Sentirse un vikingo de la antigua Escandinavia durante unas horas ya es posible en el centro de Sevilla. Desde hace poco más de un mes, en la calle Feria, una de las más pintorescas de la capital hispalense, los sevillanos y visitantes de la ciudad pueden encontrar El Hachódromo. Este local rompe con todo lo que hemos conocido hasta ahora como ocio. Aunque también comparte algunas de sus características.
Y es que cuando uno entra por la puerta retrocede algunos sigos y viaja unos cuantos de kilómetros. La decoración basada en el dorado y en el negro forja, con detalles árabes, nos lleva a la antigua Suecia. Cuando reinaban los vikingos. No son metáforas. La realidad es que en este espacio aquel que lo desee puede pagar sus frustraciones o, simplemente, divertirse, tirando hachas hacia una diana formada con tacos de madera.


Este negocio, que llega desde Madrid, tiene claro su fin. "Esto es para desestresar porque la gente está muy estresada", comenta Fran Muñoz, quien, a pesar de tener 25 años, dirige el local. De momento, este espacio cuenta con seis pistas de lanzamiento de hachas, pero también con 16 tipos de cervezas y dos tipos de hidromiel. Además de las copas y los chupitos habituales.
En breve, El Hachódromo también contará con su propia marca de hidromiel, agua fermentada en miel conocida como la antigua cerveza de los vikingos que se entregaba como regalo de bodas a los recien casados para favorecer su fertilidad. "Hemos tenido que acelerar el proceso porque venía gente sólo para eso", afirma Fran. Otra de las cosas que plantea este local es la de habilitar una sala para romper todo tipo de cosas, como muebles o platos. Todo sea para relajarse.
No obstante, no parece buena mezcla el lanzamiento de hachas con el alcohol, por lo que las copas y los chupitos no se sirven hasta después de lanzar las hachas, o sin lanzarlas. "Queremos que la gente no le tenga miedo", explica sobre la intención de trasladar un deporte de competición que nació en Canadá a la gente de aquí.


Es la primera aventura de este negocio fuera de la capital de España. El motivo no es otro que el potencial que le ven a la ciudad para expandirse. El lugar elegido es, cuanto menos, curioso. Frente a él, una peña sevillista, al lado, un taller de cerámica. "Nos ha acogido muy bien todo el mundo". Las hachas siguen siendo consideradas una herramienta más que un arma, por lo que adquirirla es posible en cualquier tienda de bricolaje. Eso facilita también los permisos necesarios. "Te ponen más problemas por la música que por las hachas", dice el encargado. No obstante, en la entrada hacen una criba para evitar proble,as. Lógicamente, no puede entrar gente que haya consumido en otro lugar. Tampoco menores de 16 años, aunque hasta los 18 necesitan estar acompañados de un adulto. No hace mucho incluso se acercó a probar una pareja de personas mayores aunque lo habitual es que el público tenga entre 20 y 40 años.
Para lanzar el único requisito es tener calzado cerrado para evitar algún susto con las astillas. A unos cinco metros de la línea de lanzamiento se sitúa una diana con tacos de madera que, aunque parezca que no, tiene su trabajo. Cada día se pintan y martillean estos tacos de ciprés con 30 centímetros de grosor para evitar que se salgan y facilite el rebote. "No toda madera vale", señala Fran. Otros tipos de madreas son demasiado duras o se agrietan sin permitir que los utensilios se claven.


Para este joven hace un año el mundo de las hachas era desconocido, pero en unos días irá a Gandía para ser juez de un campeonato. "Lo había visto en las películas y no pensaba que pudiera ser verdad", cuenta sobre su experiencia. La competición se divide en dos disciplinas: puntería y algo parecido al freestyle. Aquí, no obstante, sólo se permiten métodos seguros. Es decir, tirar con el pie mejor dejarlo para los profesionales. La técnica también se explica en El Hachódromo antes de empezar. Hay quien ya ha decidido hacerse socio y contar con algunas ventajas, como tener disponible las pistas para desestresarse una vez a la semana.
Las hachas, inspiradas en formas vikingas, las suele realizar de forma artesanal el padre del encargado de Madrid a partir de otras hachas y cosas de metal. A diferencia de los modelos que cualquiera puede tener en su casa, por motivos obvios es necesario que estas tengan el cabezal especialmente bien sujeto al mango. Además, los socios cuentan con la posibilidad de tirar otro tipo de objetos que están disponibles. En cualquier caso, si alguien quiere celebrar un cumpleaños o una despedida de soltero de forma original, aquí tiene una posibilidad. Pero con precaución.