De Plutón a Santiago, un flamenco de otra galaxia
Llega El Chusco y se planta con su copa de oloroso en una silla junto a la mesa donde transcurre la entrevista. El guitarrista pide que le pongan en el móvil lo último de Tomasito. Suena De Jerez a Plutón:
Porque yo quiero vivir /
orbitando en la galaxia /
siempre tengo a donde ir /
donde vaya tengo casa…
“Primo, está guapo, ¿eh?”, le suelta, casi mientras saludan a Diego de la Margara. “Tiene los pies chiquititos y baila como nadie en una losa”, explica Tomasito sobre el célebre animador de las fiestas flamencas jerezanas. Quedamos en el bar El Arco de Santiago y a mediodía de un jueves cualquiera da la impresión de que en cualquier momento va a irrumpir alguien por bulerías cortitas del castizo barrio jerezano.
Telón de fondo para las fotos: la fuente, la catedral del Apóstol, la freiduría de Santiago, el restaurante Jindama y la panadería Charamusco. Es decir, no cabe más arte por metro cuadrado. Pero allí se cuela el fino de su casa. Azotea de la calle Cantarería, junto a su hermano Ángel. Exterior día. Casa de La Bastiana, la madre de Tomasito, Tomás Moreno Romero (Jerez, 1969) en el DNI.
Agustisimísimo es el nombre del primer disco de estudio que Tomasito graba en Jerez, su tierra natal, después de un periplo por discográficas exitosas y ahora más alternativas, de conciertos y conciertos, de telonear a los Tears for Fears, de tocar con Chick Corea, o de compartir escenario con Winton Marsalis o Chano Domínguez, o por hacer magia con el G5 en cía. con Kiko Veneno, Muchachito y Los Delinqüentes.
Pero ahora toca volver a la raíz y parir su disco “más flamenco”. Lo cual es mucho si se calcula por encima el nivel de flamenquería de este hombre con cultura en las venas. Bastan dos cervezas y dos copitas de Río Viejo para entender por qué el título. Agustisimísimo. “Yo tenía prisa, ¿ves? Ya me están liando”, confiesa Tomás.
“Cuando me vuelvo para Madrid mis hijos se meten conmigo, se me pega el acentazo”, reconoce un artista de otro planeta. Este 2023 celebra tres décadas de su primer trabajo discográfico, Torrotrón (Divucsa), un álbum que pudo grabar en Madrid gracias a los contactos de su "tata" Lola Flores, la madrina artística de este mestizo de la casa del Castillo, en la calle Guarnidos, que ha sabido beber de Santiago y La Plazuela.
Sí, el sitio donde la gente se pone Agustisimísimo (ríe). Me encanta hacer entrevistas aquí, es estar en casa.
Sí, después de la pandemia y tal, y todo eso, pues ahora estamos agustisimísimos. Y ahora nos cae otra. Pero bueno, hay que planteárselo así en la cabeza. A lo mejor abro un bar en Madrid que se llame el ‘Agustisimísimo’.
La verdad que me levanto con ganas por las mañanas, con ganas de hacer cosas.
Es mi genética, es lo que tengo. Me levanto ahí y es que soy así. Hago música, me gusta la ironía, la broma, el cachondeo, que se refeja en mis letras. Me gusta que la gente se lo pase bien y se divierta. Eso para mí… me hace grande. Si subo al escenario y la gente se lo pasa bien…
Para todo el mundo. Ha sido así toda la vida, la música es cultura y la cultura hace que te levantes por la mañana. Te da la vida. La música es muy importante.
"Es mi genética, es lo que tengo. Me levanto con ganas de hacer cosas"
Espera, espera, cuando han pasado seis meses después de cumplir 50 te crees todavía que no tienes 50, pero ya vamos por 53. Pero la vida me trata bien, estoy realizado con todo lo que he hecho en mi vida, siete discos en solitario, con toda la gente que he colaborado… con 53 años ya tengo la carrera hecha y no es tan fácil hoy en día.
Es difícil. Es buena pregunta porque es difícil. Hay que intentar que lo que hagas le guste y transmita a la gente. Pruebo suerte con lo que hago y resulta que plam, plam, plam… va gustando. Me gusta hacer las cosas muy bien, los discos son para toda la vida y me centro mucho. Si no, no saco disco, prefiero no sacarlo.
Eso lo decía Rosendo. Yo no como de la venta de discos, como de los directos.
Ahora sacamos discos por sacar, como los 50 cassettes de cachondeo que hemos sacado de este álbum por pegarnos un vacilón. Lo puedes rebobinar con un boli BIC.
Sí, a veces sí, cuando estoy fuera de casa.
"¿Spotify? No sé ni cómo se cobra, ni dónde se cobra…"
No hay que darle más vueltas, ¿sabes? Pero en mi época tengo álbumes en cassettes: Torrotrón, Camino del Hoyo, Castaña… Los regalé todos y hace poco me regaló uno Juanito Makandé. Los cachitos de hierro y cromo estaban gastados. Me hizo mucha ilusión.
Sí, hay muchas tiendas.
No sé. Ni idea. No da ni para esto (señala la cerveza y el vino). No sé ni cómo se cobra, ni dónde se cobra…
La industria solo ha ido a peor. Ahora con los sellos independientes, como El Volcán, al menos están luchando, con uno y otro artista. Pero se sabe que de lo que comemos es de los directos. ¿Cuánto hay que sonar en Spotify para que te den algo? Yo soy de directo, más que de discos.
¿Quién?
Ah, hombre, sí… Si me llama hacemos una fusión… me encantaría… No me lo había planteado, pero la podemos liar.
El artista donde nunca se pone el sol
Dice Tomasito que a veces compone temas con una guitarra del supermercado Lidl de 50 euros y asegura que este último es su disco "más flamenco". El bueno de Tomás, el artista donde nunca se ponía el sol, compone y se hace compás en su cocina del barrio de Moratalaz, donde vive con su familia en la actualidad, o rodeado de los más grandes de la música contemporánea en Nueva York, en Cádiz, en el Sahara o Cabo Verde.
Agustisimísimo es el séptimo disco en solitario de Tomasito. Un álbum producido por él mismo que se empezó a gestar en 2019 con su primer adelanto La Zalamera. Su producción se vio ralentizada debido a la pandemia y a la frenética actividad de Tomasito en directo por festivales, ferias y chiringuitos. Durante este período de tiempo fue publicando otros adelantos del álbum, al más puro estilo de los traperos, como Los Muertos Vivientes, La Makinita o el reciente Mentira es. En el disco colaboran otros músicos y artistas como Lele Leiva, Daniel Quiñones, Rafael Ramos, Paco Castro, Tomasa Peña, Manuel Morilla, Diego Pozo, Carles Benavent o Manuel Parrilla, entre otros.
De Jerez a Plutón es el último adelanto de Agustisimísimo (2023, El Volcán Música), el nuevo álbum de estudio de Tomasito que ha visto la luz hace un par de viernes y que ya está disponible en todas las plataformas digitales y en formato CD y Cassette, disponible a la venta en la tienda de El Volcán. El 4 de marzo lo presenta en La Guarida del Ángel, en el marco del OFF del Festival de Jerez, mientras que la gira seguirá esta primavera por Palencia, Valladolid, Ponferrada, Umbrete y Valencia.
Todo, yo sigo haciendo el robot, las rodillas las tengo ya un poco regular, ¿sabes? (Ríe) No lo pierdo, estoy actuando y me sale. Y recuerdo mi época del breakdance, que no me daba cuenta yo ni de lo que hacía cuando fusionaba eso por bulerías. Aquí se llevaba en la calle las bulerías y mi padre me ensañaba eso, pero yo lo mezclaba. Lo antiguo nunca se pierde y siempre hay algo del niño robot.
Claro, ese es el rollo. Me gusta divertirme y cuando me subo lo hago contento, sin miedo. Si estás seguro de ti mismo sales al escenario con una alegría… eso es lo que yo quiero; pasarlo mal en un camerino o quedarte una semana encerrado, eso no es vivir. Sales contento y el público lo nota.
Y si me dicen que a la media hora hay que hacer otro bolo lo hago. ¿Hacemos doblete, chavales? A la hora y media empiezo a calentarme.
Lola: "Me daba carta blanca. Y después de la actuación se alegraba si yo estaba contento con lo que había hecho"
Cuando ella me sacó aquí tendría 11 o 12 años. Luego me fui a Los Canasteros en Madrid y ya me llamó ella para hacer programas y lo otro. Mi hermana en casa: “¡Que te llama Lola…!”. “Dime tata”. Fue la primera que me dio una compañía discográfica. “¿Tú que cantas esos rock and roll, quieres grabar un disco?”. “Sí, tita”. “Pues toma esta dirección, ve a la Puerta del Sol…”. Grabé mi primer disco con Divucsa (Torrotrón, 1993). Y luego, me preguntaba si estaba contento con lo que estaba haciendo. Me cuidaba, tío, con mucho cariño. Y sin un porqué, porque no éramos ni familia. Yo le hacía el pito en las fiestas (silba con la boca) y se jartaba de reír, y cuando no lo hacía: "Me silbaba de lejos...". Y empezaba yo a ponerme como un robot.
Es muy grande. Cómo te miraba, esa fuerza. Luego te cogía y te llevaba a ver el disco que estaba grabando Rosario. Y con El Pescaílla (Antonio González) igual, un cachondeo con ellos que no veas, me quería. Mi primer disco fue por ella. Encontrar una compañía que te fichara… al loro.
Sí, claro. Y luego veía que yo le respondía, actuaba y le gustaba, pues confiaba en mí. Había veces que me invitaban a algún programa y yo no quería ir. Ella me decía: "¿Cómo...? Tú te vienes". Es que yo canto estas cosas... "¿Tú que lo vas a hacer todo en un programa? Tú te vienes y haz lo que tú quieras. Pom, en toda la boca, tenía que ir. Me daba carta blanca. Y después de la actuación se alegraba si yo estaba contento con lo que había hecho. Su vida ha sido muy fuerte, las películas y todo lo que ha hecho esa mujer... Es que no veas. Es mortal.
Ahí está. En San Miguel. Me pegué lo menos un año de monaguillo. Yo estaba en la calle Guarnidos y me apuntaba a todo. Sin vivir ningún rollo de estar pensando en que si gitano o no sé qué. Fluía con todo el mundo.
Eso es. He tenido bascas allí y aquí, me aceptaban en los dos sitios.
Y monaguillo, que me comí las ostias y me echaron. Me mandaron por formas a San Marcos, y me las comí con vino. Me metí a monaguillo para entrar más tarde en el colegio de Don Bosco.
"Mi mujer dice que tiene cuatro hijos en vez de tres; mis niños me toman a cachondeíllo"
No sé, no tenía carrera en mi cabeza en aquella época. Desde chico estaba cantando y bailando. Habría tenido cualquier oficio, pero de coger peso no, ¿eh? La cosa está regular, Paco, picha. Del deporte también se sale.
Empecé de la mano del patriarca Manuel Morao, con el grupo España-Jerez, y ya con 11 años estábamos todos los jueves ensayando en la peña de El Mono para los festivales. Pues muy contento, he resuelto mi carrera, he podido ir comiendo de esto porque con la música no se sabe. Aparte, pues la oportunidad de compartir escenarios con tanta gente grande. Y ahora lo que quiero es mi familia, tranquilito, y tocar y actuar, soy animal de escenario, me tienes dos semanas en casa encerrado y no puedo.
Ahí está. Me gusta el cachondeo. El niño me tira plátanos...
Tres. Niños, que me voy una semana. Yujuuu... Mi padre se va... Y mi mujer riéndose ja, ja, ja...
No, tal como soy ahora. Cuando hay que ponerse serio hay que ponerse, pero a mí me toman a cachondeíllo, porque me gusta el cachondeo, pues soy un poco como ellos. Mi mujer dice que tiene cuatro hijos en vez de tres. El grande es muy inteligente, tiene 17 años; la niña 15, y el otro 14. ¿Queréis dedicaros a esto? No, no, no, que lo que yo hago es muy difícil. Y yo les digo que no hace falta que hagan eso, que tienen la guitarra fuera, desenfundada, los cajones... pero que hagan lo que quieran. Yo no les inculco a mis niños nada de esto, eso va en libertad, si les limitas de pequeños... El mayor quiere ser topógrafo, cualquiera sabe, pero el compás ya lo tiene, matizan (empieza a hacer compás con las palmas), vienen a las candelas aquí. El niño con las pedazo de becas que le dan gana más que yo con su edad...
Claro, tío, que vengan a una fiesta y no le miren (risas). Hola, soy el hijo de Tomasito (pone acento madrileño muy serio).
Hombre, ya te digo, de pequeños me decían que yo hablaba raro. ¿Raro? Raro habláis ustedes. A mí de vez en cuando se me escapa la ese, vivo con cuatro madrileños desde hace 26 años en Madrid, pero es verdad que vengo a Jerez y me vuelvo con el acentazo.
¿Esto? Esto es la gloria, qué alegría. En Madrid la gente es de puta madre, eso sí. Mi mujer es gata, gata. Mi suegro es topógrafo y trabajaba en Barcelona, pero mi suegra se vino a parir a Madrid para que la niña fuera madrileña. Ahí la llevas. Madrid me ha dado mucho en el sentido de que el público es bueno, te respeta, te quiere... y ya mi vida la tengo allí porque las distancias ahora son más cortas. Acabaré en Jerez creo. No me veo allí comiendo boquerones en vinagre y bocatas de calamares. Aunque Jerez tiene mucho peligro.
No, pero si hay que ponerse se pone uno (risas)... Como me decía un colega, pero si es que te va todo, pirri, te va todo... Es el último día, tú estás llorando, pero a mí me entra la alegría. Cuando uno está en el bajón yo me vengo arriba.
Llevo en Madrid 26 años, pero no comí un bocadillo de calamares hasta que llevaba diez años. No los cambio por una berza.
A pesar de ser el fino de mi casa porque quepo por la raja, del filón del portón... pero cuando me pongo, me pongo.
Me veo la cara como un doberman. Uf, me puse anoche como Tony Curtis... Guay, la vida para adelante. Un día más, ¿qué hay que hacer...? Siempre estoy creando, haciendo lo que me gusta, hasta en los parques me pongo con mi libreta o mi librito. Lo hago por las mañanas, que ya no tengo que recoger a los niños del colegio.