40 años de periodismo sin dobleces
Hablar con Arcadi Espada (Barcelona, 1953) requiere una dosis de especial atención. Periodista desde hace más de 40 años, cada respuesta a las preguntas de lavozdelsur.es se convierte en una lección, en una reflexión profunda pero directa que nace de sus ideas claras y de su experiencia.
Esta semana, Espada visita Cádiz para presentar en la Fundación Cajasol su libro Vida de Arcadio (Ediciones Península), un texto con capítulos sin nombrar y escrito en segunda persona, en un ejercicio de reflexión sobre su juventud y sus inquietudes de entonces, que no difieren mucho de las de ahora, aunque atesore la valiosa experiencia de toda una vida.
Espada escribe en El Mundo, pero antes lo hizo en El País y La Vanguardia. Fue profesor de Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra y director de Factual. Es autor, entre otros libros, de Contra Catalunya, Raval, Diarios, En nombre de Franco, Un buen tío, Sed de lex y La verdad; además de Vida de Arcadio, cuya edición inaugura una serie que tendrá su continuidad, a tenor de lo que el propio autor nos explica.
Es una decisión técnica sobre la manera de contar las cosas, pero digamos que no gratuita. Fundamentada en el hecho de que considero que he escrito una biografía de un joven, y ese joven vivió en Barcelona desde la muerte de Franco al golpe de Estado del 23-F. Es la biografía de alguien que no soy yo, aunque algunas cosas sí tienen que ver conmigo.
Bueno, digamos que en los conocimientos históricos de la juventud hay siempre una gran incertidumbre porque están basados en la ideología de los sistemas educativos o los medios de comunicación. La Transición, además, es un tema recurrente en el debate político, que está viciado, y por lo tanto sujeto a la manipulación y a la falta de objetividad. Entonces, hablar en términos generales siempre es difícil.
Habrá jóvenes que sepan y jóvenes que no sepan, como es natural, pero sí, debería ser una materia obligada de interés. Al fin y al cabo, los años de la Transición son los mejores de la España moderna. Y eso es un hecho objetivo al margen de cualquier ideología.
"En los conocimientos históricos de la juventud siempre hay una gran incertidumbre"
La libertad de prensa en España existe, muy al contrario de lo que sucede en países gobernados bajo una dictadura. Obviamente no vamos a exagerar nuestros problemas, que es cierto que existen, como es natural en cualquier sociedad democrática avanzada. Hay tensiones entre la prensa y el poder político, los lectores, los intereses económicos. Pero sí me pregunta que si la libertad de prensa existe no puedo responder otra cosa que claro que existe. Prueba de ello es que podemos hablar de ella. Eso lo saben bien los pobres súbditos de las dictaduras musulmanas, por ejemplo.
"La libertad de prensa existe, prueba de ello es que se puede hablar de ella"
Pues mire usted: escribiendo libros como este. Naturalmente, esa idea de que la juventud es un momento importantísimo en la vida del hombre, durísimo, y que todo lo que viene después es una traición, porque el adulto lo único que hace es traicionar los sueños, los ideales honestos, y toda esa zaramalla de literatos, no se sostiene en pie.
El adulto no es un traidor, entre otras cosas, porque la capacidad cognitiva que tiene el joven es extraordinariamente limitada, como explican no ya solo los poetas, sino los científicos. Y esa es una de las partes del libro más beligerantes, porque se revela contra una idea que ha calado muy hondo en la conciencia contemporánea de que, efectivamente, la juventud es un almacén de los sueños perdidos.
"La capacidad cognitiva del joven es extremadamente limitada"
No, no. Es la segunda opción que dice usted. Llevaba un tiempo pensado en escribir un libro sobre la vida íntima con los materiales que he aprendido de muchos años de trato periodístico con la vida pública, para aplicar esas estrategias, y lo he hecho. Lo he hecho y no será el único.