“Me parecía una tomadura de pelo lo que me hicieron. Nada mejoraba mi piel”, dice Inmaculada Durán (Sevilla, 1970), cuando recuerda los efectos secundarios que le provocaron las sesiones de quimioterapia a las que tuvo que someterse durante 2016. A principios de ese año le diagnosticaron cáncer de mama, empezó con el tratamiento y poco después la operaron, extirpándole 18 ganglios de su brazo izquierdo, aunque “se quedaron cortos”, según cuenta ella, y tuvo que volver a pasar por quirófano. “Una vez acabé con la quimio tenía la piel muy mal”, relata, por lo que empezó a buscar productos de cosmética natural para aliviar sus picores e hidratarse la piel.
Después de visitar varios laboratorios y de probar todo tipo de productos, una idea rondaba la cabeza de Inmaculada: “¿Por qué no hacemos nosotros una línea de cosmética natural?” Ahí empezó una aventura, que emprendió junto a su compañero Antonio López, que derivó en la creación de Viventie, una marca de cosmética natural dirigida a personas que requieren cuidados especiales, ya sea porque se hayan sometido a sesiones de quimioterapia o radioterapia, o porque hayan recibido otros tratamientos que han provocado reacciones en su piel.
“Yo soy muy cabezona y me propuse el objetivo de conseguir un producto que sea efectivo, para que no nos tomen el pelo a los pacientes oncológicos”, expone Inmaculada Durán, fundadora de Viventie. Ella es la primera que comprueba la eficacia de la línea de productos que ofertan. “Cuando te dicen que tienes cáncer tienes tal desconocimiento que te vienen las tortas por todos lados y no sabes dónde acudir”, explica. “He llegado a ver establecimientos que venden un champú por 65 euros que supuestamente hace que no se te caiga el pelo tras la quimioterapia. Cada vez que lo veo me pongo mala”, agrega, alegando que hay quien hace negocio a costa de enfermos de cáncer sin ningún tipo de escrúpulo.
“Muchos médicos no tienen en cuenta el cuidado de la piel”, sostiene Durán, por lo que eso hizo que junto a Antonio López, su compañero, fundara una empresa y que lleven meses recorriendo hospitales, centros de salud y farmacias para intentar colocar el producto. “Es como si fueras a una mina con un pico y una pala, hay muchos intereses económicos”, reseña Inmaculada, quien antes de ser diagnosticada con cáncer de mama era vendedora de seguros en un centro comercial. “Me hicieron tanto bullying que cuando empecé con la quimioterapia estaba mejor que yendo a trabajar”, dice. “No puedo decir que yo haya sufrido por el cáncer”, agrega Durán.
Hace un año, a Inmaculada le detectaron que su cáncer evolucionó hacia una metástasis que le afecta al hígado, a un pulmón y al esternón. “Pero tengo una calidad de vida… llevadera”, cuenta. De hecho, sigue practicando piragüismo, su gran pasión. “Solo lloré en el hospital cuando la oncóloga me dijo que no iba a volver a remar”, confiesa. La enfermedad que padece no tiene cura. Le dieron cinco años de esperanza de vida. “El deporte es lo que me da fuerza para convivir con la enfermedad y para minimizar los efectos secundarios de los tratamientos”, dice. “No pienso en la muerte, pienso en la vida, en mi día a día”, señala Inmaculada, quien le saca el lado positivo a la metástasis.
Inmaculada Durán pertenece a la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (ACMM), nacida a principios de 2017 a raíz de la creación de un grupo de Facebook por parte de la joven Chiara Giorgetti, para compartir las vivencias de mujeres que “viven una realidad diferente de las mujeres con cáncer de mama”. La organización organiza eventos para recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama metastásico. “Para nosotros es importante hacer visible la enfermedad y contribuir a que se profundice más en su investigación. Con los tratamientos actuales se ha avanzado en la cronificación de la enfermedad durante cierto tiempo, incrementando la supervivencia, si bien todavía no hay cura para el CMM”, señala la asociación.
“Soy consciente del valor que tiene la vida y del tiempo que se pierde con cosas sin importancia. Yo no paro en todo el día, lo exprimo al máximo, porque no sé si dentro de poco mi enfermedad me va a quitar la calidad de vida que tengo”, señala Durán, cuya empresa, de momento, no da beneficios. Antonio López, propietario de una correduría de seguros en Lebrija durante más de dos décadas, la vendió para dedicarse en cuerpo y alma a Viventie. “Intentamos solucionar los problemas que provocan muchos tratamientos en la piel”, cuenta, “por eso buscamos un producto que tuviera activos que fueran efectivos para el cuidado de la piel y que combatiera la inflamación, los picores o las grietas”. Viventie viene de la frase “vive en ti”, cuenta Antonio. “Nadie va a mirar por ti como no seas tú”.
“Sus ingredientes ayudan a recuperar el pH de la piel, a hidratar, suavizar, nutrir y reparar la piel en profundidad y restablecer el tejido cutáneo”, explica la marca. El hijo de Sonia Las Heras puede dar fe de ello. El pequeño, que ahora tiene trece años, padece una enfermedad rara que tiene apenas 25 diagnosticados en España. Su nombre es fibrodisplasia osificante progresiva y es un trastorno hereditario del tejido conectivo, que provoca malformaciones en los dedos gordos de los pies —“nació con juanetes”, cuenta Sonia— y la formación de huesos en sitios extraesqueléticos. Alejandro, que es como se llama, tiene desplazado el hombro derecho, donde le ha crecido un nuevo hueso donde tiene “una úlcera abierta continuamente”, relata su madre.
El joven forma parte de un ensayo clínico desde mediados de 2018, cuyo tratamiento le provoca úlceras que “no había manera de cerrar”, señala Las Heras. “El efecto secundario de su medicación es una sequedad en la piel horrible”, por lo que “llega un momento en el que estás desesperada y pruebas lo que sea”, dice, “y estos productos nos han funcionado”. El joven Alejandro, que tiene reconocida un 77% de discapacidad, “se levantaba la piel de rascarse, por el picor que le provocaba la medicación”, dice su madre. “Le ponía crema tres veces diarias y cuando probé la de Viventie ya no se quejaba”, añade.
Avances en el estudio de la metástasis
La metástasis es responsable de alrededor del 90% de todas las muertes por cáncer, aunque no se sabe mucho sobre lo que hace que las células cancerosas sean capaces de formar metástasis. Por eso son tan importantes las conclusiones de los trabajos liderados por el oncólogo español Joan Massagué, del Instituto Sloan Kettering de Nueva York, que han descubierto que las células que inician la metástasis de los tumores aprovechan las capacidades de curación de las heridas para propagarse.
“Ahora entendemos la metástasis como la regeneración del tejido equivocado —el tumor— en el lugar equivocado —los órganos vitales distantes—. Esto no es solo una metáfora. Es literalmente cierto en términos moleculares y fisiológicos”, explica Massagué en un artículo científico publicado en la revista Nature Cancer.
Durante 2018, en España se detectaron 270.363 nuevos casos de cáncer, según cifras de la Asociación Española contra el Cáncer —un 1,85% más que en 2017—, siendo el cáncer de mama el más detectado entre las mujeres españolas, con 33.000 nuevos casos, solo superado en cifras totales por el cáncer de colon y recto, con 37.000 nuevos enfermos. Luego están los de próstata (casi 32.000 casos) y pulmón (más de 27.000). La Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) recoge que la probabilidad de desarrollar el cáncer aumenta más de un 10% entre las personas de entre 55 y 64 años y que es a partir de los 60 años cuando empieza a ser superior en hombres que en mujeres.