Un periodista incómodo y 'multidespedido'
Al periodista Javier Ruiz (Valencia, 1973) le hacen falta pocas presentaciones. Con más de 25 años de trayectoria profesional a sus espaldas, durante los que ha presentado programas de radio y televisión, sobre todo, su cara y su voz han acompañado durante horas y horas a una audiencia que, con el paso del tiempo, se ha convertido en incondicional de un profesional de la comunicación que vive "en el alambre", por la inestabilidad que le supone su coherencia y honestidad. Tantas veces lo han despedido, otras tantas se ha repuesto y ha encontrado un nuevo destino profesional.
Ruiz es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU Cardenal Herrera y máster en Economía Internacional y Periodismo por la Universidad de Columbia de Nueva York. En 1995 empezó su andadura en medios incorporándose a los servicios informativos de la Cadena Ser, llegando a ser redactor jefe, para pasar a ser redactor en el Hoy por hoy que presentaba el célebre Iñaki Gabilondo, o también corresponsal en Nueva York.
Después de ser jefe de la redacción de Noticias Cuatro, donde presentó los informativos del mediodía y la noche, y estar al frente de Las Mañanas de Cuatro hasta 2019, ahora es jefe de Economía en la Cadena Ser, donde presenta el informativo Hora 25 de los Negocios desde 2020, un cargo que ya ostentó entre 2002 y 2008. Además, presenta el programa semanal de análisis político Las claves del siglo XXI, en TVE, que aún no está claro si tendrá segunda temporada.
En el marco de unas jornadas llamadas Presente y futuro del empleo, organizadas por CCOO con la colaboración de Diputación de Cádiz, Javier Ruiz visita la capital gaditana, donde participa en un coloquio sobre las perspectivas del empleo en España celebrado en el Parador.
Durante mi intervención he estado empeñado en señalar que el empleo no es solo cosa de los trabajadores, el futuro también pasa por los empresarios, que tienen que formar a sus empleados. No vale solo con contratar. Yo tengo un discurso obsesivo con la formación. Hay que formarse y formarse y formarse...
"Las guerras no se apagan con políticas monetarias"
Estamos ya en una nueva crisis que vamos a hacer todavía más grande. En la crisis de 2008 sufrimos una reforma laboral que bajó el salario un 11% y se intentó salir de ella recortando el sueldo a los trabajadores. Hoy tenemos unos precios que suben un 11% y unos salarios que suben muy poco. Esto huele sospechosamente a algo que ya hemos vivido. Va a ir a peor y te digo por qué. La respuesta que se da a estas crisis es subir los tipos de interés, para encarecer las hipotecas y que así la gente destine menos dinero a comprar y más a pagar deudas, para así frenar la economía. Ahora, aunque suban los tipos de interés no se van a frenar los precios porque no tenemos una subida porque la gente compre como loca, sino por una guerra, y las guerras no se apagan con políticas monetarias.
Creo que hay un poco de maniqueísmo y sectarismo de más en este tema. ¿Tienen que subir los salarios un 11%? Probablemente ninguna empresa esté en condiciones de subir los salarios un 11% a sus empleados. ¿Y un 2% como suben ahora? Probablemente tampoco sea lo ideal. Una vez más, no puede ser que los trabajadores sean quienes carguen con el precio de la crisis. El mundo no se acaba este año, hay partida el año que viene y el siguiente. Por tanto, se puede negociar que suban este año los sueldos un 4 o 5% y al año siguiente otro 4 o 5%, pero hay que sentarse y entenderse, comportarnos como adultos y tener cierta generosidad.
Claro, esas posturas son un poco absurdas, porque no lo hacemos en ningún concepto de la vida. La solución para muchos siempre es bajar impuestos cuando hay crisis... Huyo un poco de ese maniqueísmo, porque supone tratar a la gente como si fueran críos. Yo no me fiaría de un médico que, te pase lo que te pase, recomienda la amputación. No termino de entender que cambien las circunstancias y no cambien las recetas políticas. No creo que el PSOE tenga toda la razón, ni que el PP tenga toda la sinrazón. Siempre hay momentos para entenderse, y si no creen que una guerra es un buen momento, ¿cuándo carajo lo va a ser?
Hay dos cosas de la bajada de impuestos en Andalucía que me dejan perplejo. La primera es a quien beneficia, al 0,2% de la población. O sea, que el 99,8% va a pagar la bajada de impuestos al 0,2% más rico. Esto no es para lo que están los impuestos. La segunda, y más grave, es que Andalucia recibe 8.531 millones del fondo de solidaridad estatal, que es como tiene que ser, por el que las regiones más ricas pagan a las regiones que se tienen que poner al día. Pide dinero con una mano y lo regala con la otra. ¿Cómo es eso posible? No lo entiendo, no tiene ninguna lógica, solo una lógica electoral.
"Claro que hay que ahorrar energía y si pones al partido por delante del Estado, probablemente no mereces gobernar el Estado"
En eso hay mucha letra pequeña. No estoy con el Gobierno en esto de crear un nuevo impuesto. Explíquenme cómo. Yo no hago actos de fe, hago actos de periodismo. En junio, Unidas Podemos planteó un gravamen para quien cobrara más de 120.000 euros al año y se tumbó. En julio la presentó para los que tuvieran diez millones de euros y se tumbó. Ahora en septiembre, el Gobierno vira. Hay que preguntarse: ¿quiénes son ricos? Cómo definimos lo que es un millonario es la clave de todo esto.
En este tema en concreto no entiendo los enfrentamientos. El afán electoral les ciega a veces. En este caso, deja en fuera de juego al PP, que creía que estaba haciendo oposición a Sánchez y en ahorro de energía hace oposición al sentido común. Claro que hay que ahorrar energía y si pones al partido por delante del Estado, probablemente no mereces gobernar el Estado. Y eso también me pasa al otro lado. El PSOE debería hacer un esfuerzo para entenderse con el PP. Vamos a tener una mirada optimista: esta semana se reunieron para pactar un plan de contingencia energética que se enviará a Bruselas. Ojalá sea el principio de una larga amistad.
Estoy en guerra contra el cuñadismo. No puede ser que estemos sustituyendo algo muy caro y valioso, como es el contraste de informaciones, el rigor, los datos para sustentar opiniones... por tertulias huecas. Yo tengo una guerra declarada a la gente que opina sin saber. Me molesta mucho. Voy a más: en las tertulias hay disfrazados de periodistas hay delincuentes. En muchas televisiones hay gente que se dedica al cabildeo político, a hacer favores y cobrárselos después, y a la extorsión. No podemos dar carta blanca a esta corrupción periodística.
Es verdad que vivo en el alambre, pero no hay nada heroico en lo mío. Es muy duro que te echen y no se pasa bien, pero es parte del negocio. Si uno se mete a periodista pretende servir a la verdad, y nos podemos equivocar, todos, pero si te caes defendiendo tus ideales y lo que crees que es la verdad, las caídas duelen, pero duelen menos.
Mucha culpa. Se hace mucho periodismo de trinchera y eso no es periodismo, es propaganda. Si los periodistas no son críticos, entonces no son periodistas, es tan sencillo como eso. Hemos sustituido el periodismo por hooliganismo y el espíritu crítico por la trinchera. Hace daño al periodismo y daño a la calle, porque trasladamos la sensación de que esto va a de trincheras, no de quién tiene la razón, sino de quién tiene más amigos colocados en las tertulias. Este es el problema a corto plazo, pero a la larga nos estamos cargado la credibilidad de este negocio y, cuando te dejan de creer, te dejan de ver.