En casa de Juan Herrera en Santiago, la mente maravillosa que creó 'El Hormiguero' (y mucho más)

El legendario guionista televisivo, tras una carrera plagada de éxitos y vivencias, publica 'De vuelo en vuelo', una novela protagonizada por cinco de sus maestros de vida y cinco años después de que un cáncer le noquease temporalmente. Sigue plenamente activo, pero desde su casa de Jerez, donde llegó por el flamenco

Juan Herrera, en Santiago, ante el azulejo del Señor del Prendimiento, en el castizo barrio de Jerez donde reside.

Lo de hombre del Renacimiento está manido, pero es que él es creativo, escritor, poeta, pintor, escultor, guitarrista de blues, pensador... Lo de artista total, genio multidisciplinar… bah, hipérboles para atraer a lectores que no pasarán probablemente del titular. Nadie conoce a Juan Herrera, ni tan siquiera él mismo quiere ser reconocido, pero todos, muchos, millones, conocen sus obras. Por sus obras le conocerán. ¿Cómo sintetizar esta vida y obra apasionantes en dos líneas y un puñado de palabras en un titular de prensa? 

Sus obras son recuerdos de un patio catódico que ha ido enseñando, formando, moldeando paralelamente a una caja más tonta, con más basura. Una caja que ahora se llama plataforma y que es más individual, menos comunitaria, como cuando se perdieron los patios de vecinos y todo el mundo se marchó a la periferia, a pisitos o unifamiliares impersonales donde nadie conoce a nadie. Pero ahí sigue la tele, en streaming o hasta arriba de publicidad, ese gran guiñol con el que él, tan niño de pueblo, ha querido acercar las maravillas de la ciencia a otros niños de pueblo, por si acaso España salía en algún momento de 40 años de apagón. Y en todos estos años de oficio ha querido proclamar la república de la alegría en tiempos siempre extraños y cambiantes.

Con una sonrisa amplia y luminosa bajo su bigotillo canoso, no aguarda a que se encienda la grabadora para trufar de anécdotas nuevas y viejas la narración de la trayectoria profesional que ha ido construyendo. Sin darse mucha importancia, con la humildad de los grandes, es dueño de la trastienda secreta del éxito de audiencia, de esa música callada del toreo que defendía Bergamín.

De 'Humor amarillo' a la peña Tío José de Paula

"Aquí está muy bien, con el Prendimiento detrás". Junto a la fuente romántica y al azulejo del Señor que es dueño de la segunda Catedral que tiene Jerez, y que da nombre a uno de sus arrabales medievales, Santiago, Juan Herrera posa para una de las fotografías de esta entrevista con lavozdelsur.es a sus 70 años recién cumplidos. 

El creador de El Hormiguero, y de muchos otros programas de éxito en radio y televisión, acaba de colgar al teléfono con uno de los promotores del Circo del Sol, con quien maneja un ilusionante proyecto. Ha estado trabajando en el guion de la entrevista con Felipe González que acaba de emitir el programa que dirige y presenta Pablo Motos, en el que sigue trabajando, y presenta estos días su último libro, De vuelo en vuelo (editorial AdN).

El creativo nacido en 1954 en Fuensalida, un pequeño pueblito cerca de Toledo, se mantiene plenamente activo profesionalmente desde la casa que compró hace veinte años junto a Pepa, su mujer (con quien lleva casado más de medio siglo), en el castizo barrio de Santiago. Fiel devoto del flamenco, encontró su sitio en el mundo a solo unos metros de la Peña Tío José de Paula y de la trama bodeguera que aún resiste en la ciudad. De cuando en cuando, eso sí, sube a grabar algunas de sus colaboraciones in situ con el programa que produce, dirige y presenta el archiconocido Pablo Motos.

Pepa y Juan, 20 años en Santiago y más de medio siglo en común.   JUAN CARLOS TORO

Su hiperactividad solo está a la altura de su lucidez mental y su verborrea. Antes de ir a su casa para la entrevista, donde fulminará las preguntas del periodista para convertir la charla en un relato de su vida y obra a partir de los cincos personajes reales que pueblan su nueva novela, Herrera deja dos cosas claras: se considera a sí mismo "guionista", una persona invisible que no quiere "ni notoriedad, ni hacerme millonario", y reconoce que a esta vida ha venido “a aprender y a divertirme". "Yo lo que quiero es aprender”, afirma. "La alegría es revolucionaria", remacha, unos días después de que el cómico Luis Piedrahita le preparase en Galicia una "encerrona" que se convirtió en un homenaje a su trayectoria. "Qué hijoputa, creía que iba a una mesa redonda sobre el humor…".

Todo este ritmo de trabajo se alteró hace cinco años cuando le detectaron un tumor. Un cáncer por el que le dieron seis meses de vida y del que, gracias a un tratamiento pionero de inmunoterapia, se ha sobrepuesto. “Esta semana me dieron unos resultados muy buenos. Me alegro mucho. Por mí, por supuesto, pero sobre todo por cómo esta terapia va a beneficiar a muchas personas en la misma situación".

"El proyecto que quiero hacer antes de palmar es contar la vida de los gitanos de Jerez con el Circo del Sol"

En el preámbulo de su novela, se pregunta: ¿qué sucede cuando a determinada edad nos muerde la vida y sentimos que ha llegado el momento de mirar hacia atrás, para explicarnos y entendernos? ¿Qué conversación tiene consigo mismo a sus 70 años?

Cuando vas por tu pueblo te preguntan: oye, niño, ¿tú, de quién eres? No te dicen tú, ¿quién eres?, o ¿qué quieres ser? Toda la vida somos posesión de algo: de tus padres, del Estado, del Ejército –yo hice la mili– ahora soy de la televisión… De toda esa hojarasca, ¿qué pinto aquí en esta obra de teatro, qué fue de mis sueños, cómo ha ido mi vida? Te das cuenta de que hay un hilo conductor misterioso, que no has trazado, pero al que la vida te ha ido llevando de persona en persona, que tenían para ti un regalo: una enseñanza y una forma de ver el mundo. En este libro hago un recuento de cinco personas que son maestros de vida que he tenido sin yo darme cuenta, amistades de más de 30 años que me han enseñado mi camino.

¿Por ejemplo?

No sabía que era guionista, ni que existía ese oficio. Yo sabía que era gordo y que era de Toledo. Unos conocimientos sobre mí muy someros. Entonces, me encontré con una persona que, de una manera curiosísima, me preguntó: oye, cuando termines Ciencias de la Información, ¿qué vas a hacer? Es que no lo sabía. No se sabía para qué nos estaban facultando, pero este tío, de repente, me dice: tú eres guionista, seguro, vamos. Me cogió de la mano y me llevó a las clases de José Antonio Porto, un tipo extraordinario, autor de El Perro, la película de Isasi-Isasmendi, una de las primeras superproducciones españolas, y fui alumno oyente suyo durante toda la carrera. Este hombre descubrió que yo era un guionista. Es lo que soy y no quiero ser otra cosa. He aprendido a vivir de estas personas. La escuela no te enseña eso, te lo enseñan en principio tus padres, pero mis padres no sabían vivir, ¿cómo me iban a enseñar a mí? Cuando llego con 17 años a Madrid, tengo la suerte de haberme ido encontrando a estas personas que me han permitido una trayectoria profesional de 40 años. No porque me enchufaran, ninguno tenía poder, pero sí me enseñaron cómo había que vivir. 

Herrera, junto al busto de Fernando Terremoto.   JUAN CARLOS TORO
En 'De vuelo en vuelo' están presentes Tonino Guerra, guionista de Fellini, que pasó su juventud en un campo de concentración y con el que usted trabajó 20 años, o Pedro Beltrán, que era guionista de cámara de Berlanga, aunque se conozca más a Rafael Azcona. 

Azcona es famoso, pero mi maestro era del nivel de Azcona o más. En cambio, era un bohemio, renunció al dinero, nunca tuvo dinero, nunca tuvo Seguridad Social… Beltrán vestía como un príncipe porque Arturo Fernández le daba toda la ropa, pero era un homeless, era un señor que no existía, siempre vivió en pensiones, le pagaban el menú diario... He conocido a Azcona y a Pedro, y no sabría decirte quién tenía más talento. Para mí, Pedro, aun siendo Azcona un genio. Nadie habla del arranque de Belle Epoque, con los dos guardias civiles que van por la carretera, yerno y suegro, discutiendo sobre si deben dejar libre a un desertor y al final terminan a tiros. Eso era de Pedro, su mundo, Goya y los garrotazos, Valle-Inclán, Cervantes... todo junto con una poética y un alma española, y un humor negro, tremendos. Eso está en El verdugo, Plácido... 

Y luego están su compañero de clase Eugenio Mejía Vaca, un cazador furtivo, "un buscavidas de gente de dinero, pero venida a menos", amigo del Marqués de Villaverde. "Pagaba la residencia de estudiantes matando ciervos en el Pardo, con Franco vivo, imagínate"; y Ramón Pasabán, viajante que siempre anheló ser torero —"toreaba en secreto, nadie sabía ni tan siquiera que era aficionado"—, y que tomó la alternativa a los 70 años tras un ictus, toreando de salón ante su única espectadora, una prostituta que contrató para la ocasión. "No quiso sexo, solo que contemplara cómo toreaba", puntualiza Herrera, como si estuviera hablando de personajes de ficción salidos de Amanece que no es poco o La escopeta nacional. 

Y, por último, Antonio el Yeyé de Cádiz, un cantaor flamenco que huyó de su ciudad como polizón a bordo de un barco de la Marina estadounidense y que pasó parte de su infancia cantando coplas en un burdel de Harlem. Luego consiguió volver a Cádiz, donde le daban por muerto, y, pese a la experiencia, nunca ha dejado ser un viñero más. 

Herrera, en la fuente de Santiago.   JUAN CARLOS TORO
En esta galería de personas reales, personajes en su novela, están presentes los anhelos, las frustraciones, los sueños rotos... usted se considera guionista, pero ¿quiso ser otra cosa?

Cuando uno viene al mundo la genética te regala una serie de habilidades, y luego hay profesores que te enseñan cosas. Pero yo vengo de familia humilde y no he tenido profesores. He aprendido a tocar la guitarra, a pintar o hacer esculturas solo. En aquellos años 50 en mi pueblo no había ni agua corriente, hacíamos caca en el campo. De ahí vengo yo. La libertad máxima en España era estudiar por libre y yo tenía la sensación en la cabeza de tener un mundo, pero no podía expresarlo.

Tenía claro que mi vida no iba a ser rural, pero no tenía ninguna posibilidad de salir de allí porque mis padres no querían, ni para Dios, que yo estudiase. La idea era que el conocimiento genera infelicidad, mi familia era así. Pero yo era un niño que leía como un fiera desde pequeñito, contra mi familia y mis vecinos, que me decían que por leer se me iba a cortar la digestión. Los maestros, en cambio, empujaban a mi padre para que yo estudiara, y en esa pelea, ¿qué iba a ser...? No lo sabía. Te puedo asegurar que debo haber robado mil libros por lo menos. No tenía dinero, bastante era pagar la matrícula de la universidad. Si ves cómo he vivido, entiendes que yo haya conocido a esta gente tan particular.

"Viene gente pidiéndome trabajo a 'El Hormiguero' que no ha leído un libro y me quedo asombrado; ahora se pasa de curso sin aprobar"

Es gente que explica la vida y explica la historia contemporánea de este país.

Sí, sí, claro. A mí me parece que la gente de mi generación ha traicionado el proyecto de lo que debería ser nuestro país. Salimos de una dictadura y lo natural, lo lógico, era hablar de un cambio, sobre todo en la universidad, para tener un país de primera. Un país por primera vez abierto al mundo, donde podíamos tener muy buenos profesores, porque en la época de la dictadura lo que teníamos aquí era lo que quedó, los profesores eran muy malos; y cuando fui a la universidad tuve un punto de lucidez, como nadie confiaba en mí y nadie esperaba nada de mí, dije yo me voy a matricular en la universidad, no en la facultad. Entonces, dije: ¿aquí quién sabe cosas...? Me presentaba como alumno oyente, preguntaba dudas... Nunca fui a por el título, pero sí aprendí.

Un libro a la semana y pionero en Italia

Juan Herrera fue el único guionista español en Striscia la notizia, el programa de sátira política que inauguró hace 38 temporadas la televisión de Berlusconi en Italia. Ese formato que en España instauró Caiga quien caiga y al que han seguido otros espacios como El Intermedio. Pero también ha sido el autor intelectual de programas tan exitosos en la radio y la televisión en España como Jack el despertador (RNE), El gran juego de la oca, Inocente, inocente, Goles son amores, El club de la comedia  —“los monólogos no me gustan nada”y el diseño y doblaje de uno de los formatos más surrealistas (y exitosos) de la tele de los 90, cuando irrumpieron las privadas, Humor amarillo.

Antes de eso, y por aquello de sus ansias de conocimiento, cuenta que “no me matriculé en la facultad de Ciencias de la Información, sino que me matriculé en la Universidad, por lo que iba a clases por libre de profesores como José Luis Sampedro, Agustín García Calvo, Ramón Tamames… "Donde había uno que sabía, allí iba yo. El título ni me interesaba, ni me lo han pedido jamás". De aquellos tiempos también adoptó otra rutina decisiva que le ha hecho ser como es: "Me propuse leer un libro a la semana. Cinco años, un libro a la semana, de lecturas paralelas a lo que mandaban en la facultad. Los cinco años los aproveché muy bien. Pasé hambre, frío, dificultades, pero siempre me formé. Ese es el camino de mi vida. Donde hay alguien que sabe, ahí voy yo, yo quiero aprender. Porque doy por seguro que si sabes, la gente te va a contratar".

Herrera, con su último libro 'De vuelo en vuelo' y ante un cuadro suyo de Diego Carrasco, en su casa de Jerez.   JUAN CARLOS TORO
¿Y en qué camino profesional está ahora?

El proyecto que quiero hacer antes de palmar es contar la vida de los gitanos de Jerez desde 1435, que es cuando llegaron a España, con el Circo del Sol. Quiero hacer un espectáculo que mezcle flamenco y circo, y dé testimonio de que esta es la única ciudad del mundo donde los gitanos están integrados perfectamente.

Perdone el inciso, pero el año pasado, con el cambio de gobierno, planteé ese hilo conductor para la candidatura de Jerez como Capital Europea de la Cultura, pero no me hicieron mucho caso en el Ayuntamiento. ¿No es ese ejemplo en un mundo globalizado y con el desafío de la migración el verdadero hecho diferencial de este pueblo a nivel sociocultural?

Para mí, sin duda. Esta ciudad es ejemplo mundial frente a los problemas de multiculturalidad e integración que tienen prácticamente todas las grandes ciudades europeas. Yo quiero contar eso y, además, quiero contar, porque creo que ni siquiera muchos gitanos lo saben, que mientras que Felipe V trató de extinguir la raza gitana, aquí en Jerez se impidió. Y se para por los Domecq, que es algo interesantísimo. Aquí vienes con los prejuicios de los urbanitas sobre los señoritos, las gañanías, y en cambio, investigando, descubre que un Domecq se enamoró de los gitanos y siempre ha habido una persona, o dos, que se ha preocupado de ellos. Cuando dotas de dignidad a alguien y le tratas con respeto, la otra persona, sin paternalismo, te empieza a respetar a ti. Hay que destruir clichés falsos que no sirven. Esta ciudad tiene muchísimas cosas que adoro y admiro, y esa es la principal. Quiero aplicar, de forma bien entendida, lo que representa la revolución del Circo del Sol al flamenco viejo, no soy de fusión. Pero sí soy de una puesta en escena super currada al servicio de lo añejo. El tesoro del flamenco es el viejo, ahí está el asunto.

¿Y cómo un hombre de un pueblo de Toledo acaba siendo 'primo' de Diego Carrasco en el barrio de Santiago de Jerez?

A partir de Cervantes, te das cuenta de que nos han contado nuestra historia mal. Erri de Luca, que viene de la lucha obrera, un novelista y poeta de gran éxito en Italia, cuando se celebró el centenario del Quijote, pagó de su bolsillo una gira por toda Italia para explicar a todo el mundo que la vida no se divide en antes y después de Cristo, sino en antes y depués del Quijote. Cuando ves que los rusos o los chinos tienen un respeto enorme por El Quijote y aquí, en cambio, lo han convertido en un personaje infantil estúpido... pero si es que hasta Shakespeare pensaba que era el libro de los libros. Llevo toda la vida investigando y tratando de entender de dónde viene esta gente que han sido genios de la humanidad, que son profundamente españoles, pero que trascienden, como Antonio de Nebrija, el primer autor de una gramática castellana y que es andaluz, no de Burgos. Todo el idioma de América es andaluz. Ese tipo de cosas que nos han contado tan mal y que te dan ganas de saber y aprender más. 

La vida en Jerez: "Aquí vas por la calle y hablas con una vecina, que viene de la compra, y te lo cuenta por soleá"

Andando, andando, terminé en el barrio de Santiago, con el maestro Diego Carrasco, que es capaz de poner música a la guía telefónica. Él me comentó cómo musicó El silbo de la llaga perfecta, de Miguel Hernández. ¿Te digo la verdad o te cuento un cuento?, me dijo. Y me contó que estando en casa de su productor, Jesús Bola, con una cogorza del 33, la mujer de Bola, que es muy lectora, retó a Diego a que pusiera música a un poema de Miguel Hernández, que eso es muy complicado. Abrió una página al azar y así nació El silbo de la llaga perfecta. Ese es este genio, un tipo que tiene un dominio innato del lenguaje y la musicalidad.

Al final, es cultura en la sangre.

Aquí vas por la calle y hablas con una vecina, que viene de la compra, y te lo cuenta por soleá.

Eso es un material de primera para un guionista.

¡Claro! Por eso es tan triste que en España, las películas no tengan buenos guionistas. Tenemos buenos directores desde el punto de vista cinematográfico, visual, pero no tenemos guionistas. Álex de la Iglesia puede ser un genio de la imagen, pero sus películas se mueren porque no tienen guion. Los argentinos, los mexicanos... hacen un cine cojonudo porque tienen buenos guionistas, pero aquí se paga una mierda y no hay guionistas. Carrière decía que el guion se paga y debe costar el 10% del proyecto. Azcona, en su puta vida ha cobrado el 10%.

¿En la tele pasa igual o es un mundo aparte?

Pasa igual, es que el guion no se valora. Tuve la suerte de trabajar en Italia y allí el guionista se llama autor. Aquí hacemos rayas, guiones. Eso ya pone un punto de revalorización. En Strizia la notizia, que es el programa del que viene todo lo demás, pero aquí solo se habla de Monty Phyton porque estamos en la angloesfera, Antonio Ricci, el creador de ese programa, siempre me decía: Juan, cuando te pregunten que eres tú, di que eres guionista. Es la única manera de que la gente sepa que existimos y de que hay que pagarnos. Me pagaba Fininvest, la empresa de Berlusconi, en sueldo español, por lo que cobraba ocho veces menos que los guionistas de Ricci. Con eso te haces una idea de por dónde van los tiros.

En cambio, la tele es una maquinaria de pasta.

Ahora menos. Llevo 35 años y la publicidad no vale lo mismo que valía entonces. Hay más medios y está más diversificada. Con todo y con eso, la televisión es un buen negocio para la gente que manda. Nosotros los guionistas ganamos para vivir y punto.

"La tele es el ágora; las plataformas son justo el concepto que trata de imponer el sistema en el que vivimos, que pasa por aislar a las personas"

¿La tele dice a la gente lo que tiene que ver o el telespectador dicta lo que quiere que se emita?

La tele es un espejo, es un país. Si hubiera una diferencia cultural y de inteligencia entre la gente que ve la tele y la tele, la tele no sería así. De hecho, la tele en Francia no es así.

¿Qué función cumple la televisión en la sociedad?

Muchas funciones. La tele es el ágora, el equivalente a la plaza. Entonces, las plataformas son justo el concepto que trata de imponer el sistema en el que vivimos, que pasa por aislar a las personas. Ahora sólo nos queda el fútbol. Cuando llega Florentino Pérez a un sitio, el tío que le aparca el coche, ¿qué conversación puede tener con el señor Pérez si no es la victoria del Madrid o si va a fichar a Mbappé? ¿Qué tiene en común ese señor y ese aparcacoches? Nada. Pero tienen el fútbol. Antes, era lo que había hecho Chicho Ibáñez Serrador, era el tema en común, eso creaba unos nexos, unos hilos de comunicación, pero en el momento en que cada persona ve su programita en su casita, con su cochecito blanco y sus niños en el sofá, automáticamente tú estás desgajando y es mucho más fácil manipular individualmente porque no hay choque de niveles culturales, no hay choques de influencias...

Como cuando Margaret Tatcher quitó los bancos de las plazas.

Efectivamente, eso se ha hecho aquí, ahora se llaman plazas duras. Pero aquí todavía es peor porque aquí hace un sol de justicia.

¿Cuál es el secreto del éxito de 'El Hormiguero'?

La idea original de este programa está basada en que me di cuenta de que los niños eran el elemento básico para poder triunfar, para poder aguantar un programa que no tenía presupuesto. Entonces, yo había trabajado experimentando con muñecos porque me había dado cuenta que el cerebro humano tiene una tara curiosa, y es que si hay un tío que está jugando con una marioneta, con unos hilos, aunque tú le veas y le veas mover la boca, de repente, todo el mundo acaba hablando con el muñeco. Entonces, dije, ¡coño!, los muñecos tienen un superpoder que no tiene la persona. Ahí surgió la idea de esa puesta en escena con las hormigas, que las creó un diseñador de Barcelona.

Herrera, durante la conversación con lavozdelsur.es.   JUAN CARLOS TORO
¿El programa ha acabado beneficiándose o siendo víctima de la polarización?

Como niño de pueblo que soy, tenía especial interés en que hubiera ciencia en El Hormiguero, que niños de colegios con muy poco presupuesto vieran lo que es una corriente Tesla, con la idea de crear una generación de científicos. La tele hizo que las facultades de Medicina se llenaran de gente gracias a la serie del doctor Gannon, y luego ocurrió algo parecido con la Comunicación gracias a la serie Periodistas. Sigo pensando que nuestra país necesita pensamiento científico, y por eso esperaba que El Hormiguero sirviera para que las facultades de Ciencias se llenarán de niños y niñas. Pero al final, date cuenta que el programa nuestro lleva 18 años en antena y eso son muchos años. Y luego hay un problema de maduración de Pablo (Motos), que tiene tres roles: productor, director y presentador. Cuando empezamos él era un chaval mayorcillo, pero jugaba un poco de presentador joven tipo Broncano, pero Pablo ya va camino de los 60 y su rol ya no es el que era. Y por otro lado, la empresa en la que está y un programa de prime time, pues la evolución es muy lógica, y de esa evolución, las presiones... es algo inevitable.

"¿Qué intelectual español tenemos en política y que sea algo en el mundo? ¿Aquí quién piensa?"

Los políticos se dan cuenta de que a través del humor y el entretenimiento llegan antes a los posibles votantes.

Claro. Es así. Es la presión del entretenimiento y parece inevitable. En Estados Unidos también ocurre con los late night. Pero sigo diciendo que la televisión en abierto y gratuita, creo que hay que cuidarla, y la pública más. En un país como el nuestro, con un atraso cultural de 40 años, que estábamos aislados completamente científica y artísticamente, ¿quién restaña la base que no tenemos? Eso lleva cien años, pero no solo no se está haciendo, sino que se está haciendo al revés. Ahora se pasa de curso sin aprobar y cada vez, niveles más bajos. La gente que me llega pidiéndome trabajo a El Hormiguero no ha leído un libro. ¿Tío, eres periodista y no has leído un libro? Me quedo asombrado, pero es lo que hay.

Es una tragedia.

Es la parte que yo echo en cara a mi generación porque no hemos hecho el trabajo que había que haber hecho, y esos déficits van arrastrándose.

¿La motosierra de Milei o los antitaurinos?

Es que no te puedes tomar en serio a ningún político. ¿Qué intelectual español tenemos en política y que sea algo en el mundo? ¿Aquí quién piensa? ¿Los políticos qué vienen de Marte? La tristeza es esto, el proyecto de hacer un país realmente moderno y democrático, con las bases sobre un pensamiento crítico. En secciones culturales de periódicos como El País la crítica ha sido eliminada, solo hay promoción. Eso no es casualidad. Toda la cultura occidental se modela en torno a la comedia del arte, tenemos el augusto y el cara blanca. Una estructura, que por cierto es la de El Quijote, va dando las pautas de por dónde tenemos que ir. El problema es que aquí no hay nada más que augustos, no tenemos ni un cara blanca. Todo es entretenimiento, la caída, el pastelazo... Cara blanca no ha venido y ese es el drama. La izquierda ni intenta producir pensamiento.

Esperando a Godot

Gran aficionado a la literatura y al teatro, "seguimos a La Zaranda desde Vinagre de Jerez, hace más de 30 años, lo que hacen es alucinante", la vida de Juan, y por extensión la de Pepa, su mujer, se quedó en stand by hace cinco años, cuando le dieron seis meses de vida tras un demoledor diagnóstico. "A Tonino Guerra, que era el guionista más importante de Europa en los años 50, le detectaron un tumor cerebral, lo operaron a vida o muerte y le dijeron que eso se podía reproducir. Abandona el cine, se va de Roma y se vuelve a su pueblo a esperar a la muerte. Pero la muerte no viene, no viene, pasa el tiempo y el tío dice: mientras que llega la muerte, tendré que hacerlo. Y se pone en la tarea de que el río de su infancia, el río Marecchia, vuelva a tener aguas cristalinas. Y consiguió restaurar trece pueblos del valle del Marecchia, poniendo en valor el agua potable haciendo fuentes con sus propias manos". Y murió en 2012, a los 92 años.

"No es por presumir, pero el dinero nunca me ha interesado; lo que sí me interesa es hacer las cosas con pasión"

¿Y usted hizo alguna lista de propósitos cuando le dieron seis meses de vida?

No, no la hice. Yo estaba perfecto, no tenía ningún síntoma. Una noche tuve un dolor tremendo, como una piedra en el riñón. Pero no ven piedra, y al mes me dan un TAC con un tumor enorme en el centro del riñón. Y a operar y todo lo demás. No te da tiempo de nada, te quedas como si te mete un puñetazo Mike Tyson. Lo que pasa que ya llevo cinco años y sí me ha dado tiempo a reflexionar. Este libro es fruto de pensar, ¿quién he sido yo, qué he sido yo? Quiero dejar testimonio de una manera de vivir, que ha sido mi manera, gracias a mis maestros, y dejarlo en un libro por si acaso algún joven, alguna persona en la que caiga en sus manos, vea que aparte de lo que ofrece el sistema en el que vivimos, se puede vivir de otra manera. Todos los personajes de mi libro son alegres. Para mí, la alegría es revolucionaria. 

¿De qué se siente más orgullos echando la vista atrás?

De ser yo. De hacer Humor Amarillo, El gran juego de la oca, Los ladrones van a la oficina... Si ves esos programas o esas series con un poquito de ojo te das cuenta de que hay siempre una mirada que está ahí.

Y son todos formatos de éxito.

Sí, pero no soy rico, ¿eh? Soy guionista, nos pagaban y sigo cobrando una mierda. No es por presumir, pero el dinero nunca me ha interesado. La vida me gusta tanto... Sé que el dinero está en contra de la vida. Si tienes mucho dinero, solo estás pendiente de administrarlo, de que no te lo roben... eso ya es un trabajo y entonces estás jodido. Creo que hay que tener el dinero para vivir dignamente. Punto. Y lo que sí interesa es tener espíritu aventurero y hacer cosas con pasión, lo que hagas, para que cuando llegue el momento de palmar puedas decir: confieso que he vivido, como decía aquel. Yo todo lo he hecho con vino y agua, como los curas.