Fernando Soto nació en Jerez, en el seno de una familia de reconocidos artistas, los Soto-Valencia. Desde pequeño, la música y el baile han estado presentes en su entorno. Con 10 años montó su primer grupo llamado Los Niños de la Calle Nueva, actuando en festivales y verbenas de Andalucía. Se confiesa seguidor y admirador de Bambino y de la gran Lola Flores, a quién le dedicó el espectáculo musical La Niña de la Venta, un impresionante homenaje a la ‘Faraona’. En el videoclip de su single La Bomba Gitana aparecieron muchos de sus amigos, como David Bustamante, Los Morancos, Paz Padilla, Pitingo o Juan Ramón Lucas.
Soy Feliz es su último sencillo, un tema escrito por Melchor Borja que ha contado con la colaboración de Diego del Morao (guitarra), Carlos Merino (percusión), Juan Soto (palmas), Melchor Borja y Gema Moneo (coros). Este viernes actúa en La Guarida del Ángel, iniciando así una gira que le llevará por escenarios nacionales e internacionales.
Ha tenido una formación muy natural en el mundo del flamenco con la influencia familiar, ¿cómo le ha marcado?
Cuando yo nací creo que lo hice cantando y bailando. Según dice mi madre, en las comuniones y en los bautizos yo subía a la mesa y me ponía a cantar y a bailar. La primera actuación que tengo en mi mente fue en el año 90, en la Feria de Jerez, que canté por primera vez en un coro rociero que se llamaba Blanca Paloma. Mi madre me llevaba a los ensayos del coro y el director me ponía siempre al final a cantar y bailar. Aquel día en la feria, le dijo a mi madre “viste al niño y te lo traes”. Fue mi primera actuación. A partir de ahí, ya era: “Mamá, quiero ser artista”.
¿Ha necesitado salir del circuito jerezano para seguir creciendo?
Antiguamente era todo Madrid, no es como ahora que las nuevas generaciones lo tienen algo más fácil. Mi ilusión siempre fue irme a Madrid. La ciudad me enseñó a respetar los escenarios, lo que es un guión, un teatro, una iluminación, una puesta en escena… Madrid me ha enseñado a ser el artista que soy.
¿Jerez le ha enseñado la base y Madrid el oficio?
Si yo me hubiera quedado en Jerez no sería el artista de ahora. Para abarcar más debes salir de tu tierra, no para que te conozca la gente, pero sí para pulirte. Debes salir de las fronteras.
Tiene muchos amigos en el mundo del arte, ¿qué le une a ellos?
Son amigos y compañeros. Me une que tengo una amistad de pasar horas en camerinos, horas de viaje y horas de aviones. Somos compañeros y familia.
Lola Flores es una fuente de inspiración para usted, ¿qué se lleva de ella?
Me llamó la atención cuando salí de mi casa. Los jerezanos cuando ven algo de su tierra siempre tienen un ‘conque’, nunca nada de su tierra es bueno, hasta que salen y la ven desde fuera. Cuando conocí a Lola era tarde, pero supe que me iba a enseñar mucho, me gustó su arte, su forma de interpretar, su vida artística… aprendí mucho de ella. Lola Flores es Lola Flores porque nació en Jerez de la Frontera, si hubiera nacido dos pueblos más pa'bajo no hubiera sido Lola Flores.
¿Cómo se describe Fernando Soto?
Soy un artista obrero. Vivo por el arte y el arte me da de comer, por eso tengo mi casa y mi coche… Soy un obrero del arte porque muchas veces tengo que cantar sin ganas o subirme a un escenario sin ganas, y hay que subirse porque es mi trabajo. Pero me quitan el arte y me quitan parte de mi vida.
¿Y de quién bebe artísticamente?
Bebo de lo antiguo, de La niña de los peines, Paquera de Jerez, Fernando Terremoto… de los años 70 pa'bajo. Ahora mismo es mi referente y lo será hasta que me muera.
Su último sencillo se llama Soy feliz, ¿ha tenido que superar alguna etapa vital difícil?
Pues mira, no lo he tenido fácil nunca, porque soy gay y gitano. Siempre he tenido una piedra en el camino. Mi vida ha sido piedras, piedras y piedras. He tenido muchos obstáculos en el camino, por ser gitano, por ser homosexual y encima gustarme la copla. Lo he tenido difícil pero soy fuerte, hay que ser feliz cómo eres y cómo te venga la vida.
¿Cómo ve el tema de la salud mental en el mundo del arte?
Estuve hablando el domingo con Alejando Sanz, me preguntó cómo estaba y le dije la verdad, que no estoy bien a nivel mental y me estoy tratando con una señora. Él me respondió: “La vida del artista es esa, nuestra vida es de altibajos”. Damos mucho en el escenario, damos la vida para que la gente disfrute pero luego te encierras en tu cuarto, te echas la sábana por encima y ahí vienen los tormentos.
Dice de su disco que es un variado de pescadito frito
¡De Sanlúcar de Barrameda! Es un variadito porque son las canciones que me han gustado a lo largo de mi vida, hay versiones de la Paquera, de Lola Flores, de Manolo Caracol, de Marifé… por eso siempre digo que es un variado de pescado frito de Sanlúcar. Y me gusta el que no tiene espinas (risas). Unos chocos me quitan el sentío.
Alguna vez ha dicho que le escucha más gente ahora que antes, o menos especializada en flamenco…
Contri más trabajes, más te conoce la gente. Todo el que me conoce se queda en mi vida, tanto artísticamente como personalmente.
¿Con qué se queda de su trayectoria?
Que soy buen compañero, no soy envidioso e intento ayudar siempre que puedo.
¿Cree que hay poco compañerismo en la música?
A veces, pero yo trato de serlo y de ser fiel a mis principios.
¿Qué veremos en la Guarida del Angel?
¡Un variado de pescado frito!
¿Alguna sorpresa?
Sí, pero no las puedo desvelar (risas).
¿Tiene ganas?
¡Muchísimas! Ganas de estar en mi tierra, soy feliz regalando amor.