En pleno pago de Macharnudo, uno de los conocidos y reconocidos del Marco de Jerez, se enclava una casa que es bodega y también alojamiento rural. La casa viña Santa Petronila está situada en un cortijo que data de 1722, un lugar lleno de historia y tradición vitivinícola, donde los visitantes pueden pernoctar y disfrutar de una experiencia única en contacto con la naturaleza y el mundo del vino.
Rodeada de un paisaje de viñedos inigualable, esta casa combina historia, comodidad y exclusividad para aquellos que buscan tranquilidad e intimidad. Llegar a Santa Petronila supone una inmersión en la campiña de Jerez, en tierras albarizas, por carriles orillados de viñedos que se extienden hasta donde alcanza la vista. Es el destino ideal para quienes buscan alejarse del bullicio urbano y conectar con la esencia del vino de Jerez en un entorno privilegiado.
La casa rural, que incluye piscina desbordante de agua salada extraída del subsuelo y un amplio jardín privado, tiene capacidad para alojar hasta 22 personas. Cuenta con ocho habitaciones, de las cuales cinco son dobles y tres familiares con altillo. Además, dispone de siete baños completos, un acogedor salón con chimenea y una cocina totalmente equipada con dos neveras, horno, vitrocerámica, lavavajillas y otros electrodomésticos que garantizan una estancia cómoda y funcional.
Pensada para albergar a grandes grupos de familiares o amigos, Santa Petronila se ubica en el kilómetro 3,2 de la Carretera del Calvario. La propiedad distingue entre alquiler por estancias en temporada baja —noviembre, enero, febrero y marzo—, cuando está disponible para alquiler a largo plazo (de uno a cuatro meses), y temporada alta, cuando se abre la posibilidad de estancias cortas. Por un precio de 4.000 euros al mes, en temporada baja para estancias largas.
El alojamiento ofrece todas las comodidades necesarias para una experiencia placentera, incluyendo calefacción por suelo radiante, amplias zonas exteriores y la posibilidad de realizar actividades enoturísticas. En esta finca de 17 hectáreas predominan las viñas de Palomino fino, la variedad más característica del Marco de Jerez, y todo el proceso, desde la vendimia manual hasta el envejecimiento en bodega, se lleva a cabo en la misma propiedad.
La finca no solo es un refugio de tranquilidad, sino también una ventana abierta al apasionante mundo del vino, donde cada detalle está cuidadosamente pensado para ofrecer una estancia inolvidable.