros de segunda mano.
Un entorno que es un “término medio entre la gran superficie y la librería de barrio”, dice Rafa. Caótica es un espacio que ha atraído a gente extranjera e interesados en lugares que se ven en otros países y que hasta ahora eran invisibles en Sevilla.
Un trato cercano con el público, que se acerca a los mostradores buscando recomendaciones. ¿Qué te gusta? Le pregunta uno de ellos a una chica. En base a su respuesta, el librero baraja opciones. El trato con el cliente es tan exquisito y cercano que “comienzan siendo clientes y acaban invitándonos a sus bodas”, bromea Maite. Una forma de entender al librero como figura básica del proceso de lectura, que también comienza en esta relación humana, en la recomendación, en la reseña subjetiva.
En el último año Caótica ha incrementado sus ventas, aunque la librería no deja de ser un “oasis cultural y empresarial”. Los grandes proyectos “deberían ser impulsados por políticas justas”, pero ellos son conscientes de que venden “a una clase media alta” porque lo humanístico no es considerado un “activo de interés para los políticos”, aclara Joaquín. Como aquellos versos del tango Cambalache de Carlos Gardel. "Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor/ ignorante, sabio, chorro/ generoso o estafador /¡Todo es igual!/ ¡Nada es mejor!/Lo mismo un burro/que un gran profesor”, finaliza recitando Joaquín, antes de envolver un libro que acaba de comprar una de sus clientas.