Ser madre primeriza de una recién nacida y emprender en un negocio al mismo tiempo. A ojos de cualquiera es un auténtico atrevimiento. No todo el mundo tiene agallas para adentrarse en dos aventuras de tal calibre a la vez. Pero Paula Jaén sí. Esta jerezana de 36 años comenzó hace poco más de un año un proyecto de diseño textil infantil, The Kids Club. La diseñadora de moda arrancó en un estudio de Puerto Real, ciudad a la que se mudó estando embarazada de 37 semanas.
No estaba en sus planes. Cuando finalizó sus estudios inició su carrera profesional en Cataluña en el mundo de la estampación de prenda, y, desde 2009, ha trabajado en Barcelona como autónoma para grandes marcas como Mango Kids o Zara Kids. “Me quedé embarazada y decidí volver a Cádiz para tener a mi hija, pensé que seguiría con mi trabajo, lo hacía desde casa, pero cuando me incorporé de la baja, muchos de mis clientes habían contratado a otra persona y los perdí”, comparte con lavozdelsur.es.
En el sur quería continuar dedicándose a lo suyo, así que, se lió la manta a la cabeza y emprendió su propio negocio. “No tengo nada en contra de los trajes de gitana, pero no es mi estilo, en Cádiz es muy complicado encontrar algo de lo mío”, comenta Paula que, de esta forma, pudo continuar en su sector y, haciendo malabares, conciliar con la maternidad.
Su pareja siempre le había animado a hacerlo y, aunque sentía el vértigo, se lanzó. The Kids Club, en inglés para sobrepasar las fronteras, ya lleva un año y un mes funcionando como tienda online de artículos de puericultura y prendas con estampados diseñados por ella.
La jerezana compagina la crianza de su bebé con el desarrollo de su proyecto. “Para mí es como tener dos niñas, cada una tiene sus necesidades y los dos te reclaman mucho tiempo”, dice desde el local donde se instaló para poder avanzar.
"Tenía romantizada la idea de emprender y conciliar"
“Tenía romantizada la idea de conciliar y emprender, creía que al mejorar mi horario sería más fácil, pero no. Hasta que no ha empezado a ir a la guardería no he podido trabajar en serio. Ese tiempo trabajo, pero al llegar a casa, aprovecho mientras duerme la siesta. Se acuesta a las 20.00 y yo a esa hora me pongo. Mi hija duerme un minuto y ese minuto trabajo”, explica Paula, que trata de sacar todo adelante lo mejor que puede.
Fue durante el postparto cuando comenzó a crear la idea y a realizar sus primeros diseños que acabó plasmando en una divertida colección. “Siempre estaba hambrienta y quería dulce, nunca había comido tantos cruasanes en mi vida, y lo dibujé”, dice la diseñadora, que no se esperaba que la idea fuese a tener tanto éxito. En poco tiempo, vendió los mil metros de tejido que había estampado.
Su modus operandi consiste en diseñar a ordenador los dibujos que luego envía a un estampador. Según explica, sigue los mismos pasos que cuando estaba en las grandes empresas y se centra en accesorios de puericultura, mantas, bolsos, muselinas o neceseres. Objetos habituales en el día a día de unos padres que se suman a algunos conjuntos iguales para bebés y madres
“Quiero hacer cosas bonitas, no ñoñas ni típicas, sin género, divertidas, bonitas, de calidad y que sean útiles”, comenta Paula, que ya tiene en mente otros diseños. Siguiendo la línea gastronómica, para la colección de primavera, recién estrenada, ha utilizado colores llamativos y ha creado una manzana roja. “Me he dado cuenta de que todo lo que me sale va relacionado con la comida, pero esta vez con menos azúcar y más saludable”, ríe.
A la jerezana le ha salido todo sobre ruedas y está “muy contenta” con los resultados de su emprendimiento. La mayoría de sus clientes son de Madrid, Cataluña y el norte de España, de donde recibe muchos pedidos. “Fui a un mercadillo en Barcelona y fue alucinante, cada día tenía muchísimas compras, la experiencia que he tenido hasta ahora ha sido muy buena para solo llevar un año”, reflexiona esta madre que, con esfuerzo, sigue alimentando a sus ‘dos niñas’.
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