Que no pare la música
Le robo la frase a mi querido Diego Villegas. José Juan Vidal (Jerez, 1975), cabeza visible de la empresa de sonido e iluminación +Q Soni, debe seguramente estar de acuerdo con que la música no pare. Ni la música ni las luces de todos los espectáculos que a lo largo de estos más de 22 años han formado y forman parte de la historia de esta empresa que está muy ligada a las emociones y a los sueños.
Lo de Vidal tiene su miga. Empezó de cero. De la nada. Desde que era un chaval, apenas trece años, está ligado al trabajo en el que lleva toda su vida, ya con un equipo de expertos que cargan, descargan, montan equipos, resuelven problemas y son el esqueleto de lo que, hoy por hoy, es +Q Soni.
Yo empecé en el colegio, en las antiguas clases de pretecnología, montando el típico equipo de sonido. Ahí me enganchó el tema. Llevo trabajando en esto desde los 13 años. Empecé por complicaciones familiares; necesitaba meter ingresos para mi casa, y empecé haciendo de DJ, animando bodas, bautizos, comuniones. También en discotecas.
Jerez Central, Cópola. He estado en muchos festivales de música electrónica. He hecho muchas cosas de ese tipo. Ya después todo derivó en esto.
Brutalmente. Hemos pasado de tener una tecnología muy estancada y muy parada durante muchos años. Pero de un tiempo a esta parte la tecnología va evolucionando instantáneamente. Se compran equipos en febrero y seis meses después ya están en el periodo de obsolescencia programada. Salen nuevas versiones, nuevos modelos, nuevos formatos.
"La fórmula es invertir, invertir e invertir. No hay otra"
La fórmula es invertir, invertir e invertir. No hay otra.

Se intenta negociar con las marcas algo parecido a un plan renove. Entregas y ventas de ocasión. Hay que intentar tener siempre lo último en tecnología.
En los artistas no: en los técnicos que vienen con los artistas, que lógicamente van con los tiempos y con las herramientas más potentes, más completas, y quieren disponer de ellas para sus espectáculos. Es lo que hay. Nosotros nos limitamos a suministrar lo que ellos piden.
Aquí sí.
Ninguna, completamente autodidacta. Todo por mi cuenta.
En un espectáculo el técnico crea su sonido. No tiene por qué gustarte a ti o a mí. Yo considero un mal sonido cuando hay errores, fallos técnicos, cuando hay algún tipo de incidencia que no es controlable por el personal técnico, pero el mal sonido de otra manera no lo comprendo.
Hablamos de que Paco de Lucía tenía un sonido, Terremoto tenía un sonido. Es el timbre de cada uno. Cuando lo amplificas, esos detalles se los está dando su técnico. Una cosa es la habilidad que tenga el artista, y otra cosa lo que el técnico le aporte.
"Una cosa es la habilidad que tenga el artista, y otra cosa lo que el técnico le aporte"
Es que eso también es subjetivo. Lo que para ti puede ser un buen sonido, para otro no lo es.
No hay malos equipos. Hay malos técnicos. Es decir, hay diferentes equipos, diferentes calidades, diferentes divisiones. Pero hoy en día todo suena bien. Lo que hace falta es tener unas buenas orejas. Un técnico lo que necesita es tener un buen oído y trasladar, lo más fielmente posible, lo que está haciendo el artista.
Si no tienes tensión y no tienes esa incertidumbre o ese terror a que algo falle, me parece que no estás sintiendo lo que estás haciendo. Tú puedes tener todas las pruebas del mundo hechas y tenerlo todo preparado, pero todos sabemos que un directo genera mucha incertidumbre y cosas que no puedes controlar. Ese miedo sale. Cuando echas el telón, respiras.
No creo que sea tendencia. En todo caso es un problema acústico de los técnicos. Cuando llevas mucho tiempo en esto vas perdiendo audición y vas perdiendo facultades.

Muchísima. Una banda de rock, de música en general, es mucho más fácil. Por ejemplo en el Festival de Jerez prima mucho el detalle, la delicadeza, los tipos de sonido. Es muy, muy diferente. En el flamenco prima mucho el silencio. Y el silencio es silencio, no se puede escuchar nada. En un concierto de rock se pisa un cable y no te enteras.
No sé. He montado equipos en una cueva, en fiestas privadas muy extrañas. Hemos hecho muchas cosas.
No, no. Hoy en día prima que lo que hagamos, lo hagamos muy bien y que nos aporte. En otra época quizá sí, pero ya no.
España es muy grande y hay muchísima compentencia. Es verdad que tenemos muchos clientes fieles y nos movemos por muchas partes de España. Tenemos nuestro hueco, pero somos una empresa mediana. Pero como digo tenemos nuestros clientes: el Teatro Villamarta, las bases americanas, tenemos la Bienal de Sevilla, el Tío Pepe Festival... Hay clientes importantes.