Arriba el telón (y la vida)
Del drama se puede sacar, además de angustia, experiencia. De las experiencias malas que la vida o el destino nos tiene guardadas, también. Fredes Insa (Barcelona, 1976) sabe muchísimo de eso. Lo aprendió hace años cuando el cáncer llamó a su puerta. Pero le plantó cara. Lo hizo con valor y convencimiento, y ahora, pasado este tiempo, la pelea de Fredes continúa, aunque por suerte para ella lo hace lejos de la cama del hospital, de las salas oncológicas donde se dan los tratamientos y lejos de los goteros y las vías, de la incertidumbre y del miedo. Ahora para Insa, con su escuela de baile que echó a andar en Jerez hace siete años, la trinchera está sobre los escenarios. Allí, cada año por estas fechas, lleva al público las obras que cierran el curso, y que sirven para recaudar dinero para ayudar a los que luchan por superar este mal. Este año la propuesta es tan generosa como la propia Fredes: la compra de 14 butacas para que los padres de los niños ingresados en el hospital puedan descansar junto a sus hijos. También, con lo que sobre, se comprarán videoconsolas.
El día 2 de julio estará en el Teatro Villamarta junto a sus alumnos con El circo de la alegría, con dos pases, y el 14 de julio dentro del Tío Pepe Festival, con una última función.
Mirando atrás el tiempo se pasa rápido, pero estando en el camino, bueno, se hace lento, pero es verdad que hay muchísimo trabajo y muchas cosas pendientes por hacer.
Es uno de los grandes retos de este proyecto, el tema de la gestión. Como bien dices, hay más de trescientas personas, pero eso de forma directa, de forma indirecta hay muchas más. Cuando coordino un ensayo, no solo lo hago con el ensayo, lo hago con la agenda de la alumna y con familias enteras que tienen que cambiar su planificación para adaptarse a lo que hemos organizado. Por lo tanto la coordinación se complica mucho más. Pero la gente sabe de la importancia de este proyecto y tienen que poner de su parte para que esto salga.

"La gente tiene que poner de su parte para que estos proyectos salgan adelante"
Es verdad que el mundo del circo siempre ha sido muy espectacular, y a todos los niños les atrae: los hombres que escupen fuego, los acróbatas volando por los aires, los hombres espada... Todo es un mundo mágico. Montar un circo desde otra perspectiva: el baile, la interpretación y el canto, creo que es muy bonito. Es un espectáculo muy bonito y muy colorido.
Sí, no me da la noche. Es de donde saco horas, porque de día estoy dando clases. Saco tiempo por las noches y por las mañanas. Esto lo estoy maquinando desde el verano, pensando en las canciones que cantar, el guión...
¡Puuuf! Drásticamente. En número de artistas, vestuario, en presupuesto del montaje gracias a los patrocinadores. También el tamaño de los teatros donde se llevan a cabo los espectáculos, los escenarios. En la gente que viene a vernos, en la gestión por lo que hemos comentado del número de alumnos. En vestuario, el coordinar tanta ropa. Supone un cambio enorme todo.
Sí. De hecho la academia nace por esto.
Pues lo empezamos cuatro amigas que teníamos en el cole a las niñas apuntadas en ballet. Pero cambian de profesora y aquello parecía más bien el patio del colegio que unas clases. Entonces decidí quitar a mi hija, pero una amiga, sabiendo que yo he dado clases toda mi vida, me dijo: "¿por qué no das tú las clases?". Eran siete niñas con una media de edad de cinco años. Fue muy bonito. Aquel año acabamos con catorce alumnas y fue cuando decidí montar un pequeño musical para que esas niñas subieran a un escenario. Esa recaudación fue escasísima, unos 1.200 euros, pero fue un gesto muy bonito.
Pues fue cuando acabamos el primer musical. Me llamaron muchos padres y me dijeron: "Quiero que mis hijos hagan eso que tú haces", sin saber siquiera el nombre de lo que hacíamos, y que hoy son los musicales que siempre intentamos que sean de gran formato.

Mi carrera es la de derecho y tengo el doctorado en ciencias políticas; mi carrera siguió en Europa, en la Comisión Europea, en el Consejo de Europa. Lo compaginé hasta que...
"El cáncer fue un parón, un cambio brutal al que le estoy sumamente agradecida"
Así es. Fue un parón. Un cambio brutal al que le estoy sumamente agradecida. He vivido una experiencia muy dura que no repetiría, ni mucho menos, y que no le deseo a nadie. Yo estoy bien, estoy perfecta, pero creo que tengo una labor hacia quienes no lo están o están pasando por ello, que es un proceso muy duro. Con mi experiencia y los musicales me pongo al servicio de quienes lo necesitan.
No, para nada. Todo fue además de una manera absolutamente fortuita: porque una profesora de ballet dejó de estar donde tenía que estar.
Dentro de la escuela, los alumnos tienen una hora a la semana. Eso no es nada. Entonces el tiempo es tan valioso que hasta el calentamiento está coreografiado para que haya poco que explicar y más que corregir. El nivel de exigencia tiene que ser alto. Yo siempre creo que el que sea, siempre puede hacer más de lo que hace. Yo intento sacar lo mejor de todos mis alumnos.