Alberto Puyana (Cádiz, 1974), es escritor de amplios registros, o si lo extrapolamos al mundo del flamenco, que él mismo ha vivido de cerca por motivos familiares, es un autor que toca casi todos los palos. Casi, porque la poesía es algo muy serio para un tipo divertido como él, gran conversador y mejor escritor.
Pero Puyana, además de haber dado a luz a su cuarta criatura literaria, Corpore Insepulto (Editorial Kaizen) es asiduo de los premios literarios. Más de 40 lleva ya. Y los que quedan. Un motivo de orgullo y satisfacción, como diría el emérito, que le ha llevado, por cierto, a visitar cantidad de pueblos que tienen sus certámenes literarios. "Si no de qué iba yo a conocer esos lugares, o cuándo iba a estar en ellos", dice riendo como siempre. El lunes presentó en la Fundación Cajasol, en la plaza de San Antonio, en Cádiz, su nueva novela.
En mi caso, escribía antes de ser enfermero, pero no de manera profesional, por decirlo de alguna manera. No me inscribía a concursos; escribía para mí. Yo ya escribía mis relatos cuando era más jovencito, desde aldolescente. Y no ha sido la profesión la que me ha llevado a escribir. Pero sí que es verdad que cuando me hice enfermero y empecé a trabajar en los hospitales, pues necesité una válvula de escape. Y en mi caso se materializó porque había escerito antes. Ahí es donde yo me pongo a escribir: guardias larguísimas. Mientras algunos compañero se ponían a hacer sudokus o calceta, yo me ponía a escribir.
Sobre todo, que está ambientado en Cádiz, que no es lo habitual en el caso de la novela negra. No es de las novelas que se pueden comprar hoy por hoy en cualquier librería. Por desgracia, Cádiz es una ciudad que no invita especialmente a escribir sobre ella. Los autores actuales prefieren llevar sus novelas a lugares como Madrid, Barcelona o Bilbao, pero a mí me apetecía muchísimo trasladar una historia de estas características a una ciudad que conozco muy bien. Ya lo hice con mi anterior novela, La horma del zapato ajeno (Ed. Alma, 2020), pero era en un contexto muy diferente. Y creo, o al menos espero, que esta historia tenga muy buena acogida entre el público.

En realidad, tiene más dificultad de la que parece, porque sí es verdad que el ser de Cádiz, conocer determinadas estampas, te facilita muchas cosas, también es verdad que el hándicap radica es que ese Cádiz va a estar pendiente de que las cosas sean como se supone que son. Por eso he querido mostrar sitios poco comunes.
Para mí es un escenario perfecto que conjuga muchos elementos que sirven a la perfección para una novela negra.
Problemas socioeconómicos de base de en la ciudad, hay infravivienda, paro, delincuencia, barrios marginales, bajos fondos. Incluso hemos padecido la corrupción política, creo que como en muchas otras partes. Entonces, se dan una serie de elementos perfectos para la construcción de la historia.
Bueno, pero es que el Cádiz que sale en la novela no es el Cádiz turístico. Está ambientada en una zona industrial, fea, poco cuidada, pero que también es Cádiz. Y hay que asumirlo como tal.
Pues mira, me he movido mucho mejor de lo que pensaba. Esta quizá sea la primera novela de género negro que hago. Le tenía mucho respeto porque no sabía cómo iba a desarrollarla. Es verdad que al dotar a los personajes de muchas particularidades propias del gaditano, me resultó también mucho más sencillo dibujarlos, verme reflejados en ellos en muchas actitudes, y al final eso es lo que te va calando, el hecho de que esos personajes tienen su propia vida y resultan reales; tanto que son los que normalmente te puedes encontrar por la calle en Cádiz.
En el mundo editorial yo puedo presumir de eso. He tenido la fortuna de dar con una editorial como Kaizen (sello gaditano), con una línea editorial determinada, que ha pensado que yo encajo en esas características que estaban buscando: un autor de la tierra, una narración de la tierra, y aunque pueda parecer muy localista, tanto al editor como a mí el libro se adaptaba para el proyecto: yo el que tenía y ellos el que esperaban. Encajaba todo.
"Intento no mostrar a fulanito de tal en una novela, sino simplemente coger un rasgo"
Yo me baso mucho en la gente que tengo alrededor. Tomo matices, de la personalidad, sobre todo, y matices físicos de determinados personajes. En este caso, muchos de los personajes están tomados de un grupo de amigos a los que ya advertí que iba a “crucificar” un poco en esta novela. De todas maneras, intento no mostrar a fulanito de tal en una novela, sino simplemente coger un rasgo. Tampoco me gusta que pueda haber alguien que se sienta molesto. Mejor tomar algo de lo más llamativo y a partir de ahí construir lo que quiero hacer. No se trata de un “Pepe”, sino de la versión de Pepe, en una ficción literaria.
Siempre las hemos tenido en las estanterías de las librerías, desde Conan Doyle o Agatha Christie, por citar algunos más antiguos, pero es cierto que estamos viviendo un boom por la novela negra. Quizá esto venga dado por el auge de las plataformas, que no paran de ofrecer películas y series de este corte. Esto es un producto de alto consumo, no solamente en España sino en todas partes.

Siempre hay algo de mí en todas mis novelas. Tienen mucho de autobiográfico. Y como dices, eso tiene que ver mucho con esa sensación del final. Creo que la mejor manera de contar ciertas experiencias es habiéndolas vivido antes. No es que sea mi vida cien por cien, pero el hecho de que, por otro lado, esté escrito en primera persona, también invita a ser introspectivo.
Yo quiero pensar que en mi novela no hay ganadores ni perdedores. Lo que está claro es que yo siempre he sido poco amigo de los héroes. Me gusta mucho más el antihéroe. No termino de tragar con el concepto del ídolo infalible, al que todo le sale bien, son guapos y exitosos.
"Sufro más con el Cádiz que con el folio en blanco"
En su época tú tragabas lo que se traía en su mano, pero hoy por hoy está claro que es un personaje irreal para trasladarlo a la actualidad. Y es que un personaje de estas características tiene que tener dos caras. La cara buena y la cara menos buena, con sus aristas y sus mezquindades.
Ayuda tener ciertos conocimientos, pero no es determinante. No es como por ejemplo la novela histórica que exige fidelidad, y si no se ajusta a esa realidad estaríamos hablando de un género diferente. En el género de la novela negra hay un poco más manga ancha, pero tienes que ceñirte a detalles elementales. Hay determinadas cosas que no te puedes saltar. Pero, por contra, es hasta recomendable no encorsetarse demasiado a los procedimientos policiales que pueden resultar farragosos al lector.
De escribir viven tres o cuatro, tal y como está planteado el mundo de la escritura y el mundo editorial en España. Para vivir en lo económico no me me sirve, me sirve para vivir en lo emocional. Me permite desarrollarme emocionalmente y manifestar una serie de inquietudes, pero no lo hago por dinero, porque no se consigue dinero con esto a menos que te hagas con un buen premio literario o te fiche una gran editorial, pero que no es mi caso, al menos de momento.