Alberto Belmonte Luque (Jerez, 1973) hizo con cuatro años el primer dibujo del que tiene una imagen sólida en su cabeza. Estaba aún en párvulos, pero aquel nivel de detalle en la estrella del sheriff, el sombrero, la cartuchera, el revólver... aquello ya daba idea de que aquel niño tenía un talento innato para las bellas artes. Pese a su aspecto forever young, este artista de la ilustración, este hombre obsesionado desde siempre con dibujar, "no sabría vivir de otra manera", va camino de los 50 y cuando echa la vista atrás pasa las páginas de la vida como si fuesen un tebeo. O como si fuesen esos libritos ilustrados en las esquinas en los que si pasas las páginas muy rápido esos dibujos se transforman en dibujos animados.
En una viñeta ve su paso por Planeta DeAgostini y en otras, su desempeño profesional en otras editoriales como las norteamericanas IDW o Bastion Press. Superhéroes, piratas infantiles, cowboys ragelianos, se entremezclan con otros trabajos de diseño publicitario como pintar el interior de las tapas de Danonino o galletitas Cuétara con sus ilustraciones. Durante casi 12 años estuvo ligado a Pizzel 3D Studios, donde realizó ilustraciones, storyboards y concept art en multitud de proyectos audiovisuales, entre ellos el documental 30 años de oscuridad, que estuvo nominado al Goya.
Ni un solo día ha dejado de dibujar, sobre el papel o en su cabeza. Ahora ha vivido un punto de inflexión con Galdós y la miseria, cuyo primer volumen vio la luz hace un año y cuyo segundo tomo ya está casi a la mitad. Ha sido un sueño, o un capricho goyesco, haber publicado su primera novela gráfica. Y se lo agradece profundamente a El Torres, que es el alias de Juan Antonio Torres, editor y guionista malagueño, que como otros muchos, y como el propio Belmonte, mantiene el empeño de poner a la historieta española en el lugar que merece.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?
El Torres, que tiene una trayectoria bestial, había hecho antes de este proyecto uno dedicado a Gaudí y otro dedicado a Goya. Tenía previsto hacer como una trilogía de las tres g con diferentes dibujantes. El de Gaudí tuvo muchísima repercusión, se tradujo a un montón de idiomas, estuvo nominado a los premios Eisner —estadounidenses, los más importantes del mundo del cómic—, y le funcionó también que hizo el de Goya, que también fue muy bien; ya para el de Galdós contactó conmigo para que fuese el dibujante del trabajo. El proceso de trabajo en sí consistió en una primera fase de documentación, muy ardua, porque había que tener mucho cuidado con la base histórica, con las ambientaciones de exteriores e interiores, evitar anacronismos… Él me mandaba páginas de guion y yo hacía bocetos, pero me dio una libertad total, incluso en cuanto a la búsqueda de estilos porque tuve que probar hasta tres estilos diferentes hasta dar con el que pensábamos que podía plasmar mejor la historia y la ambientación de la época. Ha sido un proyecto largo porque si empezabas no convencido del estilo que estabas utilizando podías hasta no terminarlo. O acabar desesperado.
Usted había tenido mucha experiencia con el 'storyboard', que en cierto modo es como un cómic, ¿qué diferencia hay en esta labor y la que ha llevado a cabo ahora, aparte de tratarse de un proyecto personal y donde el autor gráfico es coprotagonista?
Trabajé doce años en un estudio de animación y allí, quieras o no, eres parte de un equipo. Yo hacía storyboard, diseño de personajes… pero claro, al final eres parte de una productora. Aquí sí es un trabajo completo tuyo. Son lenguajes hermanos, pero no idénticos. El storyboard tiene la particularidad del cine, en el que siempre tienes el mismo formato, que es el formato de la pantalla, y en el cómic sí puedes jugar con diferentes formatos de viñetas. En este caso sí me he encargado de todo, salvo a la hora de hacer el color, que me ha ayudado mi antiguo compañero Miguel Serrano y Pauli Junquera, un dibujante de Jerez que fue alumno mío durante mucho tiempo, que me ayudó con el flapeado (o separación de color), para rellenar las páginas por capas para que a la hora de dar color pueda ir más rápido. Les estoy eternamente agradecido a los dos.
"Estoy como si tuviera otra vez 20 años, con la misma ilusión del principio y con ganas de seguir dedicándome a esto, que es lo que siempre he querido hacer"
Ha hablado de "capricho" en relación con este 'Galdós y la miseria'. ¿Tiene un punto de retrospectiva en su carrera?
Ha sido como una puesta de largo. Siempre he estado vinculado al cómic y es a lo que siempre me he querido dedicar. Pero en realidad, este mundo es tan complejo, el de la ilustración en general y el de los dibujantes, que siempre he estado ahí como coqueteando, pero sin terminar de hacer una obra de esta relevancia. He hecho storyboard, diseño, ilustración de libros, pero realmente cómics largos y con un guionista de renombre, éste ha sido mi primer trabajo gordo. Estoy encantado porque ya a raíz de esto han surgido otros proyectos y estoy como si tuviera otra vez 20 años, con la misma ilusión del principio y con ganas de seguir dedicándome a esto, que es lo que siempre he querido hacer.
Porque 'freelance' o no, siempre es complicado elegir el trabajo que uno sueña, ¿no? ¿Se ha tragado muchos encargos marroneros?
Siempre he disfrutado de mi trabajo en todos estos años porque al final estaba dibujando. Yo siempre he sido muy consciente de lo afortunado que era por poder dedicarme a lo que me gustaba, no me quejaba. Pero claro, aun así, es lo que dices, hemos dibujado a Danonino, con ilustraciones de las tapas, y muy bien pagado, pero también muchos otros de ilustración publicitaria, y bueno, no son trabajos en los que te expreses como artista. Pero bueno, de todo he aprendido. Lo que sí estoy haciendo ahora son proyectos elegidos, y mi intención es seguir teniendo ese privilegio total de poder decidir qué quiero hacer, porque lo disfrutas mucho más.
Cómic: "Hay una edad dorada de producción de material fabuloso; el problema es la ausencia de público suficiente para sostener algo parecido a una industria"
Al final también hay que llenar la nevera. ¿Se puede vivir del cómic en España?
También tengo las clases para eso, en casa y en Bretón Arte Espacio. Vivir del cómic en España, desgraciadamente, es muy complicado. Sobre todo, si tardas demasiado. Es una cuestión de tiempo también. Si haces proyectos rápido, cobras antes y pasas a otro. Este ha sido un proyecto muy acariciado y es más complicado. Lo que hacen la mayoría de autores y creo que, desgraciadamente, es el rumbo que tenemos que tomar todos, es intentar trabajar directamente para el mercado francés o norteamericano donde sí hay cantidades superiores y puedes mantenerte exclusivamente con el cómic. En España, salvo Paco Roca y alguno más, no se vende lo suficiente como para poder vivir exclusivamente de esto. Todavía nos queda un largo camino aquí.
En cambio, hay una edad de oro creativa.
Es muy curioso lo que ocurre. Se está en una edad dorada en cuanto a producción de material fabuloso, hay muchísimos autores haciendo obras fantásticas, pero el problema es la ausencia de público suficiente como para sostener algo parecido a una industria. En cuanto a creatividad, trabajo y autores, nunca se ha publicado tanto, tan variado y con tantísima calidad. La pena es que exista ese estigma, aunque se va perdiendo poco a poco, que relaciona el cómic solo con lo infantil o lo juvenil, o con géneros determinados, como superhéroes o manga, que son maravillosos. En España se respeta, aunque cada vez menos. Cada vez más gente se anima a leer cómics, se engancha y descubre algo que le satisface tanto como ver una serie.
¿Cuánto duerme un dibujante?
(Ríe) Duermo bastante, pero sé que en general mis compañeros duermen poco. Yo soy rara avis, cuando más concentrado estoy es por la mañana, muy temprano, me gusta levantarme temprano y son las horas que más aprovecho. A medida que pasa el día me voy cansando, ya por las tardes tengo las clases, por la noche no doy para más. Cena y serie, si tengo energía, y a dormir. Sí he tenido etapas, sobre todo en la empresa de animación, cuando venían achuchones fuertes, como el de 30 años de oscuridad, que fue un documental para que el tuvimos que hacer miles de dibujos en seis meses y fue durísimo, de dormir poco y estar muy estresado. Eso sí te pasa factura. De vez en cuando vienen cosas así, pero en este momento, al estar en un proyecto nuestro, trabajamos muchísimo, echamos muchas horas, pero no estoy tan estresado.
¿Dibuja mucho en la cabeza?
Sí, claro, y eso es continuo. Eso angustia. Siempre tienes mucho más dentro de lo que tienes tiempo para poder hacer. Entonces, a lo mejor estoy trabajando en Galdós y estoy dibujando, como dices, mentalmente el próximo proyecto que quiero hacer. Eso sí genera un poquito de ansiedad que tienes que controlar porque tienes que ir día a día y produciendo lo que se puede. Pero claro, la imaginación siempre está funcionando.
"No dibujo para ganar dinero sino que procuro ganar dinero para poder seguir dibujando"
Si le pregunto por el primer dibujo infantil…
El primer dibujo del que tengo recuerdo fue en parvulitos, tenía cuatro años, y lo recuerdo porque para mí era algo normal, pero a los profesores les sorprendió mucho. Lo típico del niño que dibuja bien de la clase... Recuerdo dibujar a un cowboy tras repartirnos una cuartilla para dibujar lo que quisiéramos. Generalmente, los niños que dibujan muy bien de manera precoz es porque meten una cantidad de detalles que no son habituales a esas edades, recuerdo dibujar la estrella del sheriff, la cartuchera, las balas, el sombrero… y sí tengo esa imagen mental, pero supongo que aquello fue muy diferente a como lo recuerdo.
Leía recientemente a un detective artístico asegurar que, hoy en día, el mundo del arte, el mercado, va de dinero no de belleza. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
Bueno, cada cual tiene su opinión y esta tiene que ver con el enfoque que le des. Al final, hay tanto debate sobre qué es el arte… Lo que sí es cierto es que como yo lo vivo no puede menos tener que ver con esa afirmación porque al final siempre digo que no dibujo para ganar dinero sino que procuro ganar dinero para poder seguir dibujando. Es todo lo contrario. Mi prioridad no es ganar dinero y si lo ha sido era porque eso me permitía seguir dibujando y no tener que dedicarme a otra cosa para subsistir. El hecho de levantarme por las mañanas y que mi día de trabajo vaya a ser dibujar, para mí es lo más grande. Aunque me dieran mil millones, esa es mi vida. No podría vivir de otro modo. Si no tuviera más remedio, al final te adaptas a todo, pero sería infeliz, de eso estoy convencido.
Decía Galdós que no hay felicidad que no tenga un ‘pero’. ¿Ha encontrado la suya?
Procuro obviar los peros. Soy muy feliz y creo que eso también es una actitud en la vida. Claro que todo tiene ‘peros’ si entras en ellos, pero es un poco la naturaleza humana. Estés mejor o peor, siempre estás centrándote en lo que te falta y no en lo que tienes. Y yo procuro esforzarme en disfrutar lo que tengo, que considero que es mucho, y no quejarme, que también es algo muy extendido hoy en día, estar siempre quejándonos por todo.
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