Nacido para el espectáculo
Desde los diez años pisa los platós de televisión. Ahora tiene 28. Antonio Serrano (Chiclana, 1995) nació para ser artista. Ama la música desde niño, se declara carnavalero sin remedio; se escucha absolutamente todas las agrupaciones del COAC (Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas) del Falla. Hoy es profesor de filología y mago. Pero también podría decirse que es humorista, letristas de las agrupaciones callejeras en Chiclana, la ciudad que le vio nacer, y un montón de cosas más. En septiembre del pasado año, el jurado de Got Talent le dio el pase de oro por su actuación como mago, donde, una vez más, sacó a relucir su absoluto descaro, su frescura y su bonhomía.
Sencillo y cercano, el éxito y sus muchísimas ocupaciones no han cambiado nada de aquel chaval divertido que deslumbró a todos en el programa de Juan Y Medio, Menuda Noche. Programa al que le está muy agradecido y al que, dice Antonio, "le debe mucho"
Creo que lo principal de mi primer contacto con la tele fue aprender con profesionales de la talla de Juan y Medio y otros que no se ven porque están detrás de las cámaras. Aprendí mucho cómo se hace un guion, cómo hacer que algo preparado o ensayado parezca natural, espontáneo. Eso en el plano artístico, pero en el plano personal lo que queda es la afición por el mundo del espectáculo, y por el Carnaval en concreto. Lo digo siempre: yo no llegué a Menuda noche como artista, ni como personaje televisivo, sino como aficionado al Carnaval. Y esa afición la aplico a todo lo que hago.
"Yo no llegué a 'Menuda noche' como personaje televisivo, sino como aficionado al Carnaval"
Por nada de lo que hago. La ilusión me acompaña en todo. Soy una persona que no hago las cosas si no hay un porqué, una motivación. Me pasa muchas veces. Dejo algo sin hacer años y años, y de repente, un año lo cojo y lo tengo terminado en dos semanas. Me pregunto por qué no lo he hecho antes, y está claro que es porque no era el momento. Pero llega ese momento y la ilusión y lo hago. Me pasa igual con la agrupación callejera del Carnaval. Voy escribiendo las letras muy poquito a poco. No soy de sacar, por ejemplo, una chirigota sí o sí.
Lo que hago, lo hago por disfrutar. A mí no se me ocurre, bajo ningún concepto, hacer el espectáculo que les gustaría a los demás, sino el que me gusta a mí hacer. Pero hay artistas que hacen lo que más gusta a los demás. Y el Carnaval es muy buen espectáculo para eso. Los autores no cantan como les gusta, sino como consideran que va a gustar. Es una pena, porque te autoengañas, te termina gustando lo que le gusta a los demás y no a ti.

Juan Carlos Aragón lo dijo muy bien: "Considero que cobrar por lo que uno hace no es prostituirse. Prostituirse es dejar de hacer lo que uno hace por ganar dinero".
Antes de la primera audición yo no me quería presentar. De hecho, esto no lo sabía nadie, solo mi novia y mi cuñado que vive en Madrid. Intenté engañarle para que no se enterara, pero fue imposible. Ni mis padres sabían que me iba a presentar. Y yo no quería porque consideraba que no iba a estar a la altura, que por ese escenario pasaba gente de mucha calidad, y todos desde un plano muy serio, muy concreto. Lo mío era colarse como un trapo de cocina y pensé que se iban a reír de mí en un programa de televisión, con la audiencia que tiene esto. Para mí fue una sorpresa el éxito.
"Yo no me quería presentar a las audiciones de 'Got Talent', pensé que me la iban a dar por todas partes"
Mucho. Me gusta rodearme de gente que me diga la verdad, no que me diga lo que quiero escuchar. Esto de Got Talent me ha servido para salir de mi zona de confort. Si dependiera 100% de mí, no me hubiese presentado. Pensaba que me la iban a dar por todos lados, que Risto me iba a poner de vuelta y media.
Si me lo dicen, no me lo creo.

En cuanto a conocimiento, de lo que sé, de lo que he estudiado, tanto de Filología Española como de Inglés, no tengo dudas. Bueno, eso me pasa también con la magia y con las cosas de carnavales. Con mis capacidades no tengo dudas. La inseguridad es más bien con la ejecución de mis cosas. Hay veces que algún comentario de un alumno, o ver a ese alumno que solo llevamos media hora de clase y ya está aburrido, me deja agobiado todo el día. Pienso en eso y digo que es algo que no me puedo permitir. Yo quiero que mis alumnos se lo pasen bien, que no se aburran. A lo mejor a otro profesor le ocurre y le da igual. Yo soy exigente en ese aspecto y me tomo muy a pecho las críticas directas o indirectas, las positivas o las negativas.
Ayer estábamos ensayando con la televisión puesta y le digo a uno de mi chirigota: "No escuchamos, pero cuando lleguen los cuplés estamos atentos". Mi compañero me preguntó por qué. Yo soy de escribir letras atemporales, pero llevamos un par de letras más de actualidad, y yo tengo la sospecha de que alguien en el Falla nos lo va a pisar, y si nos lo pisa, prefiero no cantarlo. Para eso hay que escucharlo absolutamente todo. Yo llevo tres años que me escucho el COAC completo. Todas las agrupaciones. O sea que saco tiempo. Si es que yo hasta me aburro, me da tiempo a hacer todo. Tengo la suerte y la condena de no poder estar en el sofá viendo una película. No soy capaz. Cuando llevo media hora sentado necesito moverme, hacer esto, esto y esto. Tengo este truco a medias, tengo que terminar esto otro.
Un día libre lo uso yo para hartarme de hacer cosas.