Rastro y huellas
Los efectos de los modelos socioeconómicos, culturales, religiosos, raciales y de género, a través de la imposición de normas y hábitos morales, nos obligan a ocultar determinadas características personales, a vivir “dentro del armario”. Las presiones sobre cómo ser hombres o mujeres, padres o madres, en el siglo XXI; cómo convivir con lo “políticamente correcto”, con la cultura de la cancelación, las relaciones líquidas, el hiperconsumismo; provoca importantes conflictos y trastornos emocionales individuales, al ser contrarias a la expresión natural de nuestros deseos y necesidades.
La psicoterapia se convierte, así, en un espacio de análisis crítico y reflexivo, para la rebelión y transgresión sanas que requiere una buena salud mental en los individuos. De todo esto y mucho más habla el experto en psicoterapia y psicología clínica Juan Miguel de Pablo Urban (Sevilla, 1959), afincado desde hace muchos años en Cádiz.
De Pablo es muy activo en redes sociales, donde expone muchos de sus puntos de vista sobre los problemas mentales, tratamientos y también sobre sus numerosas actividades en torno a charlas y ponencias.
Yo básicamente trabajo con Facebook y algo de Instagram, pero tenía un uso muy personal. Para mí es una herramienta muy importante en la difusión de mi trabajo. Ciertamente, a través de las redes sociales no solo se comparten las publicaciones, sino todas las reflexiones que van apareciendo; si veo algún párrafo de algún libro, lo saco. Es una herramienta de difusión profesional del sitio donde estoy. De hecho, el primer libro es una recopilación de los post de los tres últimos años.

Normalmente, cuando es psicoterapia estamos hablando de un problema clínico, emocional, de ansiedad, por ejemplo. Eso sería la intervención psicoterapéutica. La intervención psicosocial es cuando el profesional usa las herramientas que tiene pero no en un ámbito puramente clínico. Puede ser, por ejemplo, un grupo de jóvenes absentistas en educación, o un grupo de padres con los servicios sociales porque están teniendo problemas con los hijos. Es decir, cualquier ámbito que no sea clínico, sino psicosocial.
Pero eso sería intervención psicoterapéutica, pero hay trabajos de grupo que no son clínicos. Y te pongo un ejemplo. Tú te vas a un equipo de salud mental del SAS, porque tienes algún problema y te proponen que te vayas a un grupo de terapia, pues eso sería un tratamiento psicoterapéutico. Pero tú imagínate que estás en una asociación de ayuda por el cáncer o lo que sea, y hacen grupos para ayudar en el proceso a la familia, por ejemplo. Pues esos son procesos psicosociales.
Partimos del planteamiento, como especie humana, de que nos enmarcamos dentro de una sociedad completa. Esa cultura y esa sociedad tienen una norma. Puede ser una norma económica, de género, sexual. El problema es el de la moral con minúsculas, que es la que dice cómo te tienes que comportar, cómo tienes que ser... Si es en el ámbito sexual, tienes que ser heteroxexual, porque es una imposisición de la norma social. Por eso lo de salir del armario es una buena metáfora, pero es que no afecta solo a lo sexual.
"El problema de la moral con minúsculas, es que dice cómo te tienes que comportar, cómo tienes que ser..."
Pues un hombre debe ser una persona que tiene que ser duro, tiene que ser competitivo, no tiene que mostrar fragilidad. Pues tenemos un problema. ¿Por qué? Porque tenemos un ejército de hombres cabreados que en realidad son hombres deprimidos. No puedo expresar mi tristeza porque eso no está bien visto en un hombre. ¿Qué tenemos? A un hombre todo el día cabreado.
Al revés. Tenemos muchas mujeres deprimidas, pero simple y llanamente la mujer tiene más permiso para mostrar la tristeza, y ese grupo de mujeres deprimidas, que no son todas, por supuesto, pero es un grupo importante, en realidad están cabreadas, porque lo que quieren es coger y mandar lejos la situación que estén viviendo, a su pareja, a sus hijos, a su madre...

Claro. Esto es lo que se llaman modelos hegemónicos, que son los más antiguos. Los modelos postmodernos son iguales de presionantes. Ya sea la cultura de lo políticamente correcto, es lo mismo. Te pongo un ejemplo: tú, que escribes novelas, podrías autocensurarte porque sabes que el tema del que vas a hablar no va a ser bien aceptado. Estamos dejando dentro del armario, volviendo a la metáfora, partes de nuestra personalidad, que se tiene que expresar simplemente, como sea. Entonces, los modelos ideológicos están sustentados en la izquierda, y los hegemónicos en lo que se llama la derecha. Podemos obviar unos y otros. Es un modelo moral. Si a ti te dicen que tienes que ser feminista, pero con una radicalidad donde se dan situaciones que tú no compartes, estamos de nuevo en un corsé moral. Da igual que sea de un lado o de otro.
El término de lo líquido viene de Bauman, el filósofo. Él habla de relaciones líquidas como aquellas en las que no existe ningún tipo de atadura. No hay nada físico que te ate. El mantener una pareja, tener hijos... Todo eso sería sólido, ahora bien: si tienes relaciones Tinder, y vas de una persona a otra evitando el compromiso, el crecimiento personal del sujeto, estamos en el mundo líquido, que es algo que ahora se propugna mucho.