Carmen Guerra (Jerez, 1971) es regidora del Teatro Villamarta desde el año 1998, y se encarga, principalmente, de la regiduría de ópera, aunque también ha trabajado en espectáculos de flamenco o en las galas del Festival de Málaga. Su andadura empezó en el coro del Teatro Villamarta, donde estuvo unos meses, pero el director del teatro, en aquella época Francisco López, le propuso ser regidora.
Carmen tiene estudios en música, estuvo en el Conservatorio, donde estudió violonchelo y en especial lenguaje musical. Esa formación previa la fue guiando por un camino, pero fueron sobre todo sus aptitudes, fortaleza y cualidades naturales las que le dieron el impulso definitivo. Un oficio que define como “precioso” y “estresante”, el engranaje que hace que todo encaje sobre el escenario. A los 8 años ya soñó por primera vez con trabajar aquí, cuando en una visita al Villamarta vio subirse el telón. A raíz de eso, empezó a reconvertir cajas de zapatos para “jugar al teatro”. Ahora, sigue jugando pero entre las “bambalinas” del Villamarta.
¿Qué pasaría si no hubiera una regidora en el teatro?
El espectáculo sin regidor no se puede hacer porque no tienes a la persona que ordene las salidas a escena, los cambios de maquinaria, las entradas de luces, todo el montaje del espectáculo que haya hecho el director de escena. Si no está esa persona que da todas las órdenes para que el espectáculo se pueda realizar. Sin regidor no se puede hacer un espectáculo. Hay algunos pequeños que con un técnico se puedan desarrollar, pero en el caso de la ópera es imposible sin regidor.
Es la jefa suprema en ese momento de lo que está pasando
Efectivamente, el regidor es el jefe supremo de lo que está pasando sobre el escenario. El director de escena y el director musical mandan en los procesos de ensayos. El de escena hace el montaje que quiere junto a su equipo (escenógrafo, iluminador, figurinista…) y los regidores apuntamos todo lo que dice esa persona. Una vez que el director de escena ha hecho su trabajo, quien manda en eso es el regidor, para que todo se lleve a cabo tal cual ha decidido el director de escena.
¿Cuál fue su primer impulso para convertirse en regidora?
Fue de la mano de Paco López, antiguo director del teatro. Me dijo: “Yo te propongo para este puesto. Veo que puedes hacerlo perfectamente”, y así empecé. Hice de meritoria, de ayudante de regiduría en un par de zarzuelas y a la tercera zarzuela, con el director de escena que vino, me conoció trabajando y me ofreció irme a Oviedo. Con el cuarto título que hice ya estaba en Oviedo. Estuve 9 años de un teatro a otro, trabajando por muchos espacios del norte de España.
No fue algo meditado entonces, más bien se puso en su camino
Así fue. Me dijeron “tú empieza y te diré si sirves”, y aprendí a base de mucho trabajo. Yo había estudiado en el Conservatorio pero no tenía conocimientos de escenario, ni de iluminación… una vez que empecé con el puesto me fui formando y me fueron enseñando muchísimo. Me formé a base de palos.
¿Y qué cree que hace falta para ser regidora?
En caso de regidor de ópera, saber música, por supuesto. También hay que saber ganarse a la gente y trabajar en equipo, crear equipo. Para ser regidor en general, hay que ser muy disciplinado. Tienes que darle seguridad a todas las personas que estén en el escenario, tener mano dura, ser muy seria, pero a la vez también tener ‘capotazos’ para llevarte a la gente a tu terreno. Tienen que confiar y estar tranquilos.
Es una cuestión muy de carácter por lo que parece
Hay que ser seria pero no borde. Sobre todo, mucha sangre fría y ser muy rápida. Puede pasar de todo: accidentes de artistas, averías en la mesa de motores, problemas importantes de luz… y hay que resolver los problemas sin que el público se de cuenta. Los técnicos no pueden decidir una cosa sin que el regidor de la orden.
¿Y lo llevaba en su carácter de antes?
Lo llevaba de antes porque desde pequeña, curiosamente, en el colegio siempre me encargaban que organizase las fiestas de fin de curso (risas). La primera vez que pisé un teatro fue en el Villamarta, que me trajo mi tía a escuchar un Miserere de Eslava, y lo que más me impresionó fue la subida del telón. Cuando vi la subida le dije a mi tía: “Yo quiero trabajar aquí”.
¿Cómo organiza toda la información para ejecutarla?
En el caso de la ópera va sobre partituras, en el caso de teatro va en el libreto, en el caso de flamenco va en la dramaturgia del montaje. El regidor necesita un guión, y sobre ese guión vamos apuntando todo. En el caso de la ópera, sobre la partitura anoto todo, imagínate que pueden ser 200 efectos de luces, 30 cambios de maquinaria, 200 y pico salidas a escena…
¿La regiduría de una ópera es lo más complicado?
Sí, ópera y musicales, también lo más completo. En la mesa de regiduría está el monitor, y yo siempre lo tengo con el director musical. En los teatros grandes suele haber cuatro regidores: un maestro de luces, un maestro de maquinarias y dos que van cada uno en un hombro dando salida a escena. Yo aquí estoy aquí sola para todo y solo estoy en la mesa para dar los avisos a camerinos. Si un efecto de luz tiene que entrar cuando “ataca el maestro”, yo tengo siempre en el monitor al director de orquesta. Voy con mi partitura en mano dando vueltas con el intercom.
"Lo más satisfactorio es cuando baja el telón y escuchas los aplausos"
¿Es estresante? ¿Cómo se prepara?
Sí (dice tajante). Yo vengo al teatro muy temprano y reviso que esté todo listo. Una vez hecho, lo que quiero es que no me hable nadie, absolutamente nadie. Voy dando los avisos para prevenir en camerinos cada 30 minutos, 15 minutos, 5 minutos… e intento estar sola, doy mil vueltas al escenario pero sola.
¿La experiencia más bonita de su profesión?
La más bonita son todas. Lo más satisfactorio es cuando baja el telón y escuchas los aplausos. Es una satisfacción muy grande y me siento orgullosa.
"Mis comienzos en el norte fueron duros: mujer, joven y andaluza"
¿Y la más difícil?
En mi etapa por el norte, tuve varios momentos muy duros. Era muy joven, mujer y andaluza. Tenía que demostrar que sabía hacerlo, fue muy duro.
¿Y un sueño por cumplir?
Mi reto es formar, que los jóvenes que están saliendo de las escuelas sean regidores. Me ofrezco y es mi reto formar a gente para que sean regidores. Es una profesión que está entre cajas, pero la gente no sabe muchas veces la importancia de ese puesto. No solo es importante ser actor, cantante o director de escena. La regiduría es una profesión maravillosa, difícil pero maravillosa.
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