El estudio y la calle para un mismo fin
El pintor gaditano nacido en 1973, Enrique Cabanillas, continúa engrosando su currículo como pintor y como hombre de arte. Así lo dice su trayectoria, que ha dado un paso más con la clase magistral que impartió hace unos días en el Centro Cultural Luis Gonzalo de la capital gaditana.
En ella pudo verse al pintor en directo y en plena faena creativa y técnica, acompañado por todos aquellos aficionados a pintar o no, que quisieron saber de primera mano cómo pinta, cuál es su procedimiento, e incluso cuál es su paleta de colores básica, aquella que emplea más a menudo y que suele utilizar para esa pintura rápida de la que es un consumado maestro. Así lo dicen sus muchos premios en los concursos de esta modalidad, donde recursos y talento se dan las manos para crear obras singulares en un tiempo prácticamente récord.
He dado varias clases y une gente interesada por el arte por lo que tú haces. La actitud de los asistentes es siempre expectante, a ver cómo planteas el cuadro, cómo desarrollas y cómo lo terminas resolviendo.
Desde que empiezo, incluso antes, explico por qué voy a pintar eso, cuál es el motivo, la composición, la paleta de color. Después, tal como me pongo a pintar, explico todos los pasos que doy. Es que, como lo voy explicando continuamente, no sé qué dudas pueden surgir. En todo caso, por qué utilizo esta paleta de colores y no otra. Por qué ese tipo de composición. Por qué el centro de interés va en un sitio concreto. No da lugar a muchas más preguntas.
Cada uno tiene lo suyo. Sí que es cierto que tampoco me lo planteo. Yo hago mi pintura. Esto es como todo en la vida: habrá a quien le gusten más tus cosas y a quien le gusten menos. Lo único es que mi planteamiento es quedarme conforme con el resultado. Es verdad que en los concursos de pintura rápida tienes que ejecutar un cuadro en el menos tiempo posible, un cuadro que llame la atención por algo y que llame la atención al jurado cuando pase por delante de tu trabajo. En una exposición, lógicamente, los cuadros son de estudio, se trabajan más. El de la exposición pierde la frescura que pueda tener en pintura rápida.
"En pintura es como todo en la vida: habrá cosas que gusten más y cosas que gusten menos"
Los que pintamos, lo pintamos en realidad para nosotros. Es verdad que después tenemos que encontrar la respuesta del público que lo vea. No solamente que guste, sino para una posible adquisición después.
De eso tengo diferentes experiencias. Si me lo han premiado ya no lo tengo en mi poder. Si no me lo han premiado me los quedo tal cual están. Luego entro en algunos detalles con algunos de ellos porque había algo que me gustaba, y los que no, los termino borrando porque, para mí, solo tienen ese momento.
A mí no me cabe la menor duda de que no. Y ya no lo digo por mi pintura. En ese aspecto, me puedo mantener al margen. Pero en pintura rápida hay grandes artistas que luego veo en pintura de estudio y me convencen menos. Pero es verdad que la pintura rápida está un poco desvirtuada. Parece que la gente le da más importancia a la de estudio, tal vez porque les parece más cercana a la que después puede verse en exposiciones y museos. Hay autores que pintan con una calidad que no tiene nada que envidiar a algo que se haga en estudio. Se puede hacer pintura rápida de estudio. Esa tiene más la firma del artista, porque no es premeditada, surge espontánea.
"La pintura rápida está un poco desvirtuada"
En pintura rápida se suele empezar con acrílico y después rematar con óleo. Pero hay de todo. Quien utilice la acuarela, pues no tiene que ver con acrílicos y óleos. Lo que ocurre con el acrílico es que es más inestable; se te va apagando poco a poco, pierde el agua y se le queda un color, aunque sea más duradero, que da más grises. Tiene otros resultados que son más interesantes. Pero, ¿qué ocurre en pintura rápida? Que tienes que ir a algo que se vaya secando como el acrílico porque, en mi caso, meto capas y capas y capas.
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