Las rimas más improvisadas retumbaban en las paredes de un centro comercial totalmente abandonado de El Puerto que guarda recuerdos de una época marcada por muchos pantalones anchos y alguna que otra carta Magic. A principios de los 2000, en plena expansión del hip hop fuera de Estados Unidos, el movimiento cultural emergía en un rincón del casco histórico. La apertura de una tienda “con un rollo diferente” empezó a funcionar por el boca a boca.
Los amantes del Airsoft y del mundo friki, habituales clientes de una tienda especializada que se encontraba en la misma ubicación, merodeaban por los pasillos en los que se topaban con raperos y grafiteros atraídos por el boom de la cultura urbana.
Frente al escaparate de armas, una tienda con una pared entera repleta de zapatillas y ropa XXL colgada de las perchas se hacía hueco en el comercio local. Fue en 2006 cuando el portuense Manuel Jiménez Pastrana, al que todos conocen como Eddy, abrió este nuevo espacio al que bautizó Hip Hop Shop Larga 74, en honor a la calle donde echó a andar.
“Fuimos unos adelantados a nuestro tiempo, teníamos la tendencia de la música urbana de la que tanto se habla ahora”, comenta el emprendedor de 46 años que se adentró en esta aventura al ritmo de beats.
La culpa de su inquietud por este mundillo la tuvo la zona en la que creció: Cantarrana, muy cerca de la base naval de Rota. “De pequeño veía esa cultura estadounidense, la estética, los coches. Me llamaba mucho la atención”, dice Manuel que recuerda haber tenido una novia americana y decir “ostia, que guay” cuando sonaba hip hop.
Se empeño en traer ese concepto a su ciudad natal, y no solo inauguró la tienda sino también un estudio de grabación en la planta superior, al que se acercaban a grabar sus maquetas muchísimos grupos de la provincia. “Fue un pelotazo, hemos patrocinado batallas de gallo y siempre andábamos metidos en mil historias”, comenta.
“El estudio de grabación fue un pelotazo”
Con el tiempo, su proyecto se convirtió en un icono para los que vibraban con el hip hop. Además, Manuel traía marcas nuevas, por entonces desconocidas, en años en los que las compras por internet aún no habían arrancado con fuerza. Era el sitio ideal para “la gente que buscaba algo diferente”.
Las míticas sudaderas de Ecko —se puso de moda llevar el rinoceronte— estaban entre las más vendidas junto a las zapatillas. La marca del grafitero judío que supuestamente pintó el Air Force One de Bush, pegó fuerte.
Pero, a las prendas de Vans, Conver o Jordan difíciles de conseguir, —“ya las traíamos y todavía no eran tendencia”— se sumaban los botes de pintura para grafiteros, los vinilos para los DJ y los riders para montar bicicletas por partes.
Larga 74 no era la típica tienda de ropa, por eso, la Federación de comerciantes de Cádiz (Fedeco) se fijó en ella y le concedió en 2007 un premio como “comercio innovador”. Incluso llegaron a dar charlas en institutos de la localidad para explicar los entresijos del emprendimiento.
“Fue super guay”, exclama Manuel desde la tienda que desde hace 6 años se ubica en la avenida de La Libertad. A su lado se encuentra Patricia León, jerezana formada en diseño de moda, que se unió al negocio junto a su marido Guillermo García, y Alba y Brian, encargados de recibir a los curiosos.
Lejos queda esa época dorada en la que clientes procedentes de la Sierra preguntaban por la última gorra de Zoo York. Al cabo de 5 años, el estudio cerró y el local se mudó a la calle Granja de Javier, en El Tejar. “Si hubiésemos tenido espacio hubiésemos mantenido el estudio”, explica.
La tienda siguió a su rollo, pero evolucionó dejando atrás la especialización hip hop y abriendo miras a toda la moda urbana, casual, street. La palabra “hip hop” desapareció de su nombre y se quedó en Larga 74. “Ahora estamos con el trap, nos transformamos a los tiempos”, dice Manuel que transmite con entusiasmo cada detalle.
Sobre una losa diseñada con una estrella “como las de Hollywood” dedicada al mejor cliente del año, el portuense señala un perchero. “La juventud ahora lleva más mainstream, ropa muy cantosa, los 90, rollo Will Smith”, comenta.
La clave de que Larga 74 perdure en el imaginario colectivo portuense, sobre todo en aquella generación de jóvenes que la vieron crecer, está en la atención que Manuel procuró ofrecer. “Siempre decía, quiero ser tu peluquero o dentista, no sueles cambiarlos”.
Entre bromas y anécdotas, —como esa vez en la que SFDK fue a la tienda a firmar discos y la cola llegó al cuartel de la Guardia Civil, cuando estaba en El Tejar— los socios cuentan que siguen al pie del cañón. Ahora, el impulsor de la tienda también es representante de Fox, una empresa de ropa textil de motocross.
En este negocio donde muchos cantantes y grupos han compartido conversaciones con sus fans se palpa el alma de aquel joven que hace 16 años quiso aportar algo nuevo a El Puerto. En su memoria queda la sonrisa de los primeros chavales que fueron a comprar junto a sus padres sus regalos de navidad. Ahora, otras generaciones exploran su escaparate.