Dígaselo con flores
Las flores siempre han arreglado cosas o las han demostrado. O han recordado algo: el amor, el desamor, a quienes se fueron y descansan en el recuerdo o bajo una piedra de mármol escrita. Las flores siempre han tenido un significado especial, y Ángel Navarro (Jerez, 1966) junto a su esposa, que es la cuarta generación que vende flores en la tienda de la calle Doña Blanca, número 18, lo sabe perfectamente.
Ya la abuela de su suegra las vendía en el mismo sitio donde está hoy la tienda, de modo que entre las paredes de ese negocio hay tantas historias como ramos se han cortado desde entonces.
Hay algunas fechas en el calendario que las floristerías tienen marcadas: Día de los Difuntos, el cercano San Valentín, el día de la Madre… Pero, en general, las floristerías suelen trabajar a buen ritmo todo el año. Al fin y al cabo, y por los motivos expuestos antes y muchos más, una flor, un ramo, nunca es mal recibido. Salvo que uno sea alérgico, claro.
Sí, date cuenta de que en Navidad se compra mucha flor de Pascua. Las casas se adornan con flores. Además, se regalan macetas, plantas. Siempre es un buen momento.
Imagínate. Empecé en el año 89. Entre la plaza Plateros y la calle Doña Blanca.

Siempre vamos con diferentes tendencias. Yo diría que sí, que los gustos han cambiado. Ten en cuenta que antes la clavellina era lo más, o el clavel. Ahora tenemos una gama de flores que es impresionante.
En la que yo estoy, tiene 85 años. Aquí estaba la abuela de mi suegra. Mi suegra empezó con su abuela. Era la única floristería que había por aquí. Hablamos seguramente de los tiempos de la posguerra. Mi suegra, siendo una niña, escuchaba comentarios: “Con el hambre que hay, y monta una tienda de flores”. Eso le daba vergüenza escucharlo. La gente, en esos tiempos, no lo entendía. Pero la cuestión es que vendía.
"La gente no entendía que en tiempo de posguerra se abriese una floristería"
Yo suelo traer más cosas de fuera. Aquí no me gusta mucho comprar. En Chipiona tenemos una guerra abierta porque les venden a particulares, cosa que no deberían hacer. Creo que se saltan la cadena de ventas. Tengo algún proveedor que todavía me surte, pero prefiero comprar fuera; nacional y de exportación.
Los hombres son mayoritarios. Si hiciéramos una proporción, yo diría que 90/10. Pero es verdad que ya no es raro que una mujer regale flores a un hombre. Pero por lo menos en mi tienda, la mayoría son hombres.
Sí. Llevo aquí como unos diez años, pero aquella zona, los clientes... se les echa de menos. Sin desmejorar lo que tenemos por aquí. Pero se echa de menos.
San Valentín y el día de la Madre. Son los días más fuertes.
Sí, antes era de las más fuertes que había, extraordinaria. Venía gente de los pueblos. Pero con el tiempo, en los pueblos han abierto floristerías. En los cementerios se venden a la entrada. Nos hemos quedado residuales en ese aspecto. No tenemos una clientela grande para eso, pero aún se mantienen unos cuantos.
Claro, claro. Lo que pasa es que yo trabajo la flor de tela de más calidad y en eso mis clientes no me fallan.
No creas. También las hay bonitas. Con los aros de espuma se puede clavar cualquier tipo de flor, desde la más delicada, hasta la más corriente. Hay otras coronas más normales, pero yo no las hago. Las mías no parecen coronas. Les meto mucho verde, flores muy distintas.

Sííí. Una vez estuvimos mandando a un “hotel” de las afueras una rosa todos los días. Eso durante un mes, con el consiguiente gasto, porque estaba cerca del circuito. Después hay clientes que se han gastado un dinero en centros de ciento cincuenta rosas.
"Una vez estuvimos mandando una rosa durante un mes, todos los días"
(Risas). Sí. Recuerdo que una vez llevamos diez ramos de flores. Pero había que llevarlo cada media hora. Empezamos a las 12 de la mañana y acabamos a las tantas.
Uff…
Totalmente. Creo que las dos cosas. Yo tenía un cliente que me decía: “dame un te quiero”, y yo ya sabía que quería una rosa roja. El detalle de regalar una rosa sin venir a cuento, enamora.