La música como medicina
La musicoterapia, para los que, como un servidor, no son entendidos en la materia, tiene hasta su propia Federación Mundial. El término se refiere al uso de la música o elementos tales como el sonido, la melodía o la armonía como parte del método para mejorar varios aspectos de personas afectadas por diferentes dolencias.
Los musicoterapeutas promueven a un grupo o a un paciente, de forma individual, en un proceso en el que la música facilita la comunicación, las relaciones y el aprendizaje, entre otras cosas.
Alicia Lorenzo (Madrid, 1961) acaba de estar en Jerez, dentro de la I Jornadas de Orientación Musical, con su proyecto en la Fundación Musicoterapia y Salud, donde explicó en qué consiste esta herramienta que se vale de la música para la mejora de pacientes con problemas de salud.
La musicoterapia usa la música con fines terapéuticos. No son fines musicales. No es para que una persona aprenda música. A diferencia de la educación musical, aunque se utiliza, la persona que recibe el tratamiento no va a aprender música, sino a trabajar los objetivos terapéuticos que necesite. Algunos niños tienen, por ejemplo, hiperactividad. Tratamos de que tengan más atención, más control. En otros niños, el objetivo es el contrario: que se activen más, que tomen más iniciativas o mejoren su autoestima.
Con ellos son cuestiones más fisiológicas y en la que se presta ayuda al equipo médico para que haga su trabajo. También se trabajan mucho las cuestiones emocionales. Pero la diferencia que hay con la risoterapia y con otras formas de terapia, es que la musicoterapia lleva muchos años: desde 1945. En Estados Unidos, después de la II Guerra Mundial, con muchos veteranos de guerra que vinieron afectados, los músicos, queriendo aliviar los recuerdos y los padecimientos de los soldados, empezaron a ir a los hospitales a tocar.
"La músico terapia data de 1954, con el fin de atender a los soldados de la II Guerra Mundial"
Sí. Personas que estaban desahuciadas o en estado vegetal, empezaron a moverse al ritmo de la música, a balbucear las canciones, e incluso a tararearlas. Desde ahí se empezaron a crear estudios universitarios y académicos desde hace muchísimos años. Hay estudios científicos que avalan los beneficios de este tratamiento.
Depende de los objetivos. Dependiendo de la población, tú tienes unos objetivos diferentes. Yo trabajo con niños con discapacidad. Hace poco me ha venido un niño con síndrome de Down, muy tímido y con poquísima iniciativa. Pues la música le está ayudando a empoderarse, a tomar más iniciativa. Se le ayuda a contactar más, a socializar con otros. Eso en el caso de este niño. Pero en pacientes con Alzheimer les ayuda muchísimo en lo que se refiere a la atención. Ellos están en su mundo. Pero con la música están conectados, trabajan la memoria.
En muchos colegio de educación especial y en asociaciones de niños y con personas con todo tipo de discapacidades, y también en asociaciones de personas con Alzheimer y personas mayores. También en escuelas de música... en muchas de ellas cuentan con un musicoterapeuta contratado. Porque a una escuela de música puede ir cualquier persona, y van muchos niños con dificultades. Y los músicos no están formados y no saben qué hacer con esos niños porque no tienen una formación adecuada.
Muchísimo. Al principio era probar si funcionaba o no la música, básicamente. Pero luego se han ido creando metodologías muy específicas. Hay cinco métodos mundialmente reconocidos que tienen que ver con las cinco corrientes psicológicas: una que es más conductual. Otra más humanista, otra más psicoanalítica, otra más personal…
Pues entre la media y el final. A la cabeza, no. Más en el medio, tampoco en la cola. Hay más formaciones universitarias, estudios, investigaciones en España. En la fundación donde trabajo tenemos proyectos en el Hospital La Paz, de Madrid. Y se han hecho tres tesis doctorales en el hospital. Aun así, no es muy reconocido en España. De hecho, no está reconocida como una especialidad.
"La musicoterapia aún no es rama de la música suficientemente conocida en España"
Estados Unidos, Alemania, Japón, los Países Bajos. Brasil está bastante bien... dentro de Sudamérica, Brasil, tiene muy buenas formaciones y atención directa.
Yo soy muy activa. Quiero decir que toco, canto. Todo con música en vivo. No uso música grabada. Hay personas que sí necesitan esa música. Pero yo lo que quiero es que ellos, los usuarios, los pacientes, canten y toquen, no que yo lo haga para ellos. Ahí está lo terapéutico. Que ellos se sientan capaces de hacer cosas bonitas con la música.
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