Llegan más fondos europeos que nunca de la manera más insospechada: como transfusión económica sin precedentes de la Europa comunitaria para encarar la reconstrucción de las ciudades tras la peor pandemia en un siglo. Por si fuera poco, una situación de guerra en Europa —hiperinflación, crisis energética, rearme…— se ha solapado con la salida de lo peor de la covid.
Los Next Generation de la UE se suman a otras partidas procedentes de líneas de subvenciones que ya había fijado Bruselas, como los fondos de la Edusi. Digitalización, movilidad y turismo sostenible, lucha contra el cambio climático rebajando las emisiones en los núcleos urbanos… Siete municipios de la provincia de Cádiz, de las más pobladas de España y con más desempleo, tienen en marcha actuaciones por más de 34 millones de euros que transformarán los paisajes, los centros históricos y las relaciones de propios y extraños con el territorio cotidiano.
En Jerez, desde que hace más de un cuarto de siglo la arteria principal de la ciudad, la Gran Vía de la ciudad, la calle Larga, fuese conquistada por los peatones y dejara de ser antigua carretera N-IV, el centro histórico de la capital del sherry sigue tratando de dirigirse hacia una movilidad más sostenible y convertirse en un polo de atracción turística —ya veremos si turistificado o no—.
Aprovechando fondos europeos, tanto de la Edusi como de los Next Generation, el Ayuntamiento de Jerez acumula un mandato de reurbanizaciones en muchas de las vías del casco histórico. El objetivo de obras emblemáticas como la reordenación del Eje San Dionisio-Arroyo —casi un millón de euros—; el entorno de San Juan de los Caballeros —más de 430.000 euros—; o muy pronto, la actuación en el eje Puerta de Sevilla-Santiago —más de 1,4 millones de inversión—, es restringir el tráfico privado en estas vías del Jerez medieval y hacerlas accesibles a los peatones mediante plataformas únicas.
Miles y miles de metros lineales de vías que despiden los incómodos —y muchas veces deteriorados— acerados y los ennegrecidos asfaltos y saludan un espacio urbano donde el paseo y el disfrute tienen prioridad. La eliminación de bordillos en calles y plazas no es nueva en el centro del municipio, pero nunca antes se había acometido de forma tan masiva y decidida.
En paralelo, Jerez también está beneficiándose de fondos europeos para la próxima apertura de dos museos en su centro histórico, el Museo del Flamenco en Andalucía —6,8 millones de presupuesto— y el Centro de Interpretación Lola Flores —unos 700.000 euros y una inauguración prevista el 21 de enero del año que viene, fecha en la que la Faraona cumpliría cien años—.
A estas actuaciones se suma la implantación, a partir del verano de 2023, de una zona de bajas emisiones —con un presupuesto global de 3,6 millones— que, entre otras medidas, a través de lectores de matrículas, expulsará al vehículo privado del intramuros. En total, alrededor de 14 millones que van destinados, junto a otras inversiones adicionales en la zona, a regenerar a nivel urbanístico muchas de las vías del centro histórico y a potenciar la atracción de visitantes.
Todo ello, acompañado por una estrategia de recuperación de solares o patrimonio ruinoso que está expropiando fincas abandonadas para su subasta posterior rehabilitación. El fin no eso otro que acabar con la degradación y el olvido que desde hace décadas sufre la zona donde nació el Jerez que hoy se conoce.
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