El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, apenas estuvo en Fitur el miércoles por la mañana, el día de la inauguración, cuando los Reyes de España visitaron la feria. El día fue una locura, con largas colas de acceso, estrictos controles de seguridad, tardanzas en muchos actos programados a lo largo y ancho de Ifema, etc. Y en esa locura, no tuvo tiempo de cruzar hacia el stand de la ciudad de Sevilla.
Para entender bien qué significa la 'independencia' de Sevilla del pabellón de Andalucía, hay que contextualizar algunos detalles que a menudo se pierden en el 'bullicio' de la actualidad.
Fitur es una feria importante, un punto de encuentro, un lugar al que se acude para competir con otros destinos. Un lugar donde se celebran reuniones, donde se comunica al resto del sector que uno está preparado, por ejemplo, para recibir a nuevos turistas procedentes de más puntos del planeta. Se presume de hoteles por construir, se presume de los planes alternativos que permiten alargar las estancias a varios días más...
Andalucía, desde hace tiempo, es una de las 'reinas' de Fitur. Un pabellón para una sola comunidad es algo sin comparación. Son nueve pabellones, así que hagan las cuentas. Un espacio paralelo, un pabellón al lado, es compartido por buena parte del resto de comunidades de España. Ahí es nada. Un vasto espacio de un solo color, Andalucía, y dentro de ella, ayuntamientos y diputaciones preparan su oferta específica, presentan nuevas campañas, etc. Pero todo bajo esa misma bandera andaluza, que este año retumba con el Andalusian Crush.
Sevilla ha decidido que no quería el paraguas de Andalucía, el de uno de los pabellones carismáticos. Hay que caminar dos o tres minutos desde el pabellón de Andalucía hasta el de Sevilla, del número 5 a la entrada del número 9. En una zona de paso, quizás algo oscura, con una barra de Cruzcampo y tapeo, además de algunas mesas altas, vitrinas y pantallas. En algún corrillo, se comparó ese stand de Sevilla con una adaptación de caseta de Feria a lo que pide Fitur.
El Ayuntamiento explica que tiene muchas reuniones previstas. El alcalde, José Luis Sanz, explica en una entrevista a lavozdelsur.es que "no podíamos compartir agenda con 104 municipios". En eso, seguramente, tiene razón, porque la capital no es una ciudad más. Por peso e historia, su tratamiento debe ser diferente y privilegiado. Porque la capital atrae al turismo, pero también es cierto que es menos atractiva si no muestra que ofrece escapadas a la naturaleza a unos minutos de distancia, o si no se vende junto a Itálica, que es Santiponce, o la preciosa Carmona (gobernada por el PP), o Utrera.
Sanz explica en la entrevista que Juanma Moreno apenas estuvo un rato en Fitur. Algo que viene a justificar que no pasara por el stand de la capital. Pero el mensaje, sea solo por agenda o no, es duro. Juanma Moreno no se ha hecho la foto en Fitur en el stand propio de la capital de su comunidad autónoma. No estuvo mucho rato el presidente, pero el que estuvo, no fue, y eso es indudable.
Parte de la independencia de Sevilla en Fitur se ha vendido simplemente como una pelea PP-PSOE. Pero quizás no es del todo así. Es cierto que quien ha respondido a Sanz públicamente, afeándole la salida de Andalucía, ha sido el presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández, del PSOE. Pero bajo el paraguas de Diputación acuden a Fitur ayuntamientos que son del PP, como Carmona, por poner un ejemplo. Y sale perdiendo Andalucía, la Junta, gobernada por el PP.
El mensaje de desunión no ofrece la imagen de méritos y estabilidad que necesitan los inversores, que quieren una sola oficina ante la administración que le dé certezas para construir hoteles o establecer nuevas rutas. Lo de una sola oficina no se logra porque España no es un país de poderes repartidos, pero ahora, ante el turismo, parecen poderes enfrentados. En Málaga, su alcalde ha sido y es referente para toda la Costa del Sol, vendiendo su oferta conjuntamente, como un todo, hablando por su ayuntamiento pero un poco por todos. Algo bueno han hecho en turismo, está claro.
En muchos aspectos, seguro que Sevilla ha podido ganar algo al tener su stand propio fuera de Andalucía. Ha tenido control absoluto de su agenda, es indudable, ha contado con espacios para exponer libremente. Pero, en el largo plazo, ¿será bueno? Hay quien piensa que no. Y no son solo los socialistas quienes están rebotados con el Ayuntamiento de la capital.
Por un lado, Sevilla anunciaba este miércoles un acuerdo con Ryanair para aumentar conexiones aéreas con Trieste, Birmingham, Budapest, Madeira y Estocolmo. Anunciadas en Fitur, negociadas previamente, como es lógico, porque una compañía no decide cinco nuevas rutas en una reunión de una tarde, pero es un buen anuncio. Como son los acuerdos con La Vuelta, o con el Ayuntamiento de Madrid. Pero, como poco, está siendo raro ver a Sevilla fuera de Andalucía. No para quien conoce la 'película', sino para quien no la conoce.
Es más. Sevilla capital ofreció el miércoles una presentación de su oferta, invitados por la Junta, en el escenario central del pabellón andaluz. Sin ser parte de Andalucía este Fitur, se le dio un espacio al Ayuntamiento para acudir como ponente, como lo hacen otras administraciones (la provincia de Sevilla el mismo miércoles, Cádiz el jueves, etc.). Es algo habitual. Pues bien, Sevilla capital fue postergada a las seis de la tarde del miércoles, cuando había más gente en la cola de los taxis que en Ifema. Y salió de ahí un acto muy frío en comparación con la fiesta de otros destinos andaluces esta misma semana. ¿Por qué se ha llegado a esto? Lo bueno es que la semana que viene habrá tiempo para responder a esa y a otras preguntas.
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