De la playa a los satélites
Isabel Caballero de Frutos (Dueñas, Palencia, 1981), a pesar de nacer tierra adentro, sintió desde niña la llamada del mar. O al menos de su magia, de la magnitud de su poder sobre la tierra. Y esa niña que se bañaba en el Cantábrico en los días de verano, soñó —o quizá no, pero sus preguntas la ayudaron— con tener respuesta a cada cosa que se cuestionaba sobre aquella inmensidad que tenía ante sí.
Ahora, años después, Isabel ve el mar. Pero no lo ve solo a pie de playa, o en esos días de verano que canta Amaral. Ahora, a pesar de su juventud, es una experta del Centro Español de Investigaciones Científicas (CSIC). Lo que muchos llaman con cariño y admiración, "un cerebrito". El pasado viernes dio una interesantísima charla sobre las costas y su estado, sobre su vigilancia por medio de satélites y drones. Esa niña palentina creció y aprendió. Y ahora, nosotros de ella.
Sí y no. Una mira atrás y no sabe bien cuáles han sido los pasos definitorios. Sí que es cierto que a mí siempre me provocó mucha curiosidad el mar, porque yo vivía en Tierra de Campos, en la meseta castellana, y yo me quedaba maravillada, asombrada por la belleza del mar, por su capacidad dinámica. Entonces, desde chiquitita fue así, pero surgió más porque me hacía muchas preguntas. Conocí durante mis estudios a gente con carrera, con cinco o seis años más que yo, y que me contaban que era una carrera que aglutinaba diferentes disciplinas que estudiaban el mar.
Es difícil saberlo sin datos de las especies autóctonas por delante, las que son especies invasoras. Lo que sí es cierto es que hoy en día hay mucho más conocimiento científico, con monitorización, tanto en satélite como in situ. Hay que tener cuidado. Sabemos que la mayoría de las especies invasoras que llegan a zonas costeras, como las macroalgas, vienen por la navegación de barcos. Tenemos aquí la alga parda o asiática, que está poniendo en jaque a toda nuestra provincia. El cambio global, con la subida de temperaturas, el aumento de salinidad del mar, incrementan todos estos efectos de algas invasoras.
"El aumento de la temperatura del agua y la salinización aumentan los efectos de las algas invasoras"
Es una pregunta muy difícil que puedes hacernos a los científicos, pero creo que hay que hacerla a nivel global. Los gestores, los políticos encargados de la gestión a nivel local, regional, nacional e internacional. Lo que sí es verdad es que desde mi puesto, y el día a día, trabajo para estas actividades de divulgación, para dar a conocer a la gente el valor que tienen las costas, los océanos y los mares. A ver, hay gente en Cádiz o en Málaga que lo saben o medio lo saben. Pero por ejemplo la gente del centro, de zonas no costeras, no lo saben. Y esto es muy importante porque no se puede proteger algo que no se conoce.
Te pongo un ejemplo: la mitad del oxígeno que respiramos viene del mar, de la fotosíntesis que generan las microalgas, que son invisibles para nuestros ojos. El mar nos da muchas más cosas de las que conocemos. Esos son los mensajes que siempre lanzo en estas charlas, porque creo que son fundamentales.
No muchos más que otros países. Yo he tenido la suerte de viajar mucho fuera de España. Puedo habla de los países de Europa que tienen costa, pero también de la zona de Estados Unidos, Sudamérica, y es cierto que tenemos una línea de costa con casi 8.000 kilómetros, con las islas. Es impresionante y las tenemos muy bien salvaguardadas, pero es verdad que tenemos que seguir ejerciendo ese papel, tenemos que seguir protegiéndolas. Ahora, por ejemplo, con los microplásticos o los macroplásticos que están llegando a todos los niveles de la cadena trófica. Hay que seguir con ese mensaje básico de no tirar nada en la playa, pero hay otros mensajes mucho más globales.
"Tenemos en España más 8.000 kilómetros de costa muy bien salvaguardadas"
Es algo que cuando volví de Estados Unidos lo visualicé. Yo estaba en los lugares de referencia de los estudios de la atmósfera y del océano. Pero cuando estuve allí me di cuenta de que mis compañeros del CSIC, los oceanógrafos, o los científicos marinos, estaban igualmente cualificados. Lo que pasa es que aquí, administrativamente, nos piden mucho papeleo, mucha burocracia. Eso hace que se ralentice la investigación que le damos a otros niveles. Mis mejores amigos son científicos, científicos marinos, gestores, y estamos a la cabeza, no solo de Europa, sino de Estados Unidos. Estamos muy bien valorados por empresas y por centros de investigación punteros.
Yo soy muy pragmática en ese sentido. Soy científica y tengo las herramientas y la metodología muy interiorizadas, pero tengo esos momentos de imaginación. Pero cada uno puede dar rienda suelta a las teorías e hipótesis que quiera, tanto políticas, religiosas, como de medio ambiente y científicas. Estamos en una época de las noticias falsas, y puede ser que la necesidad de algunas personas que quieren brillar en varios ámbitos, tengan una teoría conspiratoria. A mí, mientras no hagan daño a nadie, me pueden parecer hasta graciosas.