Una gaviota vuela a escasos metros de un lomo de atún. Desde la terraza del edificio de la incubadora Incubazul —que pronto contará con una nueva base— se divisa Cádiz, su gran puente y su mar. Huele a mojama. “Lo primero que dice la gente es que es una rareza”, ríe una mujer que acaba de rascar las escamas encapsuladas del lomo del pez. Luisa Fernanda Donoso Jiménez, de 46 años, sujeta lo que concibe como un material idóneo para la moda.
Lo deja en la mesa y coge un pequeño bolso, un prototipo de lo que un día brotó de su cabeza. Esta colombiana española, con la doble nacionalidad, desea hacer bolsos, accesorios o carteras de cuero de atún curtido de forma sostenible bajo la marca SkinTunaFish.
En su camino no contemplaba el emprendimiento y, en un abrir y cerrar de ojos se ha convertido en una de las mujeres que apuestan por dedicar sus vidas a la conservación del mar y al uso sostenible de sus recursos. Cuando llegó a España, con 21 años, estudió el grado en Publicidad y Relaciones Públicas en Madrid. En 2006 aterrizó en Cádiz y comenzó a trabajar en una agencia donde se encargaba del servicio al cliente o de la parte creativa. Su labor era dar soluciones a necesidades de comunicación y posicionamiento a empresas, sobre todo de la industria agroalimentaria.
En 2018, Luisa decidió adentrarse en una nueva aventura sin dejar su actividad laboral y empezó Estilismo de Moda e Indumentaria en la Escuela de Arte de Cádiz. Fue allí donde surgió la idea que ahora defiende a capa y espada. “Tenía que hacer un proyecto final, había visto que una persona había hecho lana con pelo del perro de agua de Grazalema... yo en ese momento tenía a Petaca Chico como cliente en temas de publicidad y me dije estaría bueno hacer una colección de prensa hechas con piel de atún”, cuenta a lavozdelsur.es.
Desde el minuto cero se puso a investigar. “Descubrí que nadie curtía piel de atún aquí en España... esto es una oportunidad de negocio”, dice la emprendedora, que aprovecharía los desperdicios del atún que actualmente se usan en la industria agrícola para pienso o harina. “Se está infrautilizando un producto que puede llegar a tener un valor más interesante”, sostiene.
"El espíritu es aprovechar los desperdicios"
Pero pronto tuvo que dejar a un lado esta iniciativa. No solo porque era inviable de compaginar con el estudio y el trabajo sino también por la pandemia. Así que se reinventó y presentó una colección de prendas de vestir hecha con bolsas recicladas.
El final de sus estudios coincidió con una noticia que dio otro giro a su vida. La agencia en la que trabajaba no atravesaba por sus mejores momentos y puso fin a su relación con Luisa, que optó por poner en marcha ese proyecto que se había quedado en el tintero. Una iniciativa pionera en España que lanzaría al mercado un producto “exclusivo”, al igual que el tratamiento que el atún tiene en el sector culinario.
El viento sopla con fuerza mientras Luisa recuerda los primeros pasos que dio. “No tenía ni idea de por dónde arrancar y me acerqué a la Universidad de Cádiz, donde me orientaron hacia la cátedra de emprendedores. Allí me propusieron presentarme a los premios atrÉBT, uno de los más longevos de la provincia, y obtuve un premio”, detalla.
Su siguiente destino fue el CEEI Bahía de Cádiz, donde participó en una formación en economía azul, y fue seleccionada para contar con ayuda para desarrollar su primer plan de negocio. Gracias a este empujón disfrutó de un intercambio en Brest, en Francia, y pudo dar a conocer su idea en diferentes espacios. “Las referencias que tenía para poder hacer ese plan eran las experiencias que existen en la curtición de otras especies como el salmón, el bacalao y la trucha”, comenta.
Luisa pasa su mano por la piel del atún, que llega a asemejarse a la de un reptil. “El espíritu es aprovechar los desperdicios para crear un subproducto que luego se puede comercializar en otra industria propiciando una economía circular”, explica la emprendedora, que también cumple con los cánones de sostenibilidad, desarrollo social y creación de oportunidades, retos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
El trasfondo del proyecto fue clave para que en 2021 entrara a formar parte de la familia de Incubazul. “La dinamizadora de este espacio me animó a participar y aquí estoy. Yo había hecho muchos contactos y me llamó un señor que se dedica a curtir piel de reptiles para ofrecerme la posibilidad de hacer una prueba”, cuenta.
"Quiero curtir con taninos vegetales que no contaminan"
Fue así como Luisa logró un primer prototipo de un bolso a partir del cual comenzaría un proceso de experimentación fundamental para que esta idea sea realidad. “No lo vio viable para la comercialización porque el acabado no es el que esperaría un mercado de lujo. Pero esto es como una receta, la curación varía según la especie y necesita una maquinaria concreta”, explica.
Entusiasmada, con ganas de avanzar, cuenta que le gustaría desarrollar su empresa en Barbate, por su vinculación al atún de almadraba, con el fin de crear oportunidades para las mujeres pescadoras o que pertenezcan a familias relacionadas con esta práctica.
Para ella, también es importante desarrollar una curtición respetuosa con el medio ambiente. “Quiero hacer una curtición libre de sales de cromo, que es como se curte el cuero de vaca. Esas son muy contaminantes y perjudiciales para la salud. Yo quiero curtir con taninos vegetales que no contaminan”, destaca.
En su mente guarda las entrañas de SkinTunaFish, un sueño que todavía no se ha podido materializar. De momento, está en una fase inicial, le queda mucho camino por recorrer. “Es muy bonito pero no es fácil, es bastante ambicioso”, reconoce Luisa, que está buscando financiación para poder realizar un piloto con los detalles para comprobar su rentabilidad.
“Para poder saberlo necesito un piloto que me diga la receta para curtir el atún, los kilos que hay que curtir para que sea viable, la maquinaria, los insumos”, comenta. Desde una ciudad arropada por el mar, no pierde la esperanza y cada día investiga cuáles son las plataformas de crowdfunding más indicadas para conseguir fondos y mantiene conversaciones con posibles colaboradores. Un esfuerzo que compagina con su actividad laboral.
Luisa lucha por este emprendimiento con nombre de mujer que dirige una mirada innovadora al mar y tiene vocación por potenciar sus recursos.
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