Estreno mundial en el "palomar" de la Bienal
Sin comerlo ni beberlo, Dani Llamas (Jerez, 1980) se ha colado en la programación oficial de la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. Un punki que acabó grabando en California, decidió antes de la pandemia que tocaba volver al origen: letras y voces en castellano conectando con lo jondo, ese género que estaba ahí y que él, skater del barrio de Santiago, había mamado desde chico. Llegó La Verdad (2020) en plena pandemia —elegido como uno de los mejores álbumes del año por la crítica especializada, prescrito por Bunbury o Amaral— y, justo en la salida de lo peor de la covid, A fuego (2022), un paso más allá en el feliz encuentro con el flamenco —con una feliz colaboración de Rosario La Tremendita—, una fuente de inspiración permanente. Este viernes 23 de septiembre, en el Teatro Alameda (23 horas), presenta el espectáculo del disco, con su banda y con audiovisuales creados ex profeso por Silvia Moreno (su compañera de vida y madre de sus dos hijas) y Joaquín Aneri.
No lo sabes bien… hemos hecho todos los ensayos con banda en la Sala Paúl, aquí en Jerez, y la verdad que muy a gusto.
Mira que llevo años en esto del cosquilleo, pero está guay, es una sensación guay. Te vuelve a remover todo acerca de por qué empezaste con los primeros conciertos.
Por cosas como éstas sí. No es que un concierto en una sala sea menos importante que un concierto en la Bienal, pero quieras o no, te autoexiges más, es un escaparate para ti solo donde mezclar tu música y las artes visuales. Eso te enciende y te vienes arriba. Aunque el Teatro Alameda en la Bienal sea, para algún crítico rancio, un palomar del flamenco, estamos ilusionados. Lo cierto es que hemos puesto una patita en este rollo, pero nuestro rollo es el rock and roll.
El flamenco: "Salió natural como último recurso, tirando de lo que había mamado desde chico"
Si lo llego a saber antes… Es verdad que el momento le llega a cada uno cuando lo siente. Yo empecé a hacer cosas en castellano porque estaba desengañado, no tenía ya nada que perder. Y ahí empecé a maquinar. No tengo demasiadas referencias de pop o rock en español, pero del flamenco y la copla sí, esas eran mis referencias. No era nada estudiado, salió natural como último recurso, tirando de lo que había mamado desde chico. ¿Ha sonado la flauta? La verdad es que sí.
Creo que cada disco es un pasito más, yo lo considero así. No creo en la figura circular de la historia, uno siempre va un poquito más adelante. Con las composiciones, las letras, meterse en una verea, y lo ideal es llevar al público de la mano en tu experimento, a tu recorrido, que te acompañe en el camino…
Sí, o lo que decía Galeano, eso de la utopía de ir mirando las estrellas, esos pasos que te hacen ir adelante. Yo soy corredor de fondo total, llevo más años que un bosque en esto y lo que me gusta de la música es precisamente eso, echar la vista atrás y ver todas las vidas que has tenido. Son tantas etapas con su significante… lo importante son todos los momentos.
Me volví un poco loco. Seis personas en casa de mis padres, en un piso de 85 metros… Lo primero fue pedirme una tarjeta de sonido y un micro, no sabía qué iba a pasar con el mundo y necesitaba escribir canciones, grabarlas. La Verdad estaba en la nevera justo antes de la pandemia, y salió en diciembre del 20, cuando ya se esclareció un poco el rollo. Pero no paré y me sirvió mucho para pensar. Me fui de Madrid, me volví para abajo… Pensaba que, como sociedad, íbamos a salir mejores y me equivoqué un poco. La pandemia sirvió como papel de calco que puso las cosas en su sitio a mucha gente y a mi familia nos hizo ver que no podíamos seguir en Madrid.
"De aquí a diciembre, la música será mi profesión por primera vez en mi vida, y mira que llevo años. No quepo de gozo"
Ahora mismo puedo decirte que, de aquí a diciembre, la música será mi profesión por primera vez en mi vida, y mira que llevo años. No quepo de gozo. No es ser los Rolling o comprarme un chalé, es poder pagar la luz y el alquiler con la música. Es muy marxista y me siento muy completo.
Nosotros somos convivientes desde hace un porrón de años y somos compañeros, nos damos fuerzas. Cuando uno está abajo, el otro empuja; y a veces friccionamos o estamos los dos abajo, pero la sociedad funciona. De un tiempo a esta parte incluso nos hemos atrevido a hacer cosas como productora de cine, ahora rodamos un documental muy divertido en Trebujena sobre El imperio del sol, y la verdad que es mi primera consejera. Es devastadora con mi música: con lo que dice ella de un tema que no ve, no pido segunda opinión. Es el típico tándem que funciona.
"Es imprescindible combatir la precariedad, los de la cultura somos trabajadores como cualquier otro"
Si es que no hay nada nuevo. Lo más revolucionario es Agujetas o Tío Borrico, para mí personalmente. Es mucho más revolucionario que un disco infame de flamenco ultraproducido. La fusión no es el problema de nada, aunque haya muchas que sean horteras. El flamenco tiene mucha base de mentira, es como la religión, mucha mitología y poca ciencia. No nos flipemos porque todos son maneras de ver las cosas, de mezclarlas. El arte es cuestión de impactar y remover, hasta ahí. Los críticos me hacen mucha gracia y parece que son como parte de la Bienal, a ver qué dicen de ti.
Pensaba en ese grabado de Goya, en que hemos visto tantas veces cómo se nos ha ido la mano pensando en mundos mejores y al final han sido peores. Queda mucho camino por andar para la revolución por venir. La mejoría en la vida de las personas aún está por llegar, sin que se nos vaya la olla.
Creo que la precariedad. Esa es una guerra importante que viven todos los trabajadores y es imprescindible combatirla. Está acabando con la dignidad de las personas y de los trabajadores, y los de la cultura somos trabajadores como cualquier otro.
(Ríe) Me gusta el fútbol, es mi placer culpable, y soy del Barça. Me encanta hacer cosas, demasiadas hago. Me gustaría hacer menos cosas, leer más y pasar más tiempo con las niñas. Son cosas de mi lista de tareas que obligan a quitarme de otras cosas. Pero sí, querría dedicarme a la contemplación.
No sé lo que es eso, es muy difícil, y más en este tipo de trabajos. Estoy metido en mil fregaos: desde la militancia política a la música (tengo un tercer disco de este rollo para una trilogía), los documentales, los curros, mis niñas, la casa… los tiempos modernos son muy locos: me compro discos y no tengo tiempo para escucharlos.
"Firmo poder hacer música hasta el día que la espiche. Es lo que me gusta más del mundo"
La gran trampa de la modernidad es la productividad.
Exacto, es una movida es bestial.
Hombre, trabajando… conduciendo…, no paro quieto. Me coge en los sitios más insospechados. Siempre estoy pensando cuál es el siguiente paso. Hoy he anunciado 20 fechas, pero pienso en cómo encarar 2023 y cuándo grabaré esa soleá por bulerías que ha quedado estupenda.
No sé, tengo muchos por componer, me encantaría seguir haciendo música. Es lo que me apasiona. Firmo poder hacer música hasta el día que la espiche. Es lo que me gusta más del mundo.
Comentarios